a los españoles muertos en el exilio
El exilio español en México ha sido un episodio histórico que ha dejado una profunda huella a los dos lados del océano Atlántico. La guerra civil española desatada entre los partidarios de fundar una República y terminar con la monarquía, contra los defensores de la monarquía y la dictadura, fue cruenta, brutal, llena de episodios lamentables, de matanzas, venganzas y asesinatos al por mayor. Dejo una huella y división que aún pesa en la España del día de hoy. La guerra civil comenzó en 1936 y duró hasta 1939, todo en el contexto del período posterior a la Primera Guerra Mundial y previo a la Segunda Guerra Mundial, en medio de las luchas económicas, políticas e ideológicas por imponer un modelo u otro a los pueblos europeos. Al final, al triunfo de los nacionalistas monárquicos encabezados por Francisco Franco, se impuso una dictadura sangrienta que provocó la salida en masa de decenas de miles de republicanos españoles. Muchos de ellos llegaron a México, se calcula que unos 25 000. Fue el general Lázaro Cárdenas del Río quien les abrió las puertas del país. Ese es el entorno que rodea y explica a la película En el balcón vacío, la primera acerca del exilio español en nuestro país.
Desde el título, esta película ya nos indica que se trata de una añoranza profunda, intensa, donde la memoria juega un papel fundamental. Qué sería de nosotros sin la memoria, no en vano es la madre de todas las musas, pero en la película la memoria es fantasmal, siempre en disolución. Narrada en primera persona, En el balcón vacío es dirigida por Jomi García Ascot, quien fuera poeta, cineasta, ensayista, crítico de arte y publicista. Jomi nació en Túnez en 1927, y llegó a Mexico en 1939 con la migración española a la edad de doce años. La película está basada en un cuento de María Luisa Elío Bernal -originaria de Pamplona y esposa de Jomi-, que ella misma convirtió en guión de cine, y adaptó junto a su esposo, y a Emilio García Riera, otro refugiado. María Luisa y Jomi formaron una gran pareja creativa.
La cinta está protagonizada por una niña llamada Gabriela Elizondo, hija del exilio, que arraigada en la Ciudad de México recuerda primero su infancia en España durante la guerra civil, y luego su vida como exiliada en México. Recuerdos impactantes, dolorosos, acechantes, de los que dejan huella para siempre.
Ya lo advertía a los niños del mundo -Jomi y María Luisa Elío, entre ellos-, el poeta Cesar Vallejo en su poema
España, aparta de mí este cáliz:“Niños del mundo,/ si cae España —digo, es un decir— / si cae…¡Niños del mundo, está/ la madre España con su vientre a cuestas;/ está nuestra madre con sus férulas, /está madre y maestra,/ cruz y madera, porque os dio la altura,/ vértigo y división y suma, niños;/ está con ella, padres procesales! …Si cae —digo, es un decir— si cae/ España, de la tierra para abajo,/ niños ¡cómo vais a cesar de crecer! … si las férulas suenan, si es la noche,/ si el cielo cabe en dos limbos terrestres,/ si hay ruido en el sonido de las puertas,/ si tardo,/ si no veis a nadie, si os asustan/ los lápices sin punta, si la madre/ España cae —digo, es un decir—,/ salid, niños, del mundo; id a buscarla!...”, y es lo que hizo Jomi García Ascot, la vino a buscar a México, a este país tan unido a España.
Aquí se entregó con pasión y amor a su obra. En 1984 le fue concedido el premio Xavier Villaurrutia, por su obra poética. Pero toda su obra era poética, prueba de ello es la película En el balcón vacío, en donde desde el principio escuchamos una narración en tono poético, melancólico. La película fue filmada en 16 mm entre 1961-62, pero se estrenó hasta 1976 en la Cineteca Nacional. Obtuvo importantes premios en los festivales de Locarno (1962) y Sestri Levante (1963). En España estuvo prohibida durante la época franquista.
Jomi fue parte del grupo llamado Nuevo Cine, una corriente importante en el cine mexicano, que cuestionó fuertemente la mediocridad en que había caído la producción cinematográfica nacional en la década de los sesentas en el siglo pasado, y quizo crear un cine de calidad con propuestas y temáticas diferentes.
El mundo da vueltas y vueltas, así es desde el principio, y así será hasta el final. Y en ese devenir, los humanos entran en sistemas de relaciones que generan todo lo que es la vida. Creación, amor, odio, pasiones, inventiva, ciencia, arte, guerra y paz. Toda guerra deja un rastro de dolor, miedo, muerte, pero paradójicamente también, desde la destrucción y dolor, surge también vida plena, inventos, tecnología, arte, nuevas relaciones. Sucede como a la flor que renace en el fango, en una fractura del cemento, en la región más árida. Ese tipo de flor es esta cinta de culto. De las cenizas de la terrible y cruel Guerra Civil española, surge todo el planteamiento del texto de María Luisa Elío. La película trata de los emigrados, de los que tuvieron que huir, de los que perdieron todo, la guerra, su patria, sus familias, sus hogares, sus amigos, su vida. Se tuvieron que ir de ahí, vivir en España hubiera sido imposible, peligraban sus vidas y las de los suyos. La dictadura cruel de Francisco Franco no tenía compasión ni dudaba para eliminar todo lo que oliera a la República española.
En esta película desgarradora, se narra el destino de los emigrados españoles que murieron en el exilio sin poder regresar a su tierra, a sus lugares, a su geografía, a su gente, a su pedazo de cielo español. La presencia del cineasta francés Alain Resnais se siente fuerte, la cinta está muy influida sobre todo por Hiroshima mi amor, detalles como la voz en off, el tono de los diálogos, la evocación dolorosa del pasado, porque el exilio es una de las peores torturas psicológicas y físicas que se pueden aplicar a un ser humano. No en vano son muchos los dictadores y sátrapas que han recurrido a él.
Lo que hicieron muchos españoles, justo antes de salir al exilio, fue llevarse como única posibilidad un puño de la tierra amada, esto sería lo único que tendrían cerca cuando la dureza de la lejanía cayera sobre sus hombros en el silencio pesado de la noche. Pero los lugares y la gente amada se llevan en el corazón a donde se vaya. Se llevan en los sentimientos, los recuerdos, la memoria visual, olfativa, táctil, sonora, gustativa, y son capaces de evocarse con gran vivacidad. Sitios, personas, circunstancias, aunque sólo sean recuerdos, a veces son bastantes, suficientes. Sobre todo, si no hay la más mínima posibilidad de retornar a aquellos sitios, porque ahí sólo les espera de forma segura la cárcel o la muerte.
Y la vida es un tesoro tan fantástico que bien vale la pena intentar renacer en otro sitio, sobre todo cuando en ese otro lugar también se te quiere, se te ama. No hay que olvidar la manera tan cálida y solidaria en que Mexico abrió sus puertas de par en par al exilio español. Ellos encontraron ese otro sitio para renacer. Y México se vio enriquecido en todo los terrenos de las artes, la filosofía, la ciencia, y el comercio.
Fue el general Lázaro Cárdenas quien abrió las puertas de Mexico al exilio republicano español. Y fue Daniel Cosío Villegas el primero al que se le ocurrió que México debía dar asilo a científicos e intelectuales españoles. El 13 de junio de 1939 atracó en el Puerto de Veracruz el barco Sinaia con el primer grupo de refugiados. Llegaron a México todo tipo de mujeres y hombres, de todas las áreas intelectuales, técnicas, manuales, campesinas, artísticas.
Luego vinieron más, entre ellos estaban los niños María Luisa Elío y Jomí García Ascot que se convertirían aquí, ella en escritora, él en poeta y cineasta, y que serían los creadores de la película En el balcón vacío. En esta cinta Elío, Jomi y García Riera nos llevan a la memoria, la tristeza, la desgracia, y la injusticia, que vivieron como niños bajo las balas y bombazos de la guerra civil. Historias que se recuerdan, se conocen…y pensar que hay otras que nadie conocerá, que se han perdido para siempre, que se han olvidado, pero que existieron, gente que padeció sufrimientos y angustias concretas por ello. (Continúa).