¡Allá en la fuente!, Jardín Francisco I. Madero / Santa Clara

Cartografía del tiempo

Edgardo Moreno Pérez

  · sábado 31 de agosto de 2019

Postal que retrata la Fuente de Neptuno, de 1938. / Cortesía

...y aunque vino como volando por laderas y cerros y elevados arcos..., llegó alegre y risueña, aunque corrida a la caja principal.., en la Plazuela de la Santa Cruz. De allí batió o abatió las alas así el agua como la atarjea y finalizó su vuelo, arrojando sus cristalinas plumas en la pilas de la ciudad...

(Navarrete, 1739).


Para contarte otra historia

Las calles, monumentos, fuentes y espacios públicos nos cuentan historias, que tal vez no debiéramos perder porque forman parte de la memoria que simbolizamos en el presente.

En el muro que hacía esquina la calle de Locutorios y Primera de Santa Clara (I. Allende y Madero), fueron instaladas una alcantarilla, una caja de agua y otra fuente pública dentro del sistema de abasto de agua limpia a la ciudad de Querétaro. En el año de 1739, el jesuita Francisco Antonio Navarrete describe en su “Relación Peregrina” que fueron diez pilas las bendecidas el 17 de octubre de 1738. El agua se trasladó a través de setenta y cuatro arcos, desde el manantial del Capulín de la Cañada hasta las fuentes y tomas de particulares; para tal efecto se dispusieron festejos que duraron dieciséis días entre loas, vítores desfiles, repiques, fuegos de artificio, "tambores y clarines".

En la Plazuela de las Monjas

Una vez bendecida la pila del Carmen se prosiguió a hacer lo mismo con la Plazuela de Santa Clara, Navarrete nos narra: " [...] bendecida por el reverendo padre fray Joseph de Herrera del Orden Seráfico, predicador jubilado y Vicario del Real Convento de Religiosas de Santa Clara de Jesús... ‘Pila tan peregrina y singular, que aunque merece especial elogio su curiosa fábrica y estructura, no se hace responsable a los ojos, porque el brollador de agua que tiene en medio, sin más tasa que la primera y principal, se lleva tras sí la vista, embelesada con su juguetona elevación. Sobre la superficie de la agua de la pila se deja ver (mal descubierta) una media cabeza de piedra, o sea el capullo de una rosa, o de cualquier otra flor en el enclaustrado botón: sobre éste botón, capullo o medias cabeza, se descubre, apuntando para el Cielo, un cañoncillo de fierro, que como si fuera un bien cargado fusil, dispara con elevado impulso tan cristalina munición, que el único estrago, que ocasiona, es el ruido que causa en el asombro, y golpe gustoso, que da en los ojos para la diversión’”. La fuente fue intervenida y remodelada en la primera década del siglo XIX; cambió su aspecto según muestra la litografía de T. Balvanera, impresa en la reedición de las “Glorias de Querétaro” del autor José María Zelaá e Hidalgo, fechada en 1859.

Caminos que se bifurcan...

En el año de 1848, el gobernador Francisco de Paula Mesa, mientras hacía “permutas” de terrenos con los franciscanos; dispuso la construcción de un mercado, para lo cual fueron derribadas las bardas perimetrales y los colaterales del convento de los antoninos de la Reforma de Alcántara. En 1797 “para ornamentación y comodidad pública” fue construida la fuente dedicada a Neptuno, en el ángulo de las calles conocidas como del Molino y callejón de San Antonio (en la actualidad 16 de Septiembre y Corregidora); esta obra fue atribuida a Francisco Eduardo Tresguerras. Se trataba de reponer la antigua fuente de 1738, ya que antes se encontraba en el centro de la Plaza del Recreo (hoy Jardín Zenea). Fue desplazada en la última década del siglo XVIII para llevar a cabo funciones taurinas y otros recreos populares, con el objetivo de recabar fondos y construir el "paseo decente" de la Alameda.

Cambios y transformaciones

Las fuentes fueron parte de la vida social de los queretanos; en su entorno se propiciaba el encuentro para el intercambio de información, noticias y cotilleo. Con los modernos sistemas de alcantarillado, drenaje e introducción de agua potable por medio de bombas, dejó en desuso a muchas de ellas; por lo que otras se convirtieron en basureros y letrinas improvisadas (como podemos constatar en las Actas de Cabildo de la etapa finisecular del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX). La Comisión Central del Centenario de la Independencia designó en el verano de1907, a los Sres. José Mª Rivera y Rosendo Rivera para que realizaran las gestiones con el fin de levantar un monumento a Josefa Ortiz. Originalmente se pensó sustituir la fuente de Hebe del jardín Zenea por una glorieta; al final se determinó sacar a los locatarios del mercado y ubicarlos en el mercado de El Carmen y de La Cruz. Entre 1908 y 1909 una comisión de notables queretanos, dictaminó que la fuente instalada en los muros del convento de las claras no tenía "algún mérito artístico", y su función ya no era práctica, por lo tanto podía ser desplazada de su sitio, el motivo principal era la celebración centenaria del inicio de la Independencia Nacional. (Posiblemente la alfaguara fue destruida o cambiada a un lugar privado, no hay registro o evidencia).

El Señor de los mares... que vino de otra parte

En 1909 en la continuidad de un "moderno procedimiento", fueron numeradas todas las piezas de la fuente, se trasladaron a la calle de Locutorios en el jardín de Santa Clara y nuevamente fueron unidas. Por lo tanto fue removida o destruida la antigua, –la que fue bendecida en 1738–. Neptuno es un dios de la mitología romana, hijo de los dioses Saturno y Ops, hermano de Júpiter y Plutón. De acuerdo a la mitología romana él gobernaba las aguas y mares, además cabalgaba sobre las olas en soberbios y albos corceles. Para los antiguos griegos el homólogo de Neptuno era Poseidón llamado “El Señor de los Mares” y también de las tempestades que vino de ultramar. En Mesoamérica teníamos deidades telúricas y de tormentas, igual de poderosas que las del imaginario centroeuropeo.

Después de cambios en los espacios, tiempos, generaciones y mentalidades, en la década de los ochenta del siglo pasado la fuente fue objeto de vandalismo, tuvo como consecuencia la mutilación de un brazo y después de la cabeza. El Ayuntamiento de Querétaro decidió sustituirla por una de bronce, realizada por el escultor Abraham González. La pieza anterior hecha de cantera (la que conocimos como antecesora), en la actualidad se encuentra en el edificio que alberga la Delegación Centro Histórico.

La apropiación del espacio público con sus elementos simbólicos, nos otorga la posibilidad de construir nuevos significados a la ciudad; misma que vamos estructurando al paso de los siglos en adecuaciones y lozanas interpretaciones. El hilo conductor siempre es y será la memoria.

Desde Anbanica - Teocalhueyacan. Agosto de MMXIX.