Por 16 años la compañía de danza contemporánea Ciudad Interior ha trabajado por acercar a las juventudes a las artes performativas con el objetivo de promover la difusión del arte como motor de renovación de las sociedades. Hoy por hoy, este proyecto podría ver su fin debido que con el paso del tiempo se ha vuelto imposible su sostenimiento por temas económicos, aseguró Alejandro Chávez Zavala, director y responsable de esta agrupación 100 por ciento queretana.
“Ya no puedo sostener este proyecto por mi propia cuenta. Por cuatro años formamos parte del México en Escena-Grupos Artísticos –un programa de estímulos a la creación artística, reconocimientos a las trayectorias y apoyo al desarrollo de proyectos culturales de la dependencia cultural a nivel federal– y durante todo este tiempo yo puse más dinero que el que las instituciones estatales correspondientes. Simplemente este año sólo he recibido el equivalente a una sola función comprada, una sola para casi el medio año que vamos a llevar trabajando. No es viable ni para mí, ni para los bailarines”, expresó el director de la compañía Ciudad Interior.
De acuerdo con el también bailarín, actualmente los bailarines apenas recibirán 500 pesos de las funciones que realizarán en los próximos días, cuando en años anteriores cada uno recibía al menos 10 mil pesos mensuales por su labor artística. “Los problemas comenzaron aproximadamente en el 2021. Y eso que la actual administración estatal se acercó con nosotros y nos prometió seguir apoyando el proyecto porque les interesaba. Éramos una compañía estable y con un subsidio ya asignado; sin embargo, creo que poco a poco se nos fue haciendo de lado. Me sacaron del Centro de las Artes de Querétaro (Ceart) y fue para nuestra fortuna que cuando ocurrió eso, estaban terminando el Centro de Formación Artística Infantil y Juvenil La Vía, que ha sido nuestra casa desde entonces”, añadió.
Actualmente la compañía se encuentra integrada por 10 bailarines, quienes dedican al menos tres horas de cuatro días a la semana a su preparación artística –desde la instrucción de técnicas de danza contemporánea hasta la participación en ensayos de nuevas coreografías donde ponen en práctica lo aprendido–. El aprender una nueva coreografía les puede tomar de entre un mes hasta tres. A los alumnos no se les cobra el tomar clases dentro de la compañía, más que el compromiso y la disciplina de formar parte de la agrupación.
La Compañía Ciudad Interior ha ido en seis ocasiones al Festival Internacional Cervantino, y ha representado a Querétaro y México en recintos en Nueva York, Suecia y España, por mencionar algunos lugares.
Se ha distinguido por la creación de piezas sin precedentes, en las que han buscado incluir a otros públicos como la comunidad sorda a través de la Lengua de Señas Mexicana (LSM) y su simbiosis con el lenguaje de la danza contemporánea.
El título de ese proyecto fue Código Paralingüa. Arquitectura coreográfica a partir del silencio, que además de enfocarse en el trabajo coreográfico, abarcó la formación dancística de niños sordos en el estado, así como en la enseñanza de la LSM a ellos y sus familias.
“Una de las premisas de la compañía fue cambiar el discurso [de la danza contemporánea] e incluir a más gente. Sobre todo es importante para nosotros toda la investigación que lleva detrás; contamos con una bitácora y un registro del trabajo que hemos realizado. Lo más importante para nosotros era abrir un nuevo espacio de inclusión social. Y es real. Se puede ver en los mismos trabajos que hemos llevado a escena, en los videos hay personas sordas participando. Tan solo en el último trabajo estuvo Juan Toscano (artista sordo) bailando; a un nivel muy básico, pero integrado dentro de la compañía. Ahora pretendemos que sea más grande el alcance, buscando que participen niños”, dijo el director en una entrevista anterior.
Ciudad Interior fue fundada en 2008 por Alejandro Chávez, con el objetivo de integrar las distintas disciplinas artísticas en la danza contemporánea para la difusión del arte como motor de renovación social.
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Claroscuros en la danza
Del 18 al 20 de abril la compañía podría realizar sus últimas presentaciones –a menos de que reciban el apoyo por parte del público–. Su más reciente propuesta de danza lleva por nombre Un hombre hablando, la cual gira en torno a dos aristas: el político y lo humano.
“Como lo dice el nombre de la pieza, buscamos exponer lo que uno es con el claroscuro, la luz y oscuridad. No tanto de esta parte cliché de contraponer lo bueno contra lo malo, sino que hablamos de la rabia que uno puede sentir por la vivencia diaria con el país, con la política, con la violencia, y por otro lado con la esperanza. Es una pieza festiva que a pesar de toda la violencia vivida, los ciudadanos buscan una esperanza y al final siempre hay una salida. Y siento que esta puesta en escena es política porque presentarla es un acto de resistencia a la falta de apoyo que hemos recibido durante los últimos años”, puntualizó el director.
La función será los tres días previamente señalados a las 20:00 horas. Las entradas tienen una cuota de cooperación de 150 pesos, para el público en general, y 75 pesos para usuarios INAPAM y niños.
