Toshkua es una palabra en lengua pesh que quiere decir desaparecer, y así es como el director francés Ludovic Bonleux decidió titular su película, en la que aborda las desapariciones contemporáneas y muestra a las personas que resisten ante este panorama.
La cinta reúne dos visiones: la de Mary Martínez, una madre hondureña que busca a su hijo desaparecido en México y Francisco Hernández, decano de la etnia pesh. Aunque las historias jamás se entrelazan, ambas experiencias brindan un panorama completo sobre la situación en Honduras (el porqué la gente sale del país) y los retos que enfrentan las personas que deciden migrar.
El documental es un ejercicio de sensibilidad, denuncia y llamado de atención. Tiene por objetivo concientizar sobre las migraciones centroamericanas y la labor de búsqueda que realizan las familias de las personas desaparecidas.
La historia de Francisco sumerge al interior de la selva de la Mosquitia, la cual lamentablemente se enfrenta a la destrucción del hábitat. En su testimonio se refleja el desplazamiento forzado de la comunidad indígena de la zona, y adicional a la pérdida del medio ambiente, el decano se enfrenta a la desaparición de su idioma.
Para el director, la perspectiva de Francisco brinda una idea del porqué las personas se ven forzadas a partir de sus hogares. Él nació y creció en esa zona hondureña, era su hogar un espacio que constantemente se encuentra amenazado con su destrucción, lo que pone en riesgo a toda la comunidad que habita dicho espacio.
En el caso de Mary, su viaje inicia en Tegucigalpa, capital de Honduras, y llega hasta la frontera de México con Estados Unidos; los espectadores pueden seguir su paso por las ciudades de Nuevo Laredo y Reynosa, ambas en Tamaulipas, que son las últimas zonas en las que tuvo pista de su hijo Marco Antonio, quien tiene casi una década desaparecido.
Desde su mirada se visibiliza el trato injusto e indiferente que atraviesan las madres buscadoras en México, desde la falta de tacto por la sociedad mexicana hasta la falta de sensibilidad por parte de las Fiscalías mexicanas.
Más allá de ser un retrato revictimizante de las madres buscadoras, Ludovic Bonleux visibiliza todos los matices. Desde los momentos de recreación, incertidumbre, impotencia, júbilo y tristeza. Las mujeres se convierten en una red de apoyo y se inspiran para continuar la búsqueda.
Pese a que la experiencia de vida de Mary se sitúa en la frontera de nuestro país, el trato hacia las madres buscadoras por parte de las dependencias parece que no se encuentra tan alejada del contexto queretano.
El pasado 21 de agosto las madres buscadoras pertenecientes a Búsqueda Nacional en Vida y persona, denunciaron haber sido agredidas por elementos de la Fiscalía General del Estado de Querétaro, señalando que con el uso de la fuerza, la institución levantó su campamento de protesta.
Las mujeres se habían manifestado a las afueras de la dependencia ante la falta de respuesta a su petición para acceder a los Centros de Readaptación Social (Ceresos) y al registro del Servicio Médico Forense (Semefo). Las familias ya habían realizado estas labores de búsqueda en estados como Veracruz, Michoacán, Nuevo León, Guerrero y Jalisco, y señalaron que solo en Querétaro les habían negado el acceso.
Ante la Defensoría de los Derechos Humanos de Querétaro interpusieron una queja por dichas agresiones, y de acuerdo con Javier Rascado, titular de la dependencia, 11 mujeres resultaron lesionadas. Hasta la fecha, las madres buscadoras continúan sin tener acceso a las instituciones y registros solicitados.
Cabe señalar que este 30 de agosto, en el marco del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, Toshkua será proyectada a las 19:00 horas en la Glorieta de las y los Desaparecidos, ubicada en Paseo de la Reforma de la Ciudad de México. Para esta presentación se contará con la presencia de Mary, la madre buscadora que protagoniza la cinta. A su vez, el 02 de septiembre, a las 18:20 horas, se proyectará en Cinépolis Diana, también en la Ciudad de México.
¿Por qué se conmemora este día?
Desde el 2010 la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU) declaró el 30 de agosto como el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas. La organización define a la desaparición forzada como una estrategia para causar terror entre los ciudadanos.
Se trata de una problemática mundial, y aunque la cifra de personas desaparecidas nunca ha sido exacta, la ONU establece que ésta situación se ha manifestado en al menos 85 países.
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El año pasado el Comité contra la Desaparición Forzada y el Grupo de Trabajo sobre las Desapariciones Forzadas o Involuntarias del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos señaló que en nuestro país se encontraban registradas al menos más de 100 mil personas desaparecidas.
La institución señala que son los grupos vulnerables –personas marginadas, en situación de calle o que sufren desplazamiento forzado, entre ellos las personas que migran–, son quienes se encuentran mayormente en riesgo de convertirse en víctimas de esta práctica.