/ jueves 4 de marzo de 2021

Filmes húngaros dominan la Berlinale

Notable es el caso de las dos películas húngaras que para mi gusto dominan hasta ahora lo visto en competición

La impresión que el cine de autor y películas de debutantes que dominan en la programación de la Berlinale de este año parece confirmarse mientras estamos ya en el tercero de los apenas cinco días que dura este año el certamen con un reducido numero de películas en todas sus secciones, consecuencia de su celebración en linea por la pandemia.

Notable es el caso de las dos películas húngaras que para mi gusto dominan hasta ahora lo visto en competición. Luz natural del debutante Dénes Nagy, es el poderoso retrato de un soldado que se encuentra enlistado a fuerza en las tropas húngaras que durante la Segunda Guerra Mundial apoyaban a los nazis en el exterminio de los resistentes soviéticos. Se trata de una potente parábola sobre la responsabilidad individual y colectiva.

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Es interpretada por Ferenc Szabó quien se perfila como candidato al premio de actuación al igual que Dénes Nagy como director o mejor película.

No diría menos respecto al premio de Dirección y/o de Mejor Película para Bosque-te veo en todas partes, del otro húngaro, Bence Fliegauf quien regresa a la Berlinale con un filme en siete episodios que tienen en común las relaciones entre parejas, parientes e hijos. Actuada de manera espectacular, la película sobresale por el trato sutil, profundamente humano y a la vez inteligente de Fliegauf.

En comparación las aportaciones de la mayoría de los “establecidos” y celebrados cineastas de renombre presentes hasta ahora en competición, se perciben bastante flojas.

Este es el caso del coreano Hong Sangsoo, quien regresa por sexta vez en este certamen donde resultó multipremiado ( Oso de plata al Mejor Director en 2020 por La mujer que corrió). Introducción la película con la que compite este año resultó ser no más que una débil réplica de su conocido estilo minimalista con que el director explora las relaciones íntimas de sus personajes.

El francés Xavier Beauvois, creador del excelente filme De hombres y dioses, Gran Premio de Jurado en Cannes 2010, tampoco parece en su mejor forma en Albatros, la historia de un joven policía de provincia atormentado por un trágico incidente en el que se vio implicado.

Uno diría lo mismo de su compatriota Céline Sciamma quien dos años después de su triunfo en Cannes con Retrato de una mujer en llamas, aparece en la competición de la Berlinale con Pequeña madre, el delicado retrato de la relación de dos niñas la cual carece de una floja línea argumental.

Concluyendo sobre estos dos y medio primeros días, uno tiene que anotar su decepción por Sexo de mala suerte o porno de locos, del importante y premiado realizador rumano Radu Jude quien a través de un estilo provocador, denuncia la corrupción y el conservadurismo de la sociedad de su país. Se trata no más que de un boletín provocador de utilización interna que de una película de pretensión universal.

Pasando a otros debutantes en otras secciones, mencionaríamos dentro de este limitado espacio a El guardián de mi hermano, la fuerte película del realizador turco Ferit Karahan que se desarrolla en un internado de niños de origen kurdo en los altos orientales de Turquía. Fue presentada en la sección Panorama.

De otro país balcánico, Grecia, viene presentada en la “pequeña” sección competitiva Encuentros, con el filme Luna, 66 preguntas, de la debutante Jacqueline Lentzou, una trama sobre la relación de una hija con su padre a quien llega a acompañar dejando sus estudios fuera del país, al sufrir este último de una enfermedad neurológica que lo incapacita parcialmente. La excelente protagonista Sofia Kokkali lleva a sus frágiles hombros y a través de su expresiva cara todo el peso de este finísimo filme de reencuentro y de reconciliación.

De Francia anotaremos en la misma sección el documental socio antropológico Nosotros, de la cineasta de origen africano Alice Diop; mientras que en Panorama se estreno con éxito y buena acogida otro documental de temática similar, Plumas sucias, primera presencia de México en la Berlinale de este año, una coproducción con EU dirigida por Carlos Alfonso Corral que se desempeña en recoger los testimonios de los más desprovistos entre mexicanos y norteamericanos que se juntan en las ciudades de Juárez y El Paso.

El segundo y muy esperado filme mexicano, Una película de polícias de Alonso Ruizpalacios será estrenado en competición el 5 de marzo, último día del certamen.

La impresión que el cine de autor y películas de debutantes que dominan en la programación de la Berlinale de este año parece confirmarse mientras estamos ya en el tercero de los apenas cinco días que dura este año el certamen con un reducido numero de películas en todas sus secciones, consecuencia de su celebración en linea por la pandemia.

Notable es el caso de las dos películas húngaras que para mi gusto dominan hasta ahora lo visto en competición. Luz natural del debutante Dénes Nagy, es el poderoso retrato de un soldado que se encuentra enlistado a fuerza en las tropas húngaras que durante la Segunda Guerra Mundial apoyaban a los nazis en el exterminio de los resistentes soviéticos. Se trata de una potente parábola sobre la responsabilidad individual y colectiva.

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Es interpretada por Ferenc Szabó quien se perfila como candidato al premio de actuación al igual que Dénes Nagy como director o mejor película.

No diría menos respecto al premio de Dirección y/o de Mejor Película para Bosque-te veo en todas partes, del otro húngaro, Bence Fliegauf quien regresa a la Berlinale con un filme en siete episodios que tienen en común las relaciones entre parejas, parientes e hijos. Actuada de manera espectacular, la película sobresale por el trato sutil, profundamente humano y a la vez inteligente de Fliegauf.

En comparación las aportaciones de la mayoría de los “establecidos” y celebrados cineastas de renombre presentes hasta ahora en competición, se perciben bastante flojas.

Este es el caso del coreano Hong Sangsoo, quien regresa por sexta vez en este certamen donde resultó multipremiado ( Oso de plata al Mejor Director en 2020 por La mujer que corrió). Introducción la película con la que compite este año resultó ser no más que una débil réplica de su conocido estilo minimalista con que el director explora las relaciones íntimas de sus personajes.

El francés Xavier Beauvois, creador del excelente filme De hombres y dioses, Gran Premio de Jurado en Cannes 2010, tampoco parece en su mejor forma en Albatros, la historia de un joven policía de provincia atormentado por un trágico incidente en el que se vio implicado.

Uno diría lo mismo de su compatriota Céline Sciamma quien dos años después de su triunfo en Cannes con Retrato de una mujer en llamas, aparece en la competición de la Berlinale con Pequeña madre, el delicado retrato de la relación de dos niñas la cual carece de una floja línea argumental.

Concluyendo sobre estos dos y medio primeros días, uno tiene que anotar su decepción por Sexo de mala suerte o porno de locos, del importante y premiado realizador rumano Radu Jude quien a través de un estilo provocador, denuncia la corrupción y el conservadurismo de la sociedad de su país. Se trata no más que de un boletín provocador de utilización interna que de una película de pretensión universal.

Pasando a otros debutantes en otras secciones, mencionaríamos dentro de este limitado espacio a El guardián de mi hermano, la fuerte película del realizador turco Ferit Karahan que se desarrolla en un internado de niños de origen kurdo en los altos orientales de Turquía. Fue presentada en la sección Panorama.

De otro país balcánico, Grecia, viene presentada en la “pequeña” sección competitiva Encuentros, con el filme Luna, 66 preguntas, de la debutante Jacqueline Lentzou, una trama sobre la relación de una hija con su padre a quien llega a acompañar dejando sus estudios fuera del país, al sufrir este último de una enfermedad neurológica que lo incapacita parcialmente. La excelente protagonista Sofia Kokkali lleva a sus frágiles hombros y a través de su expresiva cara todo el peso de este finísimo filme de reencuentro y de reconciliación.

De Francia anotaremos en la misma sección el documental socio antropológico Nosotros, de la cineasta de origen africano Alice Diop; mientras que en Panorama se estreno con éxito y buena acogida otro documental de temática similar, Plumas sucias, primera presencia de México en la Berlinale de este año, una coproducción con EU dirigida por Carlos Alfonso Corral que se desempeña en recoger los testimonios de los más desprovistos entre mexicanos y norteamericanos que se juntan en las ciudades de Juárez y El Paso.

El segundo y muy esperado filme mexicano, Una película de polícias de Alonso Ruizpalacios será estrenado en competición el 5 de marzo, último día del certamen.

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