A 49 años de distancia desde la primera vez que su trabajo empezó a hacer eco en nuestro país, el Colectivo Cine Mujer continúa siendo tema de conversación a pesar de que han pasado décadas desde su disolución. Hoy, las cineastas Andrea Gautier y Tabatta Salinas presentan al público el rostro y las historias de estas mujeres que lo conformaron para así poder mirar a través de un nuevo lente los títulos que desarrollaron durante el período en el que estuvieron en activo.
Rebeladas es el nombre de este proyecto cinematográfico que presenta una nueva óptica del colectivo que entre 1975 y 1987 utilizó al cine como una herramienta política para denunciar los problemas de género que definían a la sociedad mexicana de dicha época. Este título de una duración de 82 minutos se presentó en Querétaro durante la gira de documentales Ambulante, y contó con la presencia de una de las realizadoras.
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Con la finalidad de conocer más sobre el desarrollo de este proyecto, DIARIO DE QUERÉTARO dialogó con Tabatta Salinas sobre la importancia del tema, lo que se gestó para que hoy en día la temática fuera propuesta, los diálogos que ha abierto y el panorama para los realizadores de documentales en México.
- ¿Por qué realizar un documental sobre el Colectivo Cine Mujer?
Ellas fueron las primeras mujeres, digamos feministas, que trabajaron en colectivo en nuestro país para realizar películas. Su filmografía abarcó tanto documentales como ficciones y otros proyectos híbridos. Trataron temas feministas que en los setentas y ochentas eran tema tabú y que a la fecha siguen siendo tan pertinentes como por ejemplo la violencia sexual, el trabajo doméstico, trabajo sexual, luchas populares, aborto, violaciones, todas esas problemáticas que hasta la fecha seguimos queriendo cambiar.
Así que nos parecía importante aportar una mirada sobre quienes eran ellas que desarrollaron estos proyectos sobre estos temas, además para aportar a la historia de su trabajo como colectivo feminista y que tiene a ser ignorado.
- ¿Por qué hablar hoy sobre ellas?
Creo que definitivamente hay una apertura para las mujeres realizadoras, y creo que como ellas fueron quienes nos abrieron el camino a las mujeres cineastas del presente, pues era necesario realizarles un homenaje a manera de agradecimiento. Además lo que buscamos es inspirar a las chicas y a las nuevas generaciones a que busquen y vean su trabajo, para que así puedan ver lo poderoso que es el trabajo colectivo, no solo en el cine, sino que también en el resto de los ámbitos somos más fuertes si trabajamos juntas y tejemos redes.
- ¿Consideras que la película ha generado un interés en el público masculino?
Creo que definitivamente es una cinta que toca fibras de todo el mundo sin importar su generación o género. Creo que es muy interesante y gratificante cuando al final de las proyecciones algún hombre se nos acerca para decirnos que la cinta les ha cambiado la visión y que les tocó esa fibra para poder sensibilizarse y poder ver el panorama desde otra mirada.
Si bien, algunos compañeros realizadores han tocado este tipo de temas en pantalla y lo han hecho de una forma interesante y positiva; siento que el punto de vista de una mujer siempre se siente en pantalla. Cada vez hay más miradas femeninas, cada vez hay más mujeres mirando y mostrando su ojo en la pantalla, y eso es súper, porque precisamente es lo que estaba haciendo falta. De hecho en la película se menciona varias veces que el cambio es algo que no sólo nos corresponde a las chicas, sino que también necesitamos el apoyo de los hombres, el ponernos en los zapatos del otro y poder juntos hacer un cambio.
- ¿Qué es lo que aporta la mujer en el cine?
Uy pues son diferentes sensibilidades. Siento que en producción, las mujeres somos más apapachadoras, cuidamos muchísimo al crew, estamos detrás de ellos para darles agua, ver que estén bien, y otras cosas dentro del tema de cuidado.
Pero también en la fotografía tenemos nuestra propia manera de decir las cosas, con movimientos de cámara, con los encuadres y en el caso específico del documental, por ejemplo, me gusta muchísimo trabajar con mujeres fotógrafas porque por lo regular mis protagonistas son mujeres, así que me es más fácil acercarme a ellas y que me compartan sobre su vida, más si hay otra mujer a mi lado sosteniendo su cámara.
- ¿Cómo es el panorama del cine documental en México? ¿Hay audiencias? Como realizadores, ¿existen riesgos?
Yo creo que es algo en crecimiento, es una forma bonita de decirlo. Existe una importante red de cine clubes que intentan distribuir el cine mexicano, porque digamos que usualmente quienes siempre tienen espacio en las grandes salas de cine pues son los proyectos hollywoodenses, así que este tipo de iniciativas han ayudado a equilibrar la balanza y llegar a diferentes lugares del país. Además de que son espacios ideales para generar comunidad, porque usualmente quienes lo frecuentan pues comparten gustos en común y se empatan súper bien.
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Sobre el tema de los riesgos, pues sí. México es un país nada seguro para realizar documentales y es triste. Desafortunadamente somos un país muy rico en temas escabrosos a tratar en un documental o reportaje, y es algo sumamente triste de decir en voz alta.
- ¿Por qué seguir apostando por la realización de documentales?
Porque hay que salir de la burbuja personal. Hay que conocer otras maneras de vivir la vida, de luchar por la vida y de darle a entender al mundo que podemos ser más empáticos. Nos necesitamos los unos a los otros para generar cambios, y qué mejor manera para sensibilizar que a través del cine.