Ubicado en el corazón de la ciudad, un antiguo edificio del siglo XVIII resguarda entre sus paredes cerca de 500 años de historia. Ésta ha sido su vocación desde 1986, año en que el entonces gobernador de Querétaro, Mariano Palacios Alcocer, determinó que sería la sede definitiva del Archivo Histórico del Estado.
Desde entonces, por sus puertas han circulado cientos de académicos, científicos e investigadores de todas partes del país y el extranjero, quienes con los documentos antiguos, periódicos, libros, pinturas, mapas y fotografías de este acervo, han enriquecido sus pesquisas.
Para ampliar la difusión de la labor y los servicios que ofrece al público, la instancia ha implementado diferentes estrategias para lograrlo, como la edición de libros de historia de Querétaro (176 obras publicadas desde 1992) y recorridos guidados por sus instalaciones, a los que principalmente han asistido estudiantes e instituciones educativas.
“Representa la memoria escrita de los pueblos de México y todo el mundo... Es una forma de saber quiénes somos y por qué somos de tal manera. Por falta de conocimiento mucha gente distorsiona la historia y hace afirmaciones sin sustento, como aquella de que no hubo esclavitud o población afromexicana en Querétaro; aquí hay varios documentos resguardados que apuntan a que sí”, dice Jorge Marroquín, el editor de la Dirección Estatal de Archivos y coordinador de las visitas guiadas, sobre la importancia de estos espacios para las sociedades.
Con un libro de historia bajo el brazo, Marroquín cruza el patio principal del edificio y guía a BARROCO al segundo piso de la que fuera casa de Antonio Septién y Castillo, capitán español de Regimiento de Caballería Ligera y Caballero de la Orden de Calatrava. Mientras asciende por las escaleras, va describiendo la arquitectura del lugar, subrayando el estilo neoclásico de su construcción y los símbolos tallados en piedra; como el escudo de armas y la Cruz de Calatrava en el frontispicio: un testimonio de la propiedad y título nobiliario de su primer propietario.
“No hay una certeza completa sobre la fecha de la edificación del recinto, pero los investigadores han determinado que se realizó en un periodo de 10 años, de 1770 a 1780, bajo la dirección de Manuel Tolsá o José Damián Ortiz de Castro, arquitectos de la época”, ilustra.
Al llegar a la segunda planta, señala la ubicación de los relojes solares y explica su funcionamiento, así como la sala que sirvió de oficina a Venustiano Carranza cuando el edificio fue adaptado como Palacio de Gobierno, y las dos habitaciones en las que pudo haber sido resguardado el cuerpo de Maximiliano de Habsburgo tras su fusilamiento.
A lo largo de dos horas, el especialista va narrando las historias que subyacen en los pasillos del recinto, y lleva a los grupos a conocer el resguardo del archivo histórico, el salón de investigadores, la sección editorial, el laboratorio de conservación, el taller de encuadernación, así como la biblioteca y la hemeroteca, donde explica a detalle los protocolos para el acceso y uso de los diferentes materiales y documentos.
“Uno de los más importantes personajes de México pasó por aquí en dos ocasiones: Benito Juárez. Estuvo alojado en 1863 a su paso hacia el norte, y en 1867, año en que vino a corroborar el cadáver de Maximiliano, cuyo cuerpo fue alojado en uno de los cuartos que están en el mezzanine de la escalera. También estuvo alojado aquí Porfirio Díaz, y aquí se hizo la primera feria artística y artesanal del Estado, como parte de una moda del siglo XIX en Europa y en específico, Francia; en la que se exhibían todos los adelantos científicos y lo que se hacía en cuestión de alta tecnología. Un año fue Palacio Nacional, y cuando se empezó fraguar la constitución, aquí despachaba Carranza”.
Leyendas reales
Desde el 12 de octubre de 1877, cuando el gobernador Antonio Gayón dio a conocer en el periódico oficial La Sombra de Arteaga, la necesidad de generar un Archivo General, en el que se ordenaran los datos, expedientes y documentos, y que como “monumento de la historia, de la tradición y de la propiedad, atesore para siempre y ministre cuando sea necesario la luz de la verdad (...) en todas las épocas de la vida de los pueblos”, diferentes generaciones de especialistas han trabajado en esta misión.
Los documentos se han ido recopilando de notarias y diferentes dependencias, y se ha recibido de parte de la sociedad civil e instituciones, donaciones como el Fondo Documental “Cayetano Rubio”, el Fondo “El Heraldo de Navidad”, “Patronato de las Fiestas”, el Fondo Eclesiástico y el Fondo Documental y Fotográfico “Federico Montes”; un archivo que “legó el General de División y también exgobernador de Querétaro, conformado por más de mil 500 fotografías, básicamente de la Revolución Mexicana”.
Entre los archivos, Marroquín muestra un documento de 1570 “el más antiguo del acervo”, afirma, y explica que los investigadores aún se encuentran realizando el trabajo de paleografía (estudio de la escritura), en el que han develado que se trata de un adeudo de Sevastian Nyeto por la cantidad de 60 pesos y un tomín (centavo).
También cuenta con un documento de 1579, archivado del Fondo Notarias, que registra el comercio de esclavas en Querétaro, así como la venta de Rosa Antonia, una esclava de 22 años; vendida por Juan de Monsalve Narvaez a Juan Andrés, vecino de Santiago de Querétaro.
En otros Fondos, como el de Registro Civil y el de Justicia, se cuenta con información sobre personajes queretanos como María Leonarda Martínez alias “La Carambada”; famosa por ser bandolera y forajida en el Bajío, en cuya acta de defunción (incluida en el Fondo Registro Civil, 1884) se documenta que murió durante una trifulca y por herida de balas, a los 45 años.
Además, cuentan con el Fondo Julio Castillo; integrado por apuntes de 1972 del artista plástico queretano, así como su currículum y algunos dibujos.
En la hemeroteca, el público puede consultar también fuentes locales como Diario de Querétaro (Desde 1964), Amanecer (1990- 1998), el Heraldo de Navidad (Desde 1900) y el periódico oficial La Sombre de Arteaga, entre cuyas ediciones se puede encontrar información sobre la aprehensión de Jesús Arriaga, alias “Chucho el Roto”; recordado por robar a los ricos para dárselos a los pobres. Fue aprehendido en Querétaro y conducido a la cárcel de Belén de la Ciudad de México.
Además, agrega, está a disposición, fuentes nacionales como el Diario Oficial de la Federación (Desde 1876), El Constitucionalista (Desde 28 de agosto 1914- al 16 de junio de 1916); y de otros países como The Mexican Post, Granma de Cuba y Journal Francais du mexican.
Salón de la historia
En el recorrido, otra de las paradas importantes es el Salón de la historia, un espacio inspirado en el muralismo de principios del siglo XX, que fue construido durante el gobierno de Antonio Calzada (1973- 1979). En su interior, el pintor yucateco Fernando Castro Pacheco, plasmó a lo largo de 408 m2, la historia de Querétaro.
El recorrido comienza en 1531 con la representación de la mítica Batalla de Sangremal, y culmina en 1938 con la figura de Lázaro Cárdenas.
En los muros se muestran, de manera cronológica, varias escenas del mundo indígena y el colonialismo; se habla de la independencia y las reuniones secretas de los conspiradores en Querétaro, y aparecen representados queretanos como Félix Osores Sotomayor “quien se opuso en 1824 a la desaparición del estado, cuando se conformó la República Federal”.
Se cita además la Guerra de Intervención Norteamericana y el Tratado de Paz de Guadalupe- Hidalgo –ratificado en la entidad en 1848 por el Congreso de la Unión–, y se recuerda con trazos colosales a los liberales queretanos, Ezequiel Montes y José María Arteaga, así como las Leyes de Reforma, el fin del Segundo Imperio, la huelga textil en la fábrica de Hércules y la firma de la Constitución de 1917, en el Teatro de la República.
Cabe mencionar que, con el material de los fondos documentales del archivo, se han montado importantes exposiciones en este mismo salón, como “Querétaro a través de El Heraldo de Navidad, 100 años de Historia” y “El Legado del General de División Federico Montes, a 50 años de su fallecimiento”.
Acervo y digitalización
De acuerdo con Marroquín, actualmente la institución cuenta con cerca de 3 kilómetros de documentos; una manera muy particular de medir el acervo, pues los archivos se encuentran almacenados en miles de cajas, y “lo que se hace es una medición aproximada sobre la cantidad de estas, en metros lineales”.
Aunque la administración del espacio ha aprovechado los avances tecnológicos, asevera que por falta de recursos no han podido dar seguimiento al proceso de digitalización.
“Hemos tenido problemas con la tecnología, ya que si bien se han digitalizado y escaneado documentos, la tecnología caduca; y si no estamos migrando la información de un plataforma a otra más actual, se pierde; ya hemos perdido así mucha documentación. Lo que hace falta para] guardar y conservar lo que tenemos, es tiempo y dinero; ahorita no se está digitalizando formalmente”.
En su página oficial, la institución señala que pese a la vigencia de la Ley de Archivos del Estado de Querétaro, con la que se creó la Dirección Estatal de Archivos, –actualmente integrada por el Archivo General y el Archivo Histórico–, para su operación hace falta una inversión considerable de recursos que los legisladores no previeron.
“Como suele ocurrir, en México los gobernantes crean instituciones sin asegurar el futuro de su proyecto desde el punto de vista financiero. Esta es, sin duda, la mayor dificultad para desarrollar la organización y la modernización archivística de una entidad”, se lee.
No obstante, actualmente se puede consultar información en digital, que incluye el índice general del Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Querétaro, “La Sombra de Arteaga”, desde el año de su creación en 1867, hasta la fecha. El consultante puede acceder a esta información en : http://www.queretaro.gob. mx/ArchivoH/ o adquirirla en su visita a través de una memoria USB que proporcione.