El cerro de Sangremal es la cuna de Querétaro y el barrio de San Francisquito es el ombligo del Sangremal. El barrio fue la primera congregación que ordenaron los invasores españoles y sus aliados indígenas para reunir a los indios chichimecas y otomíes macehuales (jornaleros, cargadores).
Los concheros son herederos del mitote, un festejo indígena con danza, que se menciona en el mito fundacional de Querétaro el 25 de julio de 1531. Para fines del siglo XIX, indígenas y concheros se levantaron contra las haciendas, como la de El Tlacote, por el arrebato de sus tierras originarias y el mal trato como peones. Los últimos fusilados en la Alameda de Querétaro fueron los que llevaron a cabo este enfrentamiento. Uno de ellos fue Nepomuceno Hernández, Capitán de danza de la Santa Cruz.
Hasta la primera mitad del siglo XX se conocía como El Barrio de los Brujos, por la presencia de curanderos que con limpias y brebajes restauraban el cuerpo y el espíritu de los que confiaban en la medicina tradicional, aunque la política segregacionista y racista ha llevado a estas costumbres indígenas a casi extinguirse.
La Santa Cuenta es uno de los nombres de la tradición dancística, que en sus velaciones muestra con sus cirios y velas “la palabra” de las ánimas de los abuelos. En los años 1950, todavía había pobladores que hablaban otomí.
Al iniciar el siglo XXI, continúan muchas de sus prácticas centenarias. Las “Mesas” o cuarteles concheros, organizados en forma militar con generales, capitanes, malinches, sargentos, alférez y la tropa, siguen festejando a la Santa Cruz de los Milagros con “Danza, Flor y Canto” como en los ritos sagrados de los pueblos originarios de Mesoamérica, movimientos que dan vida, entre alabanzas y conchas, velaciones y ofrendas. Ellos saben que no es un espectáculo sino la manifestación de su identidad y resistencia viva al opresor.
En sus convicciones profundas, los creyentes peregrinan hasta la Basílica del Tepeyac desde 1886, para rendirle culto a la Tonantzin Guadalupe. Esto lo hacen en orden y muy organizados, llegan a la Basílica con cantos, vivas, rezos y alabanzas. En 2018 caminaron 30 mil 000 hombres y 25 mil 000 mujeres, coordinados por grupos de los decanatos diocesanos. Estos grupos se componen de jefe, celador, rezandero, estandarte, abanderado de seguridad; la peregrinación tiene una vanguardia que les abre el camino y retaguardia que ayuda a los van teniendo problemas. Todos, con profunda devoción y con “más fe que obediencia”, como dicen en su caminar las mujeres desde 1936, ejemplo de ello fueron Doña Herculana y después Simonita, hasta 2022 que no temieron ni a la epidemia, desoyendo las indicaciones de la Diócesis.
También hay diversas peregrinaciones a San Juan de los Lagos. Una peregrinación mixta, donde van familias enteras, se organiza en La Parroquia de La Divina Pastora, en las reuniones de la antigua Asociación de Peregrinos. Hay que destacar que llevan unas actas muy formales, que firman todos los representantes de los grupos.
La fiesta patronal de la Divina Pastora, una devoción de origen español, que se realiza desde fines del siglo XVIII, se lleva a cabo con la participación de la feligresía del barrio. Luce con sus cantos y alegría de los gallos y estrellas de papel. Igualmente, en la fiesta se realiza una procesión de imágenes peregrinas acompañadas por concheros.
Las tradiciones religiosas de San Francisquito han sido calificadas como fanatismo, algo sin base racional. Por el contrario, tienen un origen milenario y se fundamentan como prácticas del sincretismo: en estas celebraciones y sus ritos se dejan ver no sólo las actuales creencias y esperanzas del pueblo, sino sus raíces ancestrales, como un todo donde el tronco y las ramas del catolicismo popular no podrían vivir sin la savia milenaria que lo alimenta.
Más allá de las prácticas religiosas, en el área de la organización civil, hay hasta la fecha comités del barrio de San Francisquito, que siguen la política clientelar de los partidos gobernantes, despensas y acarreos En 2010, se constituyó el Consejo de Barrios del Centro Histórico, que aprovechando las fiestas patronales es utilizado en la logística de los políticos.
El mismo año, surgió el proyecto Casa para la Paz y la Vida Coatlicue Sanjuanita, enmarcado en la línea sincrética de la cultura popular, cuya existencia responde a estas motivaciones: “no vemos en las familias el bienestar, pues el futuro de los asalariados, de los pequeños empresarios, de los jóvenes de colonias populares es incierto”.
En los años 2011 y 2012 se desarrolló un trabajo multidisciplinario con la Universidad Autónoma de Querétaro UAQ, el Servicio Social El Espíritu del Barrio de San Francisquito en el que participaron Sociología, Artes Plásticas, Enfermería y Salud Pública. Desde la Sociología se investigó el territorio y sus estadísticas, problemas en educación, vivienda, trabajo y género, así como violencia. En Artes Plásticas se analizaron murales y grafitis. En Enfermería y Salud Pública se llevó a cabo un censo de salud/enfermedad para atención prioritaria, además de una Feria de la Salud con acciones de enfermería comunitaria, incluyendo medicina tradicional.
Para 2013, el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey ITESM Qro. con aval del Ayuntamiento de Querétaro llevó a cabo el Diseño Participativo San Francisquito somos todos. Su meta era la conservación y mantenimiento del barrio, llevando el encargo del alcalde de continuar con el proyecto de una ruta turística alrededor del centro histórico de Querétaro. Esto despertó inquietud entre los habitantes del barrio que veían una amenaza territorial, poblacional y cultural. Años después, dándole continuidad a este proyecto se inició el centro cultural BEMA de arte, arquitectura y urbanismo, que contribuyó a la actitud de rechazo por parte de los vecinos del barrio, ya que sus actividades eran ajenas a su cultura centenaria y a sus costumbres, porque su clientela venía de fuera y obstruía su vida cotidiana.
El grupo de facebook Concheros Siglo XXI que tiene 8 mil miembros, está activo desde 2015, difundiendo la cultura originaria Otomí-Chichimeca de los grupos concheros queretanos, de Altos y Bajíos, los nahuas de la Gran Tenochtitlan y el Valle del Anáhuac. Cuenta con miembros en Querétaro, México, EUA, España, Alemania y otros países.
Un año después, la Casa para la Paz y la Vida inició dos campañas San Francisquito Territorio Sagrado, bajo la concepción de que elevando espíritu y cuerpo se viven las tradiciones, y San Francisquito Comunidad Indígena Urbana, basada en la Ley de Derechos y Cultura de los Pueblos y Comunidades Indígenas del Estado de Querétaro.
Acontecimientos muy importantes tuvieron lugar durante el año 2017. Se dio a conocer la campaña San Francisquito NO SE VENDE que fue apoyada por el suplemento Barroco del Diario de Querétaro y el periódico Tribuna de Querétaro de la UAQ. Además, se realizó un documental muy impactante, con más de 100 mil 000 reproducciones: San Francisquito en Peligro de Extinción que se produjo en TV UAQ. El tema central era el proyecto de despojo del barrio originario, conocido como gentrificación, y el permanente deseo mercantil de turistificación del mismo.
Con la campaña San Francisquito NO SE VENDE la Casa para La Paz y la Vida abre el espacio en facebook que cuenta con mil setecientos miembros. Su finalidad es luchar por San Pancho (nombre que se le da al barrio), difundiendo aportaciones sobre su historia, vida y anécdotas, avisos de movilizaciones, eventos, actividades y negocios locales. Una muestra más de la actualización de las luchas populares y las redes de solidaridad e información de barrios, comunidades y pueblos indígenas.
En la segunda mitad de ese mismo año, se dio un desalojo arbitrario y deshonesto de obreros de la fábrica textil Lanas Merino, que hasta la fecha sigue operando en otras localidades. Muchos habitantes del barrio fueron obreros de esa fábrica, siendo parte de sus vidas. El nombre original de la fábrica fue San José de la Montaña que data del siglo XIX, primer período de Industrialización de Querétaro. Se habían declarado en huelga desde 2006, habían embargado y superado varias tretas de la empresa junto con la Delegación Federal del Trabajo de ese tiempo. Al final, la patronal impuso sus reglas.
En el año 2018 los pobladores del barrio elaboraron murales, grafitis, infografías, cine callejero y otras expresiones artísticas como encuentros musicales, buscando la unidad y tomando conciencia de los problemas internos y sociales de la periferia urbana.
A su vez, arrancó San Pancho TV que actualmente cuenta con 3 mil seguidores. Es un espacio de difusión para las actividades y posicionamientos de la Asamblea del Barrio de San Francisquito. Transmite videos donde se analizan las contradicciones sociales en el desarrollo capitalista, tanto en la ciudad como en el campo, afectando a los pueblos originarios. Emite en vivo eventos tradicionales y de organización popular.
Para el 2019, se establece La Asamblea del Barrio de San Francisquito, con 282 miembros, ante los cambios de uso de suelo; la expulsión de habitantes originarios; y el despojo de su herencia y tradición. La Asamblea se basa en el territorio, la vida y las tradiciones.
El documento que se firmó en su fundación habla primeramente de la importancia del barrio: “la historia de nuestro barrio es una con la historia de México.” Se presentó un análisis y diagnóstico cuyos resultados insisten en la amenaza a su preservación, declarando al barrio en peligro de extinción. Por último, enumeró algunas demandas: conservación de su identidad, un desarrollo comunitario integral y más espacios públicos para la convivencia, agregando el combate a la delincuencia organizada. Se propone en el mismo escrito un Centro Comunitario y que el barrio se considere Comunidad Indígena Urbana. La conclusión es: “Si continúa la invasión territorial del barrio, provocando un desastre social y cultural, se acaba con San Francisquito, se acaba con Querétaro.”
Como respuesta al oficio de La Asamblea, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) inició una asesoría para integrar una memoria colectiva que mostró sus habitantes originarios, su arraigo y que no se promuevan cambios que afecten la raíz de la familia.
Más tarde se planificó el proyecto integrado de Centro Comunitario, logrando un espacio llamado La Casa del Gran Corazón para talleres culturales y artísticos, incluyendo danza conchera. Asimismo se estableció el Tianguis Cultural San Pancho. Posteriormente el párroco autorizó que se ocupara un área parroquial para la realización de estos eventos.
En este periodo hubo varias marchas de protesta, con vanguardia conchera, contra el eje vial de la avenida Zaragoza en el centro de Querétaro que trastocaría toda la movilidad, invadiendo los barrios de la Cruz y San Francisquito y sus costumbres, talando árboles sin respetar las áreas verdes, cediendo un carril urbano a una empresa transportista. El resultado fue favorable y se suspendió la obra.
En el año 2020, se crea la Confederación Indígena del Barrio de San Francisquito COIBSAF con apoyo de 13 mesas concheras y con 800 miembros autoadscritos. Fue un trabajo muy intenso y arduo. Su estructura está presidida por una Asamblea General que está conformada a partir de asambleas por sector barrial y mesas concheras. Se llevaron a cabo tareas informativas y manifestaciones pacíficas, como la danza sagrada para constituir la Confederación.
La Confederación reivindica los derechos humanos dentro de San Pancho; promueve la identificación indígena por medio de la autoadscripción; instituye el autogobierno como gobierno comunitario sin partido político; es el órgano de gobierno cuyos objetivos principales son la defensa de las tradiciones, del territorio, la seguridad y la comunidad, para luchar por la Autonomía y la Consulta Previa como derechos indígenas
Durante la Pandemia, se continuó trabajando comunitariamente con reuniones de organización, reparto de despensas y cocina solidaria que lograron hermanar más a los vecinos. Aunque no estaba permitido, se danzó a la Santa Cruz de los Milagros. Todo siguiendo las normas sanitarias anticovid. Una comadrita diseñó cubrebocas con el lema “San Pancho No Se Vende”
Para el 2021, el Centro INAH Querétaro fue la primera Institución oficial que dictaminó a favor su carácter de Comunidad Indígena, concluyendo que:
“Hay elementos suficientes para que sean reconocidos como población Indígena, convencidos que esto pueda impactar positivamente a la salvaguarda comunitaria de una tradición centenaria que está plenamente relacionada con la historia y cultura de la Ciudad de Querétaro.”
En el año 2022 en Querétaro se legalizó la privatización del agua, violando un derecho humano, el derecho universal al vital líquido. La comunidad se indignó y hasta la fecha participa en la defensa del agua y la vida para el pueblo. Una de las manifestaciones pacíficas que se realizaba frente a las oficinas de la Comisión Estatal de Aguas fue reprimida por fuerzas policíacas. La violación de diversos derechos incluyó en violencia física contra mujeres indígenas y personas mayores de edad, llevando a tres manifestantes ante el ministerio público. La Defensoría de los Derechos Humanos de Querétaro así lo determinó recientemente. La historia se repite, concesiones para los de arriba y garrotazos a los de abajo.
Ya en este año 2023, después de tanto esfuerzo y organización se ha conseguido llegar a una meta: el reconocimiento e iniciativa de ley del barrio como población indígena urbana. En Acuerdo del Cabildo del Ayuntamiento del Municipio de Querétaro, publicado el 04 de abril de 2023, se aprobó enviar a la LX Legislatura la Iniciativa de reforma del Art 3° Fracción XII de la Ley de Derechos y Cultura de Pueblos y Comunidades Indígenas del Estado de Querétaro, mediante la cual se adiciona al barrio de San Francisquito a la relación de las comunidades indígenas del Estado de Querétaro.
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La LX Legislatura del Estado de Querétaro ya recibió la iniciativa de reforma, con la finalidad de que se realice el análisis respectivo y resuelva lo conducente en el ámbito de su competencia. El barrio se encuentra a la expectativa de que exista voluntad política del Congreso local para dictaminarla favorablemente. Si se logra esta etapa tan importante, hay que usar este instrumento para que, arando Nuestra Madre Tierra dé los frutos deseados.
Es claro que este reconocimiento es el resultado de un largo camino de organización y lucha hermanada entre vecinos y concheros del Barrio de San Francisquito, que tiene sus raíces en los casi 500 años de resistencia del pueblo ante la invasión colonial. Es un derecho histórico que se tiene que defender en todo momento. Son herederos de una cultura milenaria de los pueblos Otomí y Chichimeca. Son Concheros, conquistadores de los cuatro vientos, quienes con canto, danza y flor, preservan las sagradas formas que les legaron sus abuelos y que resguardan en su Territorio Sagrado, el Cerro del Sangremal.