Si algo es garantía es que a las personas les fascina escuchar historias, pero cuando esos relatos se encuentran ligados al género policíaco o de true crime se vuelven más adictivas para las audiencias y, de acuerdo con la académica Rosario Barba, eso no es una novedad.
“Como humanidad tenemos muchos años interesándonos en este tipo de narrativas, desde la época de la misma Mary Shelly o Jack el Destripador ha estado presente, así que podríamos decir que es un género tradicional en todos los formatos de entretenimiento, desde la literatura hasta la cinematografía. Y claro que ahora con las redes sociales su popularidad parece ir creciendo cada vez más”, explicó Rosario Barba, docente de la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) y doctora en estudios socioculturales, en entrevista con Diario de Querétaro.
Desde el ámbito académico, Barba se ha especializado en las narrativas y en las formas en que las personas tienden a interactuar con las mismas; por lo que el tratar de explicar el fenómeno del true crime no es ajeno en su campo. “Considero que parte de la fascinación tiene que ver con la idea de poder encontrar pistas que la propia policía, sea por falta de tiempo o interés, no pudo notar. Han existido casos de personas que se han unido en grupitos y han podido encontrar las piezas faltantes para cerrar casos emblemáticos. Ya sea a través de brigadas de búsqueda en lagos o hasta encontrar documentos en archivos históricos”, señaló la académica.
Particularmente en nuestra entidad uno de los casos que han trascendido a nivel nacional, e inclusive internacional, en este género ha sido el de Claudia Mijangos, mejor conocida como La Hiena de Querétaro. “Es que Mijangos nos puso en el mapa”, expresó la investigadora, “si nos ubicamos en la época que sucedió todo, Querétaro era sumamente chiquito. Así que algo así de trascendental sucediera en una ciudad como lo era en ese entonces Querétaro, claro que iba a convertirse en todo un fenómeno mediático”, señaló.
Para la doctora fueron varios factores los que provocaron que este suceso de la nota roja trascendiera a podcasts y, eventualmente, a las películas: “en primer lugar, algo así nunca había sucedido en la ciudad, de alguna manera se convirtió en emblema de Querétaro. En segundo, la ejecutora del crimen se trataba de una mujer, una madre de familia que había asesinado a sus hijos de una forma tan cruel y despiadada que las personas de la comunidad decidieron que a ella se le tenía que castigar al señalarla como algo monstruoso, inclusive satánico”, añadió.
Si bien, hoy en día se sabe que las acciones de Mijangos derivaron de un episodio provocado por la esquizofrenia y/o un brote psicótico, en su momento los medios locales y la población especulaba de la presencia de un ente paranormal y maligno. “De un momento a otro dejó de existir Claudia Mijangos y surge el personaje de La Hiena de Querétaro y eso me parece muy fuerte, porque como tal a la población ya no le interesó lo que fuera a suceder con ella, sino que el enfoque estaba en lo que había hecho; además en esa parte de la historia en la que el público puede añadir su versión, desde lo que escucharon al amigo del amigo del vecino o del tío, y al final ya nadie conoce quién fue la mujer, solo conocen la leyenda”, reflexionó.
En estos 30 años que han transcurrido desde que “nació” la leyenda de La Hiena, la investigadora considera que la forma en que se habla desde las audiencias y por parte de los mismos medios de comunicación ha evolucionado. “Antes el énfasis era el cómo ella se atrevió o el por qué los vecinos no pudieron impedir el acto, algo así desde una mirada de un Querétaro con antorchas y sediento de justicia; y ahora, ya después del feminismo y de otros movimientos sociales, la mirada en la discusión ya no es tanto en forma de juzgarla, hasta incluso existe un entendimiento de sus padecimientos”.
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Por último, la académica estableció que es imposible evitar que el entretenimiento recupere este tipo de historias; sin embargo, es posible generar diálogos a partir de ellas. “Tal vez deberíamos replantear desde qué mirada los estamos abordando. Es lamentable que algunos asesinos terminan siendo presentados como una especie de héroes cuando cometieron crímenes terribles, ahí es donde se deberían generar las reflexiones, porque tampoco sería tan ético el exprimir a las víctimas como personajes. Es un tema complejo y muy fácil se puede caer en la revictimización”, finalizó.