Los fantasmas del arte medieval (2/2)

La miscelánea del arte

Liz Moreno / Colaboradora Diario de Querétaro

  · jueves 7 de marzo de 2024

Foto: Cortesía / Liz Moreno


La expresión fantasmas recuerda a seres que pueden no ser reales pero que igualmente asustan, y los que aparecen en el arte medieval no son de aquella época. Los fantasmas del arte medieval serían los relatos que crean sombras que nublan la verdad, para encontrar estos espectros una por inercia se dirige a libros formales de arte o estética medieval, pero estos autores son conscientes de que sus lectores habrían ya superado la visión tenebrosa de la Edad Media, ya desde aquí conviene preguntarse ¿es realmente la edad Media una época oscura?

PARTE 2

El tercer y último punto propuesto como “la filosofía del arte medieval” decía que: [había] poco interés en el cuerpo humano porque era mortal, y solo [era] el vaso para el alma y era pecaminoso. preferían enfocarse en cuestiones espirituales y más trascendentales. Aunque ya el contexto de Clemente de Alejandría antes expuesto evidenció los grandes sincretismos del mundo antiguo en los comienzos de la era cristiana, igualmente partamos desde la duda: ¿Es realmente una característica del pensamiento medieval el desinterés por el cuerpo?

No puede ser Medieval porque ya en la Antigüedad Platón argumentaba que los sentidos físicos eran engañosos y no podían proporcionar un conocimiento verdadero, ya que estaban vinculados al mundo sensible el cual era cambiante. Platón mostraba cierto desdén hacia el cuerpo porque al ser materia limitaba al alma en su búsqueda del conocimiento y la verdad. La influencia del pensamiento platónico ha perdurado a lo largo de la historia, y su dualismo ha influido en diversas corrientes filosóficas y religiosas. Entonces ¿Cuál era la visión cristiana del cuerpo humano?

La filosofía y la religión cristiana entraron en contacto desde que hubo conversos de lengua griega, un ejemplo del alcance que pretendía el cristianismo es el Evangelio de Juan, donde la aparición de términos filosóficos es palpable, con nociones de uso sobre todo estoico (Logos=Verbo). El primer referente de encuentro fue Pablo de Tarso, judío de nacimiento pero ciudadano romano con influencias griegas; Pablo dejó un legado que siguieron los Padres Apostólicos, y luego los Padres Apologistas quienes buscando el derecho que los cristianos tenían de coexistir en un entorno pagano, terminaron haciendo apologías jurídicas y justificaciones de tipo filosófico-griego y con ello encontraron puntos de encuentro entre doctrinas.

Así como para el análisis del segundo punto los textos de Clemente de Alejandría fueron la fuente, para el análisis del tercer y último punto propongo tomar a Justino filósofo y mártir, él, como Clemente, vivió esa época de sincretismos también. Cabe señalar que “hacia el 130 d C., las preocupaciones religiosas ocupaban gran parte de la especulación filosófica griega. Convertirse al cristianismo era pasar de una filosofía animada de espíritu religioso a una religión capaz de consideraciones filosóficas” (Gilson, 2007, 21).

En esta época de contrastes religiosos Justino buscaba la verdad (trascendental), primeramente asistió con los estoicos, pero estos hombres no se ocupaban de Dios e incluso le dijeron que no era necesario conocerle; luego se dirigió con los peripatéticos pero el maestro le aclaró que lo primero debían aclarar el sueldo, de otro modo sería inútil seguir, Justino comprendió que no estaba ante un verdadero filósofo; quiso mejor instruirse como pitagórico, esta vez el maestro le aclaró que para ser admitido necesitaba dominar antes la música, la astronomía y la geometría …pero Justino no quería consagrarse a estas ciencias y terminó instruyéndose con los discípulos de Platón. (cfr., Gilson, 2007, 21 ss)

Se cita a Justino, más que como un peregrino de religiones, por la concepción del cuerpo que ahora nos atañe; dice en su Apología primera: “De la misma manera podríamos mencionar a los que se dejan llevar y estremecidos por las almas de los muertos […] no creemos menos que ellos en Dios, sino más que ellos: esperamos recuperar nuestros propios cuerpos después de que estén muertos y sepultados” (Justino, I, 18, 4-6). Justino, el filósofo convertido, expone claramente que la importancia del cuerpo es tal que el mismo “Cristo se convirtió en cuerpo, razón y alma” (Justino, II, 10, 1-2).

Foto: Cortesía / Liz Moreno

Es necesario volver un poco el tiempo, a la conversión de Justino para entender la evolución de su concepción sobre el ama. Siendo un discípulo platónico, se retiró para meditar cuando se encontró con un anciano que le preguntó acerca de Dios y del alma, Justino le respondió con los puntos de vista de Platón sobre Dios, y sobre la transmigración de las almas; pero el viejo le hizo ver su incoherencia: si las almas que son indignas permanecen ligadas al cuerpo en castigo de su misma indignidad, este castigo es inútil … aunque Justino continuó justificando el anciano respondió que a él no le importaba la doctrina platónica de la inmortalidad del alma. Si el alma vive inmortal, no es porque ella sea vida, como Platón enseña, sino porque la recibe, como lo enseñan los cristianos: el alma vive porque Dios lo quiere. Justino se preguntó entonces dónde podía leer esta doctrina que no estaba en los escritos de ningún filósofo (cfr., Gilson, 2007, 21 ss).

Todavía respecto al cuerpo, unos 200 años después de Justino, Agustín de Hipona afirmó que: Si, por lo tanto, tu prisión es la carne, no digas esto de tu cuerpo (en cuanto tal), sino de la corruptibilidad de tu cuerpo. No da peso a tu alma el cuerpo en cuanto tal, porque también en el más allá tendremos cuerpo [pero el cuerpo en cuanto sujeto de corrupción] eso que entonces constituye nuestra prisión no es el cuerpo sino la corruptibilidad del cuerpo (Agustín de Hipona, 141,18-19).

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La teoría respecto al cuerpo y el alma que dejó la Patrística como base del pensamiento medieval no concuerda con los mitos que hasta hoy nos presentan todavía, es posible que lo que circula hoy por internet como estética medieval sea una apreciación del arte figurativo solamente, sin embargo, las figuras “poco realistas” del arte medieval son por el contrario simbólicas y no representan rechazo al cuerpo. Al igual que el punto anterior, esta estética no es propia del arte medieval puesto que este estilo fue tomado de otras culturas también, como lo es el caso de Dura Europos, una ventana hacia la vida y la expresión artística de una comunidad judía del siglo II d.C., Dura Europos muestra la riqueza de la herencia cultural y religiosa en el contexto multicultural de la época.

Concluyo ignorando si develé algunos fantasmas o si al menos logré iluminar un poco la supuesta oscuridad del medievo, pero si no se conoce el pensamiento detrás del arte no lo apreciamos en su plenitud y nos dejamos marear con cuentos y prejuicios. No todo el arte medieval es arte cristiano, además de que arte cristiano medieval no sólo es rico de símbolos, tiene raíces judaicas, una herencia griega e influencias orientales también; pero estos puntos serían tema de otro artículo …