Guadalajara, (Notimex).- La violencia que se padece en el barrio de Iztapalapa y en México en general, producto de la lucha contra el narcotráfico, se retrata a través del documental “Disparos”, que participó en la 34 edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG).

Durante 71 minutos, el filme sigue a Jair Cabrera, fotógrafo que suma 12 años captando todo aquello que altere el orden, que lastime y afecte la paz y estabilidad de un entorno. En su camino, ha sido testigo de movimientos sociales, asesinatos a periodistas, el flujo migrante y el narcotráfico.

Jair nació en Iztapalapa. A los 17 años se inscribió en un taller de fotografía en la Fábrica de Artes y Oficios de Oriente, mejor conocida como el Faro de Oriente en esta ciudad. Para la práctica comenzó retratando su barrio y después exploró más allá.

“Quizá estaba destinado a una vida en medio de la violencia, pero gracias a la fotografía es que consigue salir adelante de un círculo de dificultades”, explicó a Notimex el director Rodrigo Hernández.

Elpida Nikou, también directora del documental, comentó que decidieron abordar el tema dada la ola de violencia que se vive en el país.

“En los últimos 15 años la violencia ha incrementado y nos preocupó esa situación. Cuando asistimos al taller de fotografía nos percatamos de que en esta zona hay casi nulas oportunidades culturales y de educación”.

El Faro de Oriente, dijo, “es uno de los pocos sitios que abre sus puertas para que los jóvenes hagan algo distinto a como terminan todos en general, que es básicamente sumidos en las drogas o en cárteles”.

Mediante la historia de Jair, ambos realizadores quisieron contar aquello que no solo sucede en el barrio, sino lo que acontece en el país, “porque la violencia ya alcanzó a las personas que se encargan de capturar todo esto que está sucediendo y nos preocupó mucho”.

Rodrigo Hernández, quien es mexicano de nacimiento, pero desde niño vivió en España, platicó que les tomó aproximadamente cinco años realizar “Disparos”, entre la grabación y la postproducción.

“Quisimos tomarnos ese tiempo para seguir la evolución de Jair. Él padeció el círculo de secuestros y asesinatos, por lo que nos interesó documentar como salía bien librado de todo esto”.

Elpida, originaria de Grecia, conoció a Rodrigo hace más de una década y hace ocho que son pareja. Empezaron a trabajar juntos proponiendo historias para la televisión y reportajes para noticiarios.

“Luego se nos ocurrió llevar una historia a un formato más cinematográfico y así nació ‘Disparos’. Lo más difícil a lo que nos enfrentamos fue entrar a la vida íntima de los personajes que grabamos”.

Iztapalapa, añadió Rodrigo, “es un barrio bastante violento, pero una vez que conseguimos la confianza con las personas, ellos mismos nos abrieron las puertas y todo fue más sencillo”.

“Nosotros venimos de un mundo periodístico, por lo que sacar historias de corte documental significaba un terreno jamás pisado por nosotros. Nos apoyamos mucho en el fotógrafo Jesús Villaseca, quien trabaja en el periódico La Jornada y lleva años impartiendo este taller”.

Elpida recordó que al llegar al Faro de Oriente les pareció como “un paraíso en medio del desierto, un sitio que puede atraer a los jóvenes para tener una posibilidad de vida distinta”.

Luego de su participación en la sección Largometraje Iberoamericano Documental en el FICG, “Disparos” continuará en la actual Gira de Documentales Ambulante al tiempo de analizar en qué otros festivales internacionales podría presentarse.

“Es bonito porque gracias a los tráilers nos han solicitado mucho el filme, ya sea en barrios, comunidades y cinetecas de todo el país. Creemos que a raíz de esta historia, otras localidades se han visto reflejadas. Ojalá podamos llevarlo a las zonas más marginales de México”.

Rodrigo Hernández y Elpida Nikou ya trabajan en otras series documentales. La más reciente que hicieron se titula “Después de la guerra”. Tiene que ver con la manera en que continúan países como Irak, Afganistán y República Democrática del Congo después de intervenciones militares.

Por otro lado, también buscan retratar el feminismo en mujeres indígenas, así como de periodistas locales en el mundo, aquellos que se juegan la vida al estar en el lugar de los hechos o que son silenciados cuando llega un medio grande a contar la misma historia.