/ miércoles 25 de marzo de 2020

Agua cristalina en lavaderos comunitarios

Lo que parece ser una alegre postal que muestra las costumbres de algunas comunidades cercanas a El Salitre, oculta la precaria situación de poblaciones que no cuentan con este recurso en sus hogares y deben acudir a este espacio para lavar y surtir de agua potable sus hogares

En 1993, la Organización de las Naciones Unidas declaró el 22 de marzo como el Día Mundial del Agua, y teniendo como escenario los lavaderos que parecen retroceder el calendario a los tiempos en los que el líquido cristalino brotaba de los manantiales y riachuelos para satisfacer a las comunidades, salta a la vista la problemática sobre la disponibilidad del agua en Querétaro, su distribución inequitativa en la ciudad y la urgencia de una gestión sostenible de este recurso en todo el estado.

Además, en medio de la contingencia sanitaria mundial provocada por el coronavirus, surge una reflexión sobre la distribución y acceso a este recurso, que sigue formando parte de la cotidianidad de personas que diariamente acuden a lavar, a compartir tiempo con sus coterráneos y acarrear agua para el abastecimiento de sus propios hogares.

Foto: Hugo Arciniega | Diario de Querétaro

Lavaderos comunitarios

En medio de la contingencia sanitaria que ha paralizado a países y ciudades enteras, algunos queretanos salen de sus casas cargando con cubetas rumbo al cauce de un manantial urbano, donde por generaciones, las lugareñas se han aglomerado para lavar, acarrear agua y encontrarse con la otra.

Este nacimiento de agua se encuentra en El Salitre, una localidad del municipio de Querétaro, ubicado a 15 kilómetros del Centro Histórico, donde todavía hoy algunas familias abastecen con este recurso a sus casas.

Aunque en 2010 la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) señaló que la demarcación contaba con bajos índices de marginalidad, aún existen casas sin infraestructura para suministro de agua, por lo que el manantial sigue siendo su principal fuente de abastecimiento.

“Aquí el manantial es de todos”, dice María S., sin despegar la vista del lavadero. Mientras talla y enjuaga, la mujer relata que lleva toda su vida viviendo en la localidad, y desde que tiene memoria, personas de otras comunidades también han acarreado agua o visitado el lavadero público como parte de sus faenas.

Foto: Hugo Arciniega | Diario de Querétaro

“Viene mucha gente de muchos lados, de Jurica, de San José el Alto... prefieren venir aquí a lavar porque se lava mejor– (risas). Aquí una también viene a desesterarse porque se juntan muchas compañeras, y platicamos mientras los niños se bañan y juegan con el agua”.

Frente a ella, Pedro S., un hombre de mediana edad, talla sobre el lavadero la ropa de sus pequeñas hijas, quienes aprovechando la caída del agua, juegan y se refrescan los pies.

“Mi familia ha venido aquí desde los años 70”, dice y comparte que desde Felipe Carrillo Puerto –delegación de la que es originario– se traslada hasta El Salitre por lo menos cada fin de semana.

Al igual que él, la cronista de Carrillo, María Gloria Jiménez, asegura que esta demarcación antes era un vergel, “pero las fábricas fueron quitándole toda el agua... lo último que nos quedaba era La Purísima, un bordo donde la gente de la zona, no hace mucho tiempo todavía se reunía para lavar”.

Foto: Hugo Arciniega | Diario de Querétaro

Hoy, lamenta Pedro, por lo menos una vez al mes aquella zona se queda sin agua hasta por tres días, por lo que el manantial sigue siendo una opción para muchos.

Ante esta situación, reflexiona sobre la distribución inequitativa del recurso en la ciudad, pues tan sólo en la fábrica donde trabaja “gastan millones de litros de agua al día, tienen un pozo y consumen en 24 horas hasta 50 pipas (...) Algunos dicen que el agua que utilizan ellos ya no la agarran de aquí, sino que la traen desde la Sierra para el procesamiento de leche (...) Y uno se da cuenta también, porque el agua sale fría, y sale así porque ya no pertenece a los pozos de aquí. (...) Las empresas nos dan dinero y sustento y todo, ¿verdad?, pero necesitamos cuidar más el agua, ya no como mexicanos ni como habitantes de este país, sino como seres humanos... el agua es vida”.

Entre el rumor del agua que corre, se pierden las voces de aquellas mujeres de todas las edades que, bajo la sombra de frondosos mezquites y pirules, aprovechan el agua para tallar las cobijas, los uniformes, vestidos y pantalones que tras exprimirlos, cuelgan en los árboles.

A un costado de los 20 lavaderos de piedra, se encuentran tres altares con las figuras de la Virgen de Guadalupe, San Judas Tadeo y Santa Ana, patrona de las mujeres trabajadoras quien, de acuerdo con María, es la guardiana del manantial.

Foto: Hugo Arciniega | Diario de Querétaro

En julio “viene la banda a tocarle las mañanitas, y el 12 de diciembre se le hace su fiesta a la Virgen de Guadalupe”, relata la mujer, señalando que aunque el espacio no cuenta con un comité que lo resguarde, ellas –dice señalando a las representaciones– son quienes “cuidan que no se nos acabe la agüita”.

Juan Carlos R., otro de los lugareños recuerda que en el manantial antes había peces y tortugas, e incluso en ciertas épocas lo frecuentaban parvadas de “Filomenas”, grupos de pájaros “que bautizamos así por copetoncillas (risas).

Pero por los químicos empleados para lavar y el arribo de cada vez más gente, Juan señala que poco a poco el ecosistema del cuerpo de agua fue cambiando, “la verdad me da tristeza porque se ha ido acabando lo que uno vivió... era como un paraíso”.

Crisis hídrica en Querétaro

Lavarse las manos es esencial para contener la propagación del coronavirus y otras infecciones, asegura la Organización de las Naciones Unidas (ONU); pero, por desgracia, casi tres mil millones de personas en el mundo no tienen acceso al agua potable.

Para el año 2050, la misma organización estima que al menos un 25% de la población mundial vivirá en un país afectado por escasez crónica de agua dulce, en caso de no alcanzarse el saneamiento y gestión sostenible de este recurso.

Foto: Hugo Arciniega | Diario de Querétaro

En Querétaro la situación no es menos alarmante. En su proyecto multidisciplinar “El río y la montaña” los artistas, Alejandro Uribe y Gerardo Muñoz advirtieron que pese a la construcción del Acueducto II –una infraestructura que transporta desde los manantiales del Río Moctezuma la mitad del agua que se consume actualmente en la capital y sus alrededores– se estima que en Querétaro sólo habrá agua para 10 años más.

En concordancia con estos datos, el vocal ejecutivo de la Comisión Estatal de Aguas (CEA), Enrique Abedrop informó a DIARIO DE QUERÉTARO (6 mayo de 2019) que para el 2021 se prevé una crisis del agua en la zona metropolitana de la capital del estado, de no trabajar en alternativas que coadyuven con la disminución de esta problemática.

Además de señalar la mayor demanda de agua en relación al crecimiento de población y el PIB (Producto Interno Bruto), indicó que la contaminación de cuerpos de agua con hidroquímicos y aguas residuales, acelera la crisis de este recurso en la entidad.

Apenas hace unas semanas, en la firma de la Declaratoria del Agua por la CEA, la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) y diferentes organismos gremiales; Fausto Márquez, integrante del Comité Organizador del Foro Intergremial Querétaro Planeado destacó que en el estado no existe un marco jurídico de gestión y administración del recurso del agua, proponiendo la elaboración e instrumentación inmediata de un Plan Maestro del Agua en Querétaro, que entre otras cosas, garantice un acceso equitativo de este recurso, así como un manejo circular y sustentable del mismo, y la reutilización total del agua tratada y pluvial.

Foto: Hugo Arciniega | Diario de Querétaro

En la misma reunión, Abedrop apuntó que entre los factores que inciden en la problemática, se encuentra el crecimiento poblacional de Querétaro, que ha aumentando un 41 % en los últimos 15 años.

“Si seguimos creciendo a este ritmo, en 84 años vamos a llegar al agua fósil, es decir, agua que tiene mucho más químicos, que son más difíciles de quitar, proceso que es muy costoso”, advirtió.

No obstante, el Fondo para la Comunicación y la Educación Ambiental informó que las actividades agropecuarias consumen la mayor parte del agua dulce en México, absorbiendo el 76.3% en comparación con el abastecimiento público que asciende a un 14% del total de agua dulce, de acuerdo con la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat, 2011).

En 1993, la Organización de las Naciones Unidas declaró el 22 de marzo como el Día Mundial del Agua, y teniendo como escenario los lavaderos que parecen retroceder el calendario a los tiempos en los que el líquido cristalino brotaba de los manantiales y riachuelos para satisfacer a las comunidades, salta a la vista la problemática sobre la disponibilidad del agua en Querétaro, su distribución inequitativa en la ciudad y la urgencia de una gestión sostenible de este recurso en todo el estado.

Además, en medio de la contingencia sanitaria mundial provocada por el coronavirus, surge una reflexión sobre la distribución y acceso a este recurso, que sigue formando parte de la cotidianidad de personas que diariamente acuden a lavar, a compartir tiempo con sus coterráneos y acarrear agua para el abastecimiento de sus propios hogares.

Foto: Hugo Arciniega | Diario de Querétaro

Lavaderos comunitarios

En medio de la contingencia sanitaria que ha paralizado a países y ciudades enteras, algunos queretanos salen de sus casas cargando con cubetas rumbo al cauce de un manantial urbano, donde por generaciones, las lugareñas se han aglomerado para lavar, acarrear agua y encontrarse con la otra.

Este nacimiento de agua se encuentra en El Salitre, una localidad del municipio de Querétaro, ubicado a 15 kilómetros del Centro Histórico, donde todavía hoy algunas familias abastecen con este recurso a sus casas.

Aunque en 2010 la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) señaló que la demarcación contaba con bajos índices de marginalidad, aún existen casas sin infraestructura para suministro de agua, por lo que el manantial sigue siendo su principal fuente de abastecimiento.

“Aquí el manantial es de todos”, dice María S., sin despegar la vista del lavadero. Mientras talla y enjuaga, la mujer relata que lleva toda su vida viviendo en la localidad, y desde que tiene memoria, personas de otras comunidades también han acarreado agua o visitado el lavadero público como parte de sus faenas.

Foto: Hugo Arciniega | Diario de Querétaro

“Viene mucha gente de muchos lados, de Jurica, de San José el Alto... prefieren venir aquí a lavar porque se lava mejor– (risas). Aquí una también viene a desesterarse porque se juntan muchas compañeras, y platicamos mientras los niños se bañan y juegan con el agua”.

Frente a ella, Pedro S., un hombre de mediana edad, talla sobre el lavadero la ropa de sus pequeñas hijas, quienes aprovechando la caída del agua, juegan y se refrescan los pies.

“Mi familia ha venido aquí desde los años 70”, dice y comparte que desde Felipe Carrillo Puerto –delegación de la que es originario– se traslada hasta El Salitre por lo menos cada fin de semana.

Al igual que él, la cronista de Carrillo, María Gloria Jiménez, asegura que esta demarcación antes era un vergel, “pero las fábricas fueron quitándole toda el agua... lo último que nos quedaba era La Purísima, un bordo donde la gente de la zona, no hace mucho tiempo todavía se reunía para lavar”.

Foto: Hugo Arciniega | Diario de Querétaro

Hoy, lamenta Pedro, por lo menos una vez al mes aquella zona se queda sin agua hasta por tres días, por lo que el manantial sigue siendo una opción para muchos.

Ante esta situación, reflexiona sobre la distribución inequitativa del recurso en la ciudad, pues tan sólo en la fábrica donde trabaja “gastan millones de litros de agua al día, tienen un pozo y consumen en 24 horas hasta 50 pipas (...) Algunos dicen que el agua que utilizan ellos ya no la agarran de aquí, sino que la traen desde la Sierra para el procesamiento de leche (...) Y uno se da cuenta también, porque el agua sale fría, y sale así porque ya no pertenece a los pozos de aquí. (...) Las empresas nos dan dinero y sustento y todo, ¿verdad?, pero necesitamos cuidar más el agua, ya no como mexicanos ni como habitantes de este país, sino como seres humanos... el agua es vida”.

Entre el rumor del agua que corre, se pierden las voces de aquellas mujeres de todas las edades que, bajo la sombra de frondosos mezquites y pirules, aprovechan el agua para tallar las cobijas, los uniformes, vestidos y pantalones que tras exprimirlos, cuelgan en los árboles.

A un costado de los 20 lavaderos de piedra, se encuentran tres altares con las figuras de la Virgen de Guadalupe, San Judas Tadeo y Santa Ana, patrona de las mujeres trabajadoras quien, de acuerdo con María, es la guardiana del manantial.

Foto: Hugo Arciniega | Diario de Querétaro

En julio “viene la banda a tocarle las mañanitas, y el 12 de diciembre se le hace su fiesta a la Virgen de Guadalupe”, relata la mujer, señalando que aunque el espacio no cuenta con un comité que lo resguarde, ellas –dice señalando a las representaciones– son quienes “cuidan que no se nos acabe la agüita”.

Juan Carlos R., otro de los lugareños recuerda que en el manantial antes había peces y tortugas, e incluso en ciertas épocas lo frecuentaban parvadas de “Filomenas”, grupos de pájaros “que bautizamos así por copetoncillas (risas).

Pero por los químicos empleados para lavar y el arribo de cada vez más gente, Juan señala que poco a poco el ecosistema del cuerpo de agua fue cambiando, “la verdad me da tristeza porque se ha ido acabando lo que uno vivió... era como un paraíso”.

Crisis hídrica en Querétaro

Lavarse las manos es esencial para contener la propagación del coronavirus y otras infecciones, asegura la Organización de las Naciones Unidas (ONU); pero, por desgracia, casi tres mil millones de personas en el mundo no tienen acceso al agua potable.

Para el año 2050, la misma organización estima que al menos un 25% de la población mundial vivirá en un país afectado por escasez crónica de agua dulce, en caso de no alcanzarse el saneamiento y gestión sostenible de este recurso.

Foto: Hugo Arciniega | Diario de Querétaro

En Querétaro la situación no es menos alarmante. En su proyecto multidisciplinar “El río y la montaña” los artistas, Alejandro Uribe y Gerardo Muñoz advirtieron que pese a la construcción del Acueducto II –una infraestructura que transporta desde los manantiales del Río Moctezuma la mitad del agua que se consume actualmente en la capital y sus alrededores– se estima que en Querétaro sólo habrá agua para 10 años más.

En concordancia con estos datos, el vocal ejecutivo de la Comisión Estatal de Aguas (CEA), Enrique Abedrop informó a DIARIO DE QUERÉTARO (6 mayo de 2019) que para el 2021 se prevé una crisis del agua en la zona metropolitana de la capital del estado, de no trabajar en alternativas que coadyuven con la disminución de esta problemática.

Además de señalar la mayor demanda de agua en relación al crecimiento de población y el PIB (Producto Interno Bruto), indicó que la contaminación de cuerpos de agua con hidroquímicos y aguas residuales, acelera la crisis de este recurso en la entidad.

Apenas hace unas semanas, en la firma de la Declaratoria del Agua por la CEA, la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) y diferentes organismos gremiales; Fausto Márquez, integrante del Comité Organizador del Foro Intergremial Querétaro Planeado destacó que en el estado no existe un marco jurídico de gestión y administración del recurso del agua, proponiendo la elaboración e instrumentación inmediata de un Plan Maestro del Agua en Querétaro, que entre otras cosas, garantice un acceso equitativo de este recurso, así como un manejo circular y sustentable del mismo, y la reutilización total del agua tratada y pluvial.

Foto: Hugo Arciniega | Diario de Querétaro

En la misma reunión, Abedrop apuntó que entre los factores que inciden en la problemática, se encuentra el crecimiento poblacional de Querétaro, que ha aumentando un 41 % en los últimos 15 años.

“Si seguimos creciendo a este ritmo, en 84 años vamos a llegar al agua fósil, es decir, agua que tiene mucho más químicos, que son más difíciles de quitar, proceso que es muy costoso”, advirtió.

No obstante, el Fondo para la Comunicación y la Educación Ambiental informó que las actividades agropecuarias consumen la mayor parte del agua dulce en México, absorbiendo el 76.3% en comparación con el abastecimiento público que asciende a un 14% del total de agua dulce, de acuerdo con la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat, 2011).

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