Cleopatra, cuyo nombre significa “gloria de su padre”, nació en el 68 a.C. en la capital de Egipto, Alejandría, a sus 17 años de edad, ascendió al trono y ya era reconocida no solo por su belleza física, sino por su gran inteligencia, pues conocía el lenguaje de Antiguo Egipto, había aprendido a leer jeroglíficos, conocía el griego y los idiomas de los partos, hebreos, medos, trogloditas, sirios, etíopes y árabes.
Además de estudiar idiomas, estudió geografía, historia, astronomía, diplomacia internacional, matemáticas, alquimia, medicina, zoología, economía y otras disciplinas. Siempre haciendo lo posible por acceder a todo el conocimiento de su época.
La joven pasaba mucho tiempo en un pequeño laboratorio, fue ahí donde escribió algunas obras relacionadas con hierbas y cosméticos, lamentablemente, todos sus libros quedaron destruidos en el incendio de la gran Biblioteca de Alejandría del año 391 d. C. El famoso físico Galeno estudió su obra, y fue capaz de transcribir algunas de las recetas de Cleopatra.
Esta reina de Egipto estaba muy interesada en la curación mediante las hierbas, gracias a su conocimiento en idiomas, tuvo acceso a papiros que hasta la fecha están perdidos, sin duda, su influencia en las ciencias y medicina, influyó en los primeros siglos del cristianismo.