Hoy se estrena, en el Centro Cultural Casa del Faldón, la exposición del pintor Marco Lugo Servín, donde el espectador se ve sorprendido al convertirse, automáticamente, en objeto de observación.
La colección “Mirarte” está conformada, en esta ocasión, por 10 cuadros que parecieran mirar a quien ose curiosear por la sala; en su mayoría se trata de mujeres que observan con diferentes expresiones; de análisis, cuestionamiento y hasta inocencia.
“La gran mayoría de todas estas mujeres las conozco; algunas son empresarias, encargadas de alguna oficina o galería y otras, sí las busqué como modelos, por la expresión tan bonita que tienen en sus ojos”, refiere el artista y ahonda sobre la razón que lo llevó a capturar con su pincel, a mujeres.
“¿Qué es lo mejor que hay en el universo? Yo creo que la belleza femenina, ya de ahí le sigue la belleza masculina; creo que como artistas plásticos nos inspiramos siempre en una mujer y en las expresiones que tienen”, asegura.
Así mismo, recuerda que una de las figuras masculinas que retomó es el maestro Eduardo Epardo, quien le dio clases en la Facultad de Bellas Artes, de la Universidad Autónoma de Querétaro.
“Tiene una mirada muy calculadora y como se dice coloquialmente, parece que lo está barriendo a uno, pero ¿por qué lo puse así? Porque esa fue la forma en la que él me recibió, como que no me quería recibir, me retó y finalmente me aceptó en su clase”, recuerda y reconoce a Epardo como uno de los mejores profesores de arte de Querétaro.
Mirarte es una colección que se realizó a lo largo de aproximadamente 6 años, originalmente está compuesta por 22 piezas, sin embargo, la obras vendidas no siempre son prestadas para exposición.
Actualmente Lugo Servín imparte un taller de pintura de alto rendimiento, que va desde lo abstracto hasta el hiperrealismo, en donde busca afinar detalles en sus alumnos desde la primera clase, para trabajar en un cuadro profesional.
Finalmente, el pintor adelanta que su próxima exposición será digna de glotones, pues capturará en sus lienzos los panes mexicanos, obras que son consideradas por algunos como arte contemporáneo.
“En un cuadro puede verse una conchita junto a una taza de café con vapor y un pincel con pintura; también pinté un cuernito –mordido– sobre una paleta de pintura”, relata y dice que como en este caso los modelos son panes, al final tiene que comérselos, pues confiesa:“soy muy panero”.