Mucho se ha hablado sobre la locura de la emperatriz de México, María Carlota Amelia Victoria Clementina Leopoldina, quien luego de casarse con Maximiliano de Habsburgo, vino a México y presenció el auge y la rápida caída de lo que fue el Segundo Imperio Mexicano.
Su locura ha sido retratada en novelas históricas y películas sobre las vidas de ambos emperadores, pero poco se ha abordado el tema desde un punto psicoanalítico. De eso habla la investigación del doctor en psicología clínica, Marco Antonio Macías López, autor de Un Estudio Psicoanalítico sobre el Duelo. El Caso de la emperatriz Carlota (UAQ, Querétaro, 2002).
Con motivo del 155 aniversario del fusilamiento de Maximiliano en el Cerro de las Campanas, ocurrido el 19 de junio, pero del año 1867, el psicoanalista impartió la conferencia titulada Una lectura psicoanalítica sobre la locura de la emperatriz Carlota y el goce de Maximiliano de Habsburgo, en el Museo de la Restauración de las República.
Ante un auditorio lleno, Macías López explicó su tesis, señalando que efectivamente, después del fusilamiento del emperador, Carlota vivió con episodios de esquizofrenia y alucinaciones; los cuales, asevera, pueden explicarse si uno mira a detalle la vida de la princesa de Austria, quien desde muy pequeña tuvo que afrontar muertes cercanas y dolorosas en su círculo familiar más íntimo.
Primero vino la muerte de su madre la reina Luisa María, después la de su hermano Luis Felipe, posteriormente la de su abuela y confidente María Amalia, y finalmente la de Maximiliano, y con él, la posibilidad de cumplir su más grande sueño: el de gobernar.
“La tesis de todo esto es que no fue un sólo hecho lo que detonó la locura de Carlota, sino varios, sobre todo pérdidas familiares. La pérdida del objeto amado es susceptible a provocar la locura, ella va a perder primero a su madre, su abuelo, su abuela materna, su padre, la posibilidad de gobernar y por último a Maximiliano, entonces esas pérdidas a mi me parece que sí se sostiene que el vivir esas pérdidas provocaron esa locura".
"Ella enloquece cuando vuelve de México a Europa, después de eso todavía vivió 60 años más con su locura; ella presentaba delirios y alucinaciones, ella se decía la `salvadora de México´ y en ocasiones se habla de que dialogaba con Maximiliano en sus alucinaciones".
Las muertes afrontadas a muy pronta edad, explica Marco Antonio Macías, forjaron su fuerte carácter y potencializaron las habilidades que ya desde muy niña mostraba para gobernar, siendo aún más capaz que el propio archiduque.
Pero al perderlo todo, y ver el fin de su historia familiar y del imperio en México con la muerte de Maximiliano, es que Carlota finalmente sucumbe a la enfermedad mental que la aquejó durante el resto de su vida.
En este punto habla de una peligrosa condición, en la que la persona vive un duelo, sin reconocer que está viviendo el mismo. Tal es el caso de la emperatriz, que en incontables ocasiones se negó a reconocer la muerte de Maximiliano.
El doctor en psicología clínica señala que en el caso de Carlota, no hay un historial de locura familiar, salvo el caso de melancolía severa que aquejaba a su madre Luisa María, y años después, la locura también se manifiesta en una de sus sobrinas.
“En donde hubo un caos de locura fue en una sobrina de Carlota, una hija de su hermano el Rey Leopoldo Segundo, con el tiempo se hablaba de esa sobrina y de Carlota como ‘las locas de Bélgica’, también se habla de una melancolía muy importante en la madre de Carlota, que siempre fue muy infeliz por su matrimonio con el Rey Leopoldo”.
“Lo que siempre se ha dicho de Carlota es que a veces estaba loca y a veces estaba bien, pero nadie se ha preguntado o entrado en detalle de qué es lo que provocó esa locura, por eso desde el psicoanálisis nos toca descifrar que es todo lo que está involucrado en un brote psicótico, cada locura tiene una razón”.
Durante la conferencia también se habló del goce de Maximiliano, al referirse a las actividades realizadas por el archiduque y que en algunas ocasiones se tornaban peligrosas, como aquella postura altiva y temeraria que el emperador mantuvo durante el Sitio de Querétaro, en la que sin ningún tipo de protección caminaba frente a las tropas enemigas, bajo el riesgo de morir por un cañonazo. Sobre este tema, señaló, ya trabaja en una investigación más profunda.
“Sigo trabajando el tema del goce y a propósito de ese tema estoy pensando en agregar un nuevo capítulo a esta investigación sobre Carlota y Maximiliano, mi idea es consultar si la embajada de Bélgica se interesa en editar esta investigación allá, porque son temas que no han sido planteados por ningún historiador”, señala.