Alegre, entusiasta y con la energía propia de su edad –21 años– Christian Iván López Bailón comparte orgulloso el haberse convertido en el primer queretano seleccionado para formar parte de la Orquesta de las Américas.
“Esta es la tercera vez que audiciono, hace dos años lo hice y fue para la experiencia, el año pasado también, pero hasta ahorita lo logré. Llevo cuatro años preparando las audiciones”, dice complacido sobre este honor que ha recibido de la que describe y dice, es conocida entre los músicos como la orquesta más grande que abarca todo América.
Sin embargo, adelanta que por ahora es momento de celebrar, pero está consciente de que esta distinción conlleva también una gran responsabilidad, ya que el programa comprende cursos desde enero hasta junio, en los que se preparará de la mano de grandes músicos, tales como Craig Munn, músico principal de viola en The Metropolitan Opera (Nueva York).
Por ello, dice, debe estar no solo a la altura de lo que sus mentores esperan, sino también del resto de los seleccionados, ya que al abarcar un rango de edad de 18 a 28 años, compartirá con músicos experimentados, por lo que debe estar al nivel del resto de los 51 seleccionados, quienes como él, fueron elegidos de entre mil aspirantes.
Christian relata que luego del proceso de preparación, la Orquesta de las Américas planea que los músicos mexicanos de la selección realicen una gira de la mano de la Orquesta Esperanza Azteca, y si las condiciones de la crisis sanitaria lo permiten, llegarán a Puebla, Xalapa y Ciudad de México.
Paso a paso
Este logro e historia de éxito es el resultado de una larga carrera que Christian emprendió desde los seis años, gusto musical que encontró dentro de su entorno familiar, pues su madre es cantante, su hermana estudió la licenciatura en jazz en la Ciudad de México y su padre es Andrés López, trombonista de la Orquesta Filarmónica del Estado de Querétaro (OFEQ).
“La Orquesta fue una gran inspiración para mí cuando era chiquito, veía a mi papá que se iba a tocar con sus trajes y él toca muy bien, y por eso pensaba que yo necesitaba estar ahí en el escenario, como él”, recuerda.
Pero detalla que antes de iniciar este andar, creía que casi desde la primera clase que tomara, se convertiría en un prodigio de su instrumento, tal como veía a los grandes guitarristas al realizar sus solos.
“Entré a la música ya mentalizado de que iba a ser poco a poco porque esto es un proceso, es estar cocinándolo, es como un buen vino que tienes que dejar reposando. A los seis años empecé estudiando piano con una maestra en el Centro Histórico de Querétaro, también estudié en el Conservatorio de Querétaro y después me pasé a violín en la Orquesta Esperanza Azteca en Querétaro”, recuerda sobre sus primeros años.
De acuerdo con Christian, el sentimiento que imprime en cada una de las notas, se basa en sus propias emociones y vivencias, por ello, el pasar por dificultades le brinda mayor calidad interpretativa.
“En la Esperanza Azteca tuve una experiencia un poco mala porque un maestro me dijo que yo tenía las manos grandes y que por eso no servía para la música, me aconsejó que no me dedicara a esto porque no era lo mío. Entonces otro maestro me apoyó y me sugirió que me cambiara a la viola; son experiencias como esa, en la que estuve a punto de dejar la música, con la que conectas tu interpretación y das el sentimiento que tienes”, detalla.
Sobre esa decisión que marcó el nuevo rumbo y voz que tendría como parte de una orquesta o algún ensamble, incluso en las óperas que ha participado, el joven músico relata lo que ha encontrado en la viola.
“En ese momento yo no sabía qué era la viola, pensaba que el violín era un poquito más grande y ya; me dijeron que la tesitura de la viola es la misma que la voz humana, entonces es como si estuvieras cantando con un pedazo de madera, me siento 100% conectado a ella y es impresionante. Ahora que estoy un poco más grande le agradezco a ese maestro que me diera la oportunidad de cambiarme de instrumento”.
Pero la viola no sólo le brindó una nueva voz con la cual conectarse y expresarse, sino también la oportunidad de encontrar nuevos caminos que lo llevaron a un nuevo paso en su preparación, a la Ciudad de México.
“Surgió la oportunidad de hacer una audición para la Orquesta Escuela Carlos Chávez, en ese entonces tenía 16 años y lo hice solo para experimentar cómo era hacer una audición más formal y me quedé, pero como la edad mínima era de 18 años, me dieron la oportunidad. Estuve ahí por dos años y mi maestra Felisa Hernández Salmerón, quien es la principal de viola en la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México y de la Orquesta de Teatro de Bellas Artes, me dio la oportunidad de irme a estudiar la licenciatura en Bélgica con el que era su maestro, junto con el apoyo de mis padres”, recuerda.
Con aires europeos
Para Christian emprender el viaje a Bélgica representó un sueño que a la distancia ve como cumplido, ya que lo ha llevado a subirse al escenario como parte de la Orquesta de Cámara de Wallonia, además de la Orquesta Filarmonía Granada en España y la Orquesta Sinfónica de Amberes.
“En una ópera debes estar 100% concentrado con el director y con todos los que están ahí, puede ser de tres o 50 personas, pero lo más importante es estar concentrado porque lo mágico es que te puedes conectar con todos los músicos, yo lo veo como la película de Avatar, donde con el pelaje se conectaban con el ambiente y los animales, y así es para mí, como conectarse a través de la viola con las vibraciones de todos”, relata.
Pero la exigencia para llegar a este punto, relata Christian, es muy alta, pues el tiempo para preparar un repertorio consistente en obertura, concierto y sinfonía, puede ser de tres semanas o tan solo de una semana, por ello, dice que el estudio y la concentración son indispensables para tener tiempo de estudio de calidad, mas no de cantidad.
Actualmente, López Bailón continúa estudiando su licenciatura, pero debido a la pandemia, tuvo que hacer una breve pausa y regresar a Querétaro, mientras las condiciones mejoran para volver y concluir el último año que le falta.
Lejos de lamentar la situación, comparte que ha aprovechado esta temporada para reinventarse a sí mismo y crear nuevos proyectos que han visto la luz durante la cuarentena que lo obligó a salir de Bélgica desde finales de marzo.
“Para todo el medio artístico y en todo el mundo ha sido una situación muy difícil y ahora que tuvimos tanto tiempo para reflexionar, me ayudó a renovarme y tratar de estar bien conmigo mismo y con los demás, de hecho me dio nuevas ideas porque junto con los compañeros del conservatorio donde estudio grabé una fusión de música mexicana con orquesta, donde estamos cantando mi mamá y yo. Cada uno de mis compañeros me mandó su video, y mi papá y yo los juntamos, todo se hizo en casa; es para renovarse y hacer que la música siga y siga”.
Valorando su tierra
El joven músico reflexiona en retrospectiva y recuerda que cuando surgió la oportunidad de estudiar en Europa soñaba con audicionar para quedarse en alguna agrupación de renombre, sin embargo, ahora solo desea concluir su último año de carrera para encontrar su espacio en México, donde dice, realmente está su conexión.
Asimismo, recuerda que antes de mudarse a Bélgica no le gustaba tanto la música folclórica, pero al tomar distancia se encontró con el mariachi y la banda, reconociendo realmente la riqueza musical de este país.
“Allá en Bélgica tengo un dueto de mariachi con una amiga de Guadalajara, Reina Ávila, cantamos justamente música mexicana y también toco la viola. Nos presentamos en restaurantes mexicanos, fiestas, bodas y cumpleaños porque a los europeos les encanta”, relata sobre el proyecto que además le ha dado la oportunidad de trabajar en Europa para solventar algunos de sus gastos.
Asimismo, dice que pudo comprobar el gusto de los europeos por estos géneros durante una visita de su madre, cuando ella comenzó a entonar temas como “Amor eterno” y “Costumbres”, y una mujer francesa, que no hablada español, comenzó a llorar; “hasta abrazó a mí mamá, eso es el lenguaje musical”, concluye.
Finalmente comparte que le gustaría inspirar a otros jóvenes para que sigan sus sueños y emprendan lo que desean. “Uno de los factores más difíciles en la música es lo económico, por ejemplo, para estudiar la escuela ha sido gracias a que mis papás me apoyaron al 100%, además de que he estado trabajando allá, pero quiero mandar el mensaje de que no importa qué tan difícil sea irse a algún país o tratar de superarse, porque siempre habrá alguna manera de poder hacerlo para que nunca dejen a medias sus sueños”.