Carolina Alcázar Carranza, mejor conocida en el mundo artístico como Caro Floyd, es una creadora escénica, artista multidisciplinaria e investigadora mexicana que ha encontrado en la danza el lenguaje perfecto para conectar con el mundo y crear una metodología innovadora que parte del autoconocimiento y del movimiento para el desarrollo de la inteligencia corporal.
Se trata de “Body to move: inteligencia kinestésica mediante la danza”, un proyecto extra muros con el que aspira a democratizar los beneficios de esta disciplina a través de talleres para todo público.
Su sueño, dice, es que algún día pueda aproximar esta metodología de manera gratuita a la población, y que su aplicación permita a los participantes desarrollar su creatividad y adquirir más conciencia sobre el cuerpo: ir del movimiento a la mente.
Ideas en movimiento
La inteligencia kisnestésica es la capacidad que tiene una persona para controlar su cuerpo a partir de una acción, y Caro Floyd asevera que la danza es una buena herramienta para desarrollarla.
Detalla que su metodología exalta la conciencia corporal,que es un elemento imprescindible para ahondar sobre las posibilidades que tiene el cuerpo al bailar, al caminar, al desarrollar una coreografía o simplemente, al expresarse: “Lo principal es el autoconocimiento, porque a partir de él se genera un diálogo con el otro, y ese diálogo es el inicio de la transformación social”, declara la coreógrafa, quien además, afirma que su propuesta también está encaminada hacia el amor propio y el autocuidado.
Paralelo a la creación de esta apuesta metodológica, la artista desarrolló el proyecto “Poesía Corporal Laboratorio Escénico de México”, en el que hace converger la poesía con la expresión corporal: “Se combina la literatura hecha danza y ha sido una forma en la que he creado todas mis coreografías y eso también me ha permitido dar lugar a talleres en los que ya no enseño movimiento; sino coreografías propias”, explica Caro Floyd.
Bajo esta visión, el año pasado presentó la coreografía “Ningún día”, cuyo estreno tuvo lugar sobre una azotea debido al cierre de foros y centros culturales en la ciudad por la pandemia de Covid-19. Su presentación, recuerda, fue una forma de mantener viva la expresión artística durante la contingencia, saliendo de toda convencionalidad pero adaptándose a las condiciones que se van suscitando en la vida, como una muestra fiel de que el arte es posible en todo sitio y en todo momento.
“En las artes las emociones influyen mucho, pero también se necesita de disciplina y constancia para lograr que algo trascienda y no se muera en ideas al aire”, asiente la coreógrafa, quien en este momento de su carrera, continúa explorando posibilidades, conjuntando líneas artísticas y sobre todo, apostando por el acceso justo del público al arte; una tarea que señala difícil, por más noble que parezca, pues se trata de una responsabilidad social que atañe tanto a las autoridades responsables de la cultura en la ciudad, como de los artistas, quienes deben promover iniciativas que permitan una vinculación significativa entre la población y respondan al derecho cultural de la ciudadanía.
“Cuando doy clases gratuitas asiste gente con sed de aprender, gente comprometida y emocionada de conocer algo nuevo y eso es algo que me llena completamente, porque sé que puede cambiar vidas”, revela Floyd, quien, en conjunto con artistas locales y nacionales, se preparan para concretar una iniciativa que buscar ser punto de encuentro y de intercambio artístico bajo el sello de “Unidos Arte Red”.
Actualmente, las clases de “Body to move” están disponibles en tres modalidades: “Street” y “Duela” para jóvenes y adultos, y “Kids” para niñas y niños de 8 años en adelante con clases entre semana desde 59 pesos por sesión. Para más información y costos, consultar en la página oficial de Facebook @Body to move; al teléfono: 442 618 6786 o en la página de Facebook de @CaroFloyd.