Si bien no es necesario que suceda un eclipse para poner en práctica la cianotipia, eso no detuvo a los amantes de la fotografía que se reunieron esta mañana en el Museo de Arte Contemporáneo para aprender un poco más sobre esta técnica ancestral y sobre los eclipses.
Al menos 20 personas acudieron al llamado convocado por los talleristas Daniel Serrano e Ixcel Nava en el museo. Con motivo del eclipse se proyectaron videos respecto los mitos y leyendas de los eclipses, al igual de métodos para la observación segura del fenómeno. Sin embargo, la verdadera excusa para los reunidos fue la realización de su propia pieza de cianotipia.
La cianotipia es un proceso fotográfico monocromo que se consigue de una copia de un negativo y del color que se manifiesta es el cian -de ahí su nombre-. Se considera que Sir John Herschel, matemático y astrónomo británico, fue quien inventó la técnica de revelado; no obstante, la botánica inglesa Anna Atkins fue la pionera en experimentar con la técnica y sacarle jugo.
Actualmente es una de las técnicas que se encuentra en desuso, por lo que se han realizado diferentes esfuerzos por no perder esta forma de revelado ancestral. El interés de Daniel e Ixcel por generar este espacio de aprendizaje se originó por su propio gusto por la técnica y su interés porque más personas la utilicen.
"En realidad quisimos aprovechar el fenómeno del eclipse para invitar al público a interesarse por la cianotipia y que pudieran realizar su propio experimento con el revelado a la vez que le agregan un valor simbólico", explicó Daniel Serrano, artista visual y uno de los talleristas del curso.
Debido al eclipse, el papel fabriano (popularmente conocido por ser el papel para las acuarelas) que había sido preparado con la mezcla de extracto de ferricianuro de potasio y citrato de amonio y hierro tardó más tiempo de lo habitual en "oxidarse". "Los rayos ultravioleta oxidan el papel, que es lo que provoca la impresión. Al estar expuesto al sol, el color amarillo cambia a uno entre verdoso y azul, lo que nos indica que está sucediendo la reacción química. Es importante que el papel esté seco para este momento, porque sino la impresión no quedaría bien definida y también ensuciaría el negativo. Y ya después lo limpiamos con agua pura y ya que se retire el exceso pasa a un baño de agua oxigenada, la cual potencializará el azul de la impresión", explicó el tallerista.
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En un día soleado, el proceso puede tomar unos cinco minutos en reaccionar ante los rayos de luz; sin embargo, durante el punto máximo del eclipse, los asistentes dejaron sus piezas reposar bajo la luz hasta 15 minutos. El resultado es una impresión de azul intenso con ciertos detalles blancos (que es el área que no fue expuesta al sol). Al menos hasta las 13:00 horas los amantes de la fotografía pudieron experimentar con el revelado tradicional.