La artista plástica Leonora Carrington, considerada una de las máximas exponentes del surrealismo y una mujer capaz de desafiar con rebeldía las modas y los lugares comunes, será recordada en el 101 aniversario de su nacimiento con una magna exposición en el Museo de Arte Moderno (MAM).
La pintora de origen británico nació en Lancashire, Inglaterra, el 6 de abril de 1917, en el seno de una familia adinerada. Fue expulsada de los colegios continuamente y pese a que su padre le prohibió que se dedicara a la pintura, su madre la apoyó para que terminara sus estudios en la Chelsea School of Art de Londres.
Como parte de las actividades por el aniversario de su natalicio, el MAM inaugurará el 21 de abril una muestra con más de 200 obras de la pintora.
En la exposición que estará disponible hasta el 23 de septiembre de este año, se podrán encontrar pinturas murales, de caballete, esculturas, gráficas, tapetes, escenografías, máscaras, fotografías, entre otros objetos provenientes de diferentes regiones de México, Estados Unidos y Europa, así lo informó el museo.
Surrealismo, pinceles y pluma
Durante su paso por la escuela de arte, tuvo contacto con la obra de destacados artistas surrealistas, tales como Max Ernst (1891-1976), a quien en 1937 conoció personalmente en una fiesta y luego se convirtió en su pareja sentimental.
En ese periodo, Carrington escribió cuentos y novelas, y en 1938 publicó su primer libro de relatos fantásticos titulado “La casa del miedo”, el cual fue ilustrado por Ernst.
Tiempo después la pareja se trasladó a París, Francia, donde no pasó mucho tiempo unida, ya que él fue arrestado durante semanas por las autoridades francesas en un campo de concentración al inicio de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), por ser considerado un “extranjero enemigo”.
Presa del ambiente bélico y el cautiverio, Carrington huyó a España donde sufrió de ansiedad y delirio de persecución que culminaron en una crisis nerviosa en la Embajada de Inglaterra, lo cual obligó a sus padres a internarla en un hospital psiquiátrico en Santander.
La misma artista recordó en alguna ocasión esa etapa como la peor época de su vida, ya que fue sometida a un severo tratamiento farmacológico. Dichas experiencias las plasmó en su libro “Memorias de abajo”, en el que describió a España como una prisión.
Al poco tiempo y con ayuda de su enfermera huyó a Lisboa, donde se refugió en la Embajada de México. Ahí recibió la ayuda del diplomático y poeta Renato Leduc (1897-1896), con quien se casó para poder viajar este país.
Una vez en este país se divorció de Leduc y se casó con el fotógrafo húngaro Emerico Weisz, con quien tuvo a sus dos hijos Gabriel y Pablo.
En los años siguientes se relacionó con personajes de la cultura como Salvador Dalí (1904-1989), Pablo Picasso (1881-1973), André Bretón (1896-1966), Octavio Paz (1914-1998), Remedios Varo (1908-1963) y Luis Buñuel (1900-1983), con quienes entabló una gran amistad.
Conocida por su rebelde y peculiar personalidad, los años siguientes Carrington los dedicó a su obra; ejemplo de ello fue su exhibición en la Galería Pierre Matisse de Nueva York, Estados Unidos, en 1947.
México mágico
Su amor por la cultura mexicana lo plasmó en el mural “El mundo mágico de los mayas”, pintado en 1963, en el que fundió imágenes del Libro Sagrado de los Mayas con la magia y misticismo de la época precolombina.
Carrington además siguió cultivando su amor por la literatura al publicar “El séptimo caballo y otros cuentos” (1988), obra en la que reunió relatos que escribió ya en México, de acuerdo con información publicada por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
A lo largo de su trayectoria, la artista surrealista recibió diversas distinciones, entre ellas la condecoración con la Orden de la Corona Británica, por la Reina Isabel II, en el año 2000.
Durante los últimos años de su vida, Carrington vivió en la colonia Roma de la Ciudad de México. Se sabe que ya casi no pintaba y que su último cuadro permanecía celosamente guardado en un armario de su estudio.
Su obra, de figuras y estructuras complejas que tratan de mostrar y explicar su propia vida, permite apreciar a la vez la mitología celta, la cábala y los juegos surrealistas, elementos de los que se valió para retratar una realidad absolutamente original.
Destacan cuadros como “La giganta”, “Quería ser pájaro”, “Laberinto”, “El despertar”, “Y entonces vi a la hija del Minotauro” y “El juglar”, por mencionar algunos.
A su muerte, ocurrida el 25 de mayo de 2011 a causa de una neumonía, el poeta mexicano Homero Aridjis (1940) declaró a la prensa nacional: “El fin del movimiento surrealista se supone con la muerte de Carrington”.