Jat’i es un proyecto que surgió de las comunidades indígenas de Amealco. Deriva de la palabra njät’i que significa bordado o tejido en lengua Hñäñho, y nació para promover y difundir la cultura ñäñho por medios audiovisuales, y por redes sociales (activismo digital) sobretodo hacia dentro de las comunidades pero también hacia afuera.
Abonamos a la transformación de la sociedad a partir de las claves que guardan las cosmovisiones originarias, entre las que destaca la preservación de saberes y tradiciones ligadas al respeto a la vida y en relación con el medio ambiente y la cultura, fundamentalmente nos recuerdan que somos y vivimos por y con la Madre Tierra (Ar Nöno Hai).
A lo largo de más de una década hemos realizado cortometrajes a modo de tejido que el espectador, si se deja atrapar, puede captar; a esto le nombramos el Habu bí ja ma haihu (mapa fílmico de un pueblo ñäñho). Un mapa, porque a partir del mismo puede recorrer el territorio. En este territorio hemos llevado o colaborado en otros proyectos que dan cuenta de tal tejido por fuera del cine, entre estos están el teatro comunitario, la promoción de artesanía como cultura (no sólo mercancía), las visitas a las comunidades (de experiencia intercultural con la población, no de turismo), la creación de Mfeni Nguu (la casa de la Memoria) que es un museo comunitario y el impulso a la lengua materna de diversos modos.
Este tejido de Jat’i ha llegado a las ciudades mediante la exhibición eventual de los cortos o al vincular grupos de gente en las visitas a las comunidades, entre ellos grupos escolares con los que organizamos campamentos interculturales. De modo que la reinvención es parte del modo Jat’i. A tal grado llega su mutación que actualmente ha surgido Jatidigital donde ofrecemos además de talleres de cine, otros talleres que tienen que ver con medios digitales, creatividad y expresión, como stop motion o el desarrollo de habilidades digitales.
Así hemos realizado talleres con docentes y otros talleristas para la transformación digital y para el uso del cine y la animación en sus procesos educativos. Este marco de ideas que puede parecer abstracto y complejo ocurre en cosas simples y aterrizadas, y es el espíritu que llevará también a un reciente taller apoyado por el Estímulo a la Formación Audiovisual Independiente de IMCINE para este próximo semestre.
EL PRÓXIMO TALLER DE CINE
Año con año hemos realizado talleres desde el 2013, y cada uno es diferente porque toma de la realidad de distintas comunidades de Amealco y Tolimán, de los participantes y del mood del momento, con una carga de improvisación y experimental que con el paso del tiempo nos ha parecido acertado mantener al tiempo que también mejora la calidad sin que ahogue los cortos hacia un lenguaje de formato convencional que complazca miradas de una sala de cine convencional o de un festival.
En el próximo taller realizaremos tres cortometrajes que pueden ser documental, ficción o animación en San Miguel Tlaxcaltepec, Amealco, Qro. Aspiramos a activar un colectivo de cineastas o comunicadores indígenas al finalizar que convoque a gente de la región y puedan ser creadores permanentes de lo que deseen expresar valiéndose de los medios de comunicación y partiendo de la matriz de la Cultura Ñäñho (otomí).
El objetivo es brindar la capacitación a niños y jóvenes indígenas para el desarrollo de habilidades creativas de acuerdo al arte cinematográfico cuyos cortometrajes promuevan el valor de las culturas originarias en cruce con saberes como la agroecología, la interculturalidad o la economía solidaria.
Todo esto va dirigido a una sola intención, los beneficios para el territorio y población. Bí ja nzeya ya ntöhö ha ma haihu.
Los alcances tienen que ver con una clara intención social, la sensibilización de los participantes frente al valor de su propia cultura, con el cine como una herramienta de transformación que confronte la crisis civilizatoria que pasamos actualmente, para construir otra realidad, otro mundo posible. Y, como suele ser el cine, sirva de palabra más allá de lo local que le diga algo al mundo, que le sensibilice, que provoque, que invite.
Es un proyecto que nació con manos indígenas delante y detrás de cámaras. Sirva de analogía pensar en la bordadora cuyas manos traspasan anverso y reverso de una servilleta textil al bordar. Los cortometrajes del MAPA FÍLMICO DE UN PUEBLO ÑÄÑHO no tienen una hechura eurocéntrica, ni siquiera céntrica, su raíz es originaria Ñäñho.
El proyecto se enmarca en un proceso amplio que viene de atrás. Para remitir al pasado reciente (del 2018 a la fecha) conlleva la activación de Cine Jati, una sala físicamente de cine que se truncó por la pandemia y que ha implicado alianzas por ejemplo con la empresa Sibils que donó mobiliario y una pantalla; también con Ambulante con quien a la fecha no hemos logrado exhibir pero hemos estado intentándolo o la Muestra de cine de Tlaxcala que ya exhibimos en el 2019. Sin embargo la prioridad siempre ha sido ver las películas que filmamos en los muros de las mismas comunidades donde se realizan las producciones o donde se desarrollan los talleres de los que deriva siempre también una o más producciones; la labor abarca formación, producción y exhibición con enfoque de pedagógico alternativo.
En el marco de esto ocurre que IMCINE aprueba el proyecto que presentamos al EFAI. Es un proyecto que habíamos propuesto al PACMYC de Culturas Populares por 5 años desde el 2015 y nunca fue aprobado. Al IMCINE lo presentamos el año pasado y no fue aprobado, pues el concurso es muy concurrido. Esta vez aprobaron 9 de 50 proyectos.
¿QUÉ HACEMOS DURANTE EL TALLER?
Las prácticas pedagógicas (que no metodología pues esta es más bien algo rígido de un deber ser) llevan los saberes que buscamos encontrar en la realidad. Así como los indígenas portan los saberes que están en el territorio frente al que se sensibilizarán más de lo que ya puedan estar.
Así en la primera etapa recorremos el territorio, partimos de una sensibilización frente al entorno que en el proceso se convierte en llamamiento para actuar y de ahí realizar los cortometrajes como forma de responder a la realidad de manera creativa y propositiva. Al fondo no es si uno es indígena o no lo es, se trata del sujeto colectivo tomando consciencia de sí a raíz del territorio, por lo que esto se traduce en no exclusión a población que no se autodescriba indígena.
El taller comienza por escuchar qué nos dice la realidad en su compleja tesitura a partir de la sensibilidad, antes de agarrar una cámara es escuchar las luces y sombras de lo que ocurre en el mundo a partir de nuestro cuerpo-ojo-oídos, nuestro principal medio audiovisual que tiene movimiento (pies) inteligencia y sensibilidad (afectos, percepciones, procesos neuronales, memoria, sentimientos, ideas, etc.)
De ahí pasamos a definir lo que haremos y a la producción creativa, que puede ser documental, ficción, docuficción o animación, y por supuesto practicar la técnica y el lenguaje cinematográfico, descubriéndolo desde lo que somos no desde un manual universal. No nos recargamos en un guión previo, aunque muchas veces trabajamos con guión este es abierto y flexible para no obligar a la Vida a encajar a priori. (cfr. Dziga Vertov)
En la exhibición que será a fines de noviembre o principios de diciembre en la comunidad, para inaugurar la sala de cine veremos que todo ha servido para reconocer la maravilla que somos nosotros y el reconocimiento de lo que podemos aportar desde talentos susceptibles de crecer, todo como rebote de maravillarse de la realidad esa que creemos exterior, pues es un cine que disuelve las fronteras del afuera y el adentro, de la persona el cuerpo y el territorio, un cine que de seguirlo cultivando nos revela la película de nosotros mismos en el mundo hoy sin recargarse en el “Yo” sino llevándonos a una consciencia mayor. Esa película es tejido de tejidos.