Era un domingo de verano cuando la primera edición de Barroco salió a circulación. La fecha coincidió con el aniversario de la ciudad, 25 de julio de 2004, y con un Querétaro muy distinto al de ahora: “solo había tres periódicos, cuatro teatros privados, tres galerías y siete museos. Todo en el Centro Histórico”, asegura Margarita Ladrón de Guevara, periodista cultural y fundadora de este proyecto.
Su creación respondió a la falta de un suplemento cultural de carácter periodístico donde se diera a conocer todo lo que ocurría en el sector, y que mostrara los rostros de sus protagonistas. Cuando nació este suplemento apenas se registraban cerca de 333 revistas de arte y cultura en todo el país, es decir, poco más de 310 mil habitantes por revista entre el 2005 y 2009 (Artistas queretanos. Cinco años de entrevistas en Barroco, 2010).
"Mi intención como editora fundadora fue hacerlo periodístico (...) así que sus primeros números tuvieron esa combinación entre un contenido que difunde la creación artística local y otro que acerca al periodismo cultural.
"En ese momento había [en Querétaro] muchos artistas importantes ya consolidados o que apenas lo estaban haciendo y no tenían un medio donde pudieran dar a conocer su voz. Uno de los objetivos principales de Barroco fue entrevistar a esos artistas importantes, a los grandes artistas queretanos, por eso en los primeros números, además de aparecer Juan Muñoz que era un pintor en vías de consolidación también está Francisco Cervantes, Hugo Gutiérrez Vega, José Luis Sierra, Rosalío Solano; lo que hicimos con esos primeros meses de Barroco fue visibilizar que teníamos creadores importantes y vivos en Querétaro. Y también comenzamos a visibilizar las compañías de teatro que también empezaban a fortalecerse”, compartió en una entrevista anterior la periodista cultural.
Desde entonces, Barroco se ha impreso cada domingo dentro de las páginas de Diario de Querétaro, y ha servido de canal para la difusión de los acontecimientos históricos, culturales y artísticos más relevantes en el estado.
Su apuesta ha sido siempre el periodismo cultural y la diversificación de voces; por lo que a lo largo de estos 20 años se han mantenido en pie las columnas de opinión de historiadores como Edgardo Moreno, filósofos como José Martín Hurtado, escritores como Carlos Campos, e incluso compañías teatrales como Atabal.
También han ido y venido las colaboraciones de artistas de todas las disciplinas, además de arqueólogos, economistas y científicos que han encontrado en nuestras páginas la posibilidad de hacer difusión de sus investigaciones.
Barroco también ha sido foro de discusión sobre diversos temas, desde la crítica a la administración de la Secretaría de Cultura de Querétaro en diferentes periodos, hasta denuncias relacionadas con falta de transparencia en el uso de recursos y discriminación por orientación sexual y género.
Sus páginas también han documentado el trabajo de artistas consolidados o noveles, han recordado a los que ya no están y homenajeado a los que se acaban de ir.
Pero no todo ha sido arte y cultura en sus páginas, también se ha escrito de Querétaro en la historia mexicana; se ha hablado de problemas socioambientales en el estado como la escasez de agua; de la cotidianidad en Querétaro en diferentes épocas; de problemáticas sociales como el trabajo sexual, la esclavitud y la explotación laboral en fábricas de textil y tabaco; de las tradiciones y lenguas indígenas a punto de desaparecer en la Sierra Gorda; de la homolesbobitransfobia y la marginación social.
Cambio y resistencia
Querétaro ha cambiado en estas dos últimas décadas. Se ha expandido el sector cultural, la población lo ha hecho también y ahora faltan dedos en las manos para contar el número de museos y centros culturales que existen tanto en Querétaro como fuera de la capital.
Se han abierto y cerrado teatros, han surgido nuevos artistas y colectivos. El arte mismo ha cambiado, y ya no es extraño encontrar la obra de mujeres artistas en galerías o de integrantes de las disidencias sexuales cuestionando las normas del arte y la sociedad.
En medio de estos cambios, Barroco se ha enfrentado a las transformaciones del mismo periodismo. Hoy es el único suplemento cultural queretano que ha logrado enfrentarse a una doble crisis: la económica global y la de un sector en pleno cambio de modelo por el empuje de las tecnologías digitales.
Su permanencia en el tiempo se debe en gran medida a que ha salido de manera sistemática cada domingo desde su creación; además de adaptarse a los temas de interés, que se extienden a lo largo de nuestras 1, 023 ediciones.
En las páginas de Barroco se ha comenzado a escribir un nuevo capítulo sobre el sector cultural queretano, donde creadores con síndrome de Down, ceguera, sordera o alguna otra discapacidad, reclaman sus derechos culturales, aseverando que ellos también pueden hacer arte y vivir de ello. También están los artistas indígenas, que desde la cultura, cosmovisión y tradiciones de sus pueblos, se abren paso en el campo cultural trasladando a los lienzos o muros de Querétaro y otras ciudades del mundo, su propia historia.
Barroco sigue de cerca el testimonio de los cambios políticos dentro del sector; desde la conformación de organizaciones, colectivos y asociaciones, como de manifestaciones públicas que demandan, entre otras cosas, que los derechos laborales de los artistas se hagan efectivos porque el arte no debe de ser gratuito... es un trabajo también.
Asimismo echa luz sobre la admirable resiliencia de los creadores, quienes tras el embate económico de la pandemia – considerada una de las peores crisis para el sector–, llevaron su arte a plataformas, e incluso improvisaron foros escénicos móviles y usaron las azoteas como escenarios.
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La crisis sanitaria provocó que surgieran nuevas demandas como el derecho a la salud. Y ante la falta de respuesta, los artistas organizaron campañas de crowfunding, puestas en escena a beneficio, subastas y venta de obra para sufragar gastos médicos de quienes más lo necesitaban.
Barroco asume hoy el desafío de seguir documentando todos estos cambios y permanencias en el sector, y de adaptarse a las necesidades de los nuevos lectores que ahora exigen mayor velocidad en la información y su consumo a través de dispositivos móviles.