Cien Teatro

Domingo siete

Leonardo Kosta

  · sábado 24 de noviembre de 2018

Cien Teatro cuenta con muchas garantías, pues su impulsor es Manuel Naredo, cuya trayectoria finca sus raíces en La Fábrica y en el Corral de Comedias. / Cortesía Cien Teatro

Hará cosa de seis meses celebramos en esta sección el montaje de una obra de teatro por los rumbos de la Prepa Sur, ahora nos toca hacerlo por la presencia de Cien Teatro, sala que ofrece y ofrecerá comedias por los rumbos de la colonia El Jacal. En la plaza Capri para ser exactos. La presencia de Cien Teatro es halagadora porque contribuye a desahogar el Centro Histórico, en donde se ubica la mayoría de la oferta teatral.

El centro de la ciudad está saturado y, sin embargo, tal vez por la presión de la costumbre, un teatro fuera del centro corre el peligro de ser ignorado, fenómeno que no ha sucedido con La Fábrica, por ejemplo, que es un centro cultural exitoso. Aparte de su comodidad periférica, digamos que Cien Teatro cuenta con muchas garantías teatrales, pues su impulsor es Manuel Naredo, cuya larga trayectoria histriónica finca sus raíces en La Fábrica misma y en el Corral de Comedias.

Cien Teatro ofrece en estos días la comedia del escritor argentino Martín Giner “Terapia”, en la que actúan Naredo y Jesús Holguín, comediantes que sostienen con solvencia una obra que demanda extrema intensidad, esfuerzo que los dos actores despachan con las manos en los bolsillos, como se dice, y no porque la ejecuten a la ligera, sino porque su experiencia los lleva por la ruta exacta que traza Giner.

La eficiencia del texto se puede rastrear en Buenos Aires, Argentina, ciudad en la que el teatro alcanza cotas altísimas de calidad porque es una costumbre que los porteños aprovechan. Para un “pajuerano” (expresión gaucha que me encanta) resulta extraordinario ver los teatros llenos de público; resulta incluso conmovedor encontrar a jóvenes enamorados que salen a “echar novio” en las salas de Corrientes y Lavalle. Van a los “antros”, por supuesto, pero también al teatro, en parte porque muchos de ellos son hijos de italianos que, a su vez, son hijos y nietos de la ópera, tan popular a lo largo y ancho de Italia. Supongo que será por eso, y por su alto nivel cultural, que Buenos Aires, junto a París y Nueva York, es una de las ciudades que ofrece mucho teatro.

En Buenos Aires la obra debió haber sido un éxito rotundo, pues, como su nombre lo indica, se trata de una terapia sicoanalítica, y es fama que Argentina es terreno fértil para los sicoanalistas de toda laya, incluso para los teóricos que han desarrollado sus propios caminos en esa práctica tan demandada por las clases medias y altas. Sin ir más lejos, la teoría y la práctica del sicodrama surgieron en aquella ciudad que ha dado al mundo, además, un papa, una reina y por lo menos dos reyes del fútbol.

Uno de los reyes incluso fue un tanto divinizado y ahora, gordo y barbado, trabaja en Culiacán Sinaloa. Jorge Amado, el gran escritor brasileño, en su novela “Doña Flor y sus dos Maridos”, concluye en voz del protagonista que acaba de volver del más allá: Dios es gordo, y Juan Villoro llega a una conclusión semejante al titular uno de sus libros con la frase “Dios es Redondo”. Diego Armando Maradona les da la razón a los dos.

El párrafo precedente no tiene nada que ver ni con la obra ni con Cien Teatro, es una gracejada que no llega ni a la suela de los zapatos de la comedia “Terapia”; simplemente está allí para trazar un contraste, pues, si de la buena risa se trata, Naredo y Holguín la sirven en bandeja de plata, cebollazo que llega a tiempo, sobre todo ahora que viene diciembre, tiempo de pastorelas en el cual Cien Teatro estrenará una que promete hilaridad superlativa, y si medimos la oferta decembrina con la calidad que los actores han derrochado en estos últimos meses, no cabe duda que así será.