Canto al Sol

Vitral

Alfonso Franco Tiscareño | Colaborador Diario de Querétaro

  · miércoles 18 de noviembre de 2020

Foto: Especial

Agradezco y canto al sol

porque con su luz y calor

mi salud crece y se mantiene.


Es la presencia de Dios en

nuestra vida, es su voz,

su anunciación.


Conduces el enorme carro

de nuestro espacio en el cielo

por el cosmos.


Eres la máxima explosión

nitrogénica, la elevada

temperatura del corazón de la Tierra.


Iluminas mis entrañas

en mis baños de sol,

bañas mi pituitaria.


Me has enseñado a caminar

con disciplina, a presentarme

exacto ante tus ojos.


Mientras estoy calmado

estoy en movimiento frente

a ti, tu luz, tus energías atravesándome.


Desde varios minutos de

años luz recibo tu

plácido calor a la distancia.


Sol, hermano, padre, maestro,

eres un libro abierto,

he de estudiarte.


Soy acumulador, batería,

te guardo en el Dan Tien,

en el Hara.


Ejerces tu limpieza en mí

a tres niveles: físico,

psíquico y espiritual. Pureza.


Alumbras el parto de las montañas,

eres la luz en el vientre materno

donde se gestan los dioses.


Guardas lecciones para cada día,

el camino contigo es más abierto,

más claro.


Preparas mi ruta con alegría,

cueces mis alimentos

con fuego sagrado.


Saludo también al sol de la noche,

al sol interior

y a las tres flamas.


Gracias a ti, sé que mi cuerpo

es santo, templo sagrado,

gótico, purificado con tu luz.


Penetras entre los vitrales

por las paredes oscuras

iluminando las tinieblas.


Y siendo tan grande y tan soberbio

sé que sólo eres luz magnánima

obra del hacedor, del arquitecto universal.


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