En noviembre de 1995 inició formalmente el dueto Dulcemelos conformado por Alejandra Barrientos y Héctor Larios, quienes además de ponerse frente a sus instrumentos, crearon una mancuerna en pro de la educación musical, proyecto que este año cumple 25 años.
Para los músicos que están al frente de la orquesta “Somos UAQ”, el coro de adultos mayores “Gracias a la vida” y la orquesta infanto juvenil “Makochi Dulcemelos”, la educación musical debe ser integral para proveer a los pequeños de conciencia.
“Nosotros tratamos de ver a la música como un lenguaje muy sensible, pero que debe llevar valores y principios, de los cuales nos hemos extraviado como sociedad (…) La realidad es que los mexicanos, como tal, somos trabajadores y hay que vernos en ese sentido para recuperar a través de las políticas públicas culturales; que no sean sólo de cultura de élite o para los que puedan pagar o una cuestión masiva para entretener, sin educar”, expone Larios.
En tanto, Barrientos asegura que en esta búsqueda, la intención es romper círculos viciosos arraigados en la sociedad, con los que se han encontrado en su labor al trabajar de cerca con los niños en las comunidades, tales como violencia intrafamiliar y alcoholismo.
“Cuando vienes de este contexto donde no hay nada, ni para comer; de la pobreza, de los abusos sexuales y una serie de situaciones, ¿cómo no vas a golpear a los hijos?, es imposible porque es un patrón, a no ser que entre la oportunidad de la educación y la conciencia”, advierte.
Al respecto, recuerda una conversación que tuvo con una adolescente de la comunidad de la D, en Pedro Escobedo. “Le decía a una chica de 14 años: ‘¿Qué es lo que más anhelan las niñas de secundaria?’ – Tener novio, me respondió, y le cuestioné: ‘¿Qué pasaría si tú estudias corazón, si te esfuerzas para que no aspires sólo a tener novio y besarte con él para después tener hijos?’ –Se me quedó viendo (…) ‘Si tienes la oportunidad de estudiar y subir tu nivel para no estar pesando en el novio y subir más, vas a ver cómo tu vida es diferente’”.
Principios
Durante su labor, Héctor explica que han creado algunos principios que además de ser las reglas de la orquesta, permite crear una columna vertebral de valores e ideología basada en la responsabilidad y la inclusión. “Para hacer la Makochi tenemos tres reglas:
1. Lo que se cobra es que ellos estudien su instrumento.
2. También deben aplicarse en la escuela y mantener promedio mínimo de 8.
3. Otro requisito es estar bien con sus papás; a veces los padres se acercan y nos dicen, por ejemplo, que el niño no quiere lavar los trastes o no se quiere bañar, entonces se pierden los privilegios”.
Alejandra puntualiza que al no existir un pago económico, sino que el costo es el esfuerzo, se genera un ambiente de diversidad, colocando a todos los pequeños en el mismo nivel para obtener reconocimiento a través de la dedicación.
Asimismo puntualiza que gracias a este tipo de principios que se ligan a la educación musical, la orquesta es “como un organismo vivo que se autorregula y se autoalimenta”.
Este sistema ya ha sido comprobado en múltiples ocasiones en las que los profesores han emprendido dinámicas como campamentos, en los que los pequeños músicos aprenden a ser responsables y obedientes en el día a día atendiendo a compromisos diarios como dormirse temprano y estudiar.
Reto transatlántico
En mayo pasado, Alejandra y Héctor aplicaron para la convocatoria de la Conferencia Mundial de la Sociedad Internacional de la Educación Musical –ISME por sus siglas en inglés–, en la que participaron con el proyecto de la orquesta Makochi Dulcemelos y gracias a la cual fueron invitados a participar en el congreso que, de realizarse, se llevará a cabo del 14 al 23 de julio en Suiza; del 24 al 31 de julio en Austria y del 2 al 7 de agosto en Helsinki, Finlandia.
“Académicamente, para nosotros significa mucho en el sentido de que se envía la propuesta musical y hay un cuerpo de profesores educativos de distintas universidades del mundo que seleccionan las mejores propuestas; ya sean ponencias, conferencias o conciertos que se ilustran con imágenes y breves explicaciones de lo que se hace en el país, ciudad, municipio o colonia”, detalla Alejandra.
Explica que la intención es ir y exponer, además de retroalimentarse con las nuevas propuestas musicales que existen a nivel mundial para poder estar a la vanguardia; “por ejemplo, en desarrollo del pensamiento, en neuropsicología, en desarrollo motriz; todas las áreas que tienen que ver con el desarrollo y la música, es decir que competen al desarrollo del ser humano pero a través de la música”.
Sin embargo, debido a la emergencia actual a nivel mundial por el coronavirus, la sociedad envió un comunicado en el que aclaran que hasta el momento los planes siguen en pie y monitorearán de cerca la situación atendiendo a las recomendaciones de las organizaciones y autoridades mundiales de salud, para tomar la mejor decisión. Por ello, la organización calcula que cerca del 9 de mayo darán un informe más claro sobre si los planes continúan o si la conferencia se pospondrá.
En tanto, los profesores musicales también continúan sus planes para reunir los fondos necesarios que requerirían para el transporte, tanto de ellos como de los 15 músicos integrantes de la orquesta que viajarían, por lo que planean ofrecer tres conciertos en el Museo Regional, los días 25 de abril, 30 de mayo y el último planeado, el 30 de junio.
A través de sus redes sociales mantendrán al público informado sobre el seguimiento de estos eventos que conforman parte de la educación de los pequeños y que les ayuda a abrir sus horizontes.
Por la música y el instrumento
La labor del dueto Dulcemelos también ha contribuido a la reivindicación del salterio como instrumento de concierto, que además de ser enseñado entre las agrupaciones que dirigen, ha implicado una búsqueda de su sonido.
Dándole a este instrumento un lugar privilegiado para impulsar la enseñanza, Alejandra y Héctor también han trabajado en la difusión de su importancia con el montaje de estas cajas de resonancia con cuerdas tensadas en la sala de exposiciones temporales del Museo Regional de Querétaro.
Asimismo han hecho una revisión histórica para encontrar su protagonismo durante los años 1880 a 1940, además de realizar una búsqueda del desarrollo estético, mecánico y acústico, por lo que han recurrido a trabajar con lauderos como el estadounidense Nick Blanton sonido, en cuyo trabajo encontraron una mayor sonoridad, además de estabilidad en su afinación y ligereza.