Hace 10 años conocía a Jorge Fernández, el baterista de Astillero, uno de los grupos más significativos de México. El encuentro fue en el evento anual de jazz de 2009 que apoyan seis estados y culmina en la ciudad de Aguascalientes, donde se beca durante una semana a músicos de los diferentes estados.
Durante ocho días se desayuna, come, cena y sueña con el jazz. Conciertos, clínicas, clases magistrales y sirve para el intercambio y comunicación que se establece entre los músicos. Como anécdota, cabe mencionar que fue la última vez que el Coraje Creativo vió con vida a Eugenio Toussaint, quién después de una clase magistral con su trio, además de exponer su conocimiento e interacción de sus composiciones de jazz con el vino y degustarlo, como siempre amable y desprendido; me obsequió su última producción Oinos -Música para beber vino (Music to Enjoy Wine) (Urtext, 2008) con la participación de la leyenda viviente Eddie Gómez al contrabajo y el baterista chileno Gabriel Puentes. No sabía lo que vendría a principios del siguiente año, sin embargo se guardan en la biblioteca personal con cariño todas las grabaciones del reconocido pianista, compositor y hacedor con Sacbé al lado de sus hermanos, de las bases de toda una época del jazz contemporáneo en nuestro país.
En el caso de Jorge Fernández, casi todos los días ofreció por las mañanas clases de lectura, patrones rítmicos y ejercicios de lectura sobre la batería. A media semana, durante dos horas se dedicó a escuchar nuestra propuesta musical, generando las observaciones y recomendaciones necesarias a nuestra agrupación Ecotopía; el único grupo que participaba y practicaba el lenguaje de la improvisación colectiva, lo que fue aplaudido por Jorge, sumándose sus compañeros de Astillero, realizando posteriormente una jam session con dos de los integrantes de esa agrupación.
En las clases pude observar y escuchar a un joven músico que estaba informado y formado sobre el género que nos ocupa, amante del free jazz y de vanguardia, dejando clara su posición y espíritu inquieto con la música. Una noche pudimos apreciar su potencialidad con Astillero. Pasarían varios años para volver a encontrarnos en un concierto aquí en Querétaro, en el Teatro de la República, si no mal recuerdo fue en 2010 o 2011, ya falla la memoria. Nuevamente fue un gusto escuchar a este combo, constatando una vez más que su propuesta descansa en la exploración de nuestras raíces mexicanas y amplio conocimiento del jazz de vanguardia, porque realmente es gente con alto nivel de preparación, y sobre todo con la consciencia totalmente clara de lo que significa hacer música.
En estos años se ha tenido en el baúl de la espera dos discos que significan el trabajo, reflejo de un pensamiento creativo y provocador de Jorge, así en 2010 llegaba The Piano & Drums Project Paths, en el sello mexicano Intolerancia. Grabación realizada a dúo con un viejo conocido, el pianista Javier Reséndiz con quien participó su servidor en muchos conciertos como parte del Mitote Jazz de Ciprianodonte a finales de la década de los 90 y principios de los 2000.
La propuesta del dueto es refrescante y diferente al panorama del jazz en México. Dos instrumentistas, principalmente dos músicos que apuestan por la originalidad, que no suenan a copia en esta grabación, aunque podría haber una cierta similitud entre los trabajos bajo el mismo esquema de Bill Bruford y Patrick Moraz.
Existe una comunicación maravillosa, nadie trata de estar por arriba del otro, su objeto recae en hacer música y no mostrar un duchado de habilidades técnicas, y vaya que las tienen. Se da la composición y la improvisación en gran medida. De 10 temas, 8 son de Javier y los restantes de Jorge. Juegan a los timbres sonoros, al caos controlado, a la estética poética, a la ECM, en gran parte por la influencia principal de Javier del pianista inglés John Taylor, fallecido lamentablemente en 2015. Esta influencia es también una rareza en el ámbito de los músicos de jazz en México, porque es el único pianista que tiene como referencia a John Taylor, apostaría el Coraje Creativo por un porcentaje enorme de escuchas y músicos del género no tener idea quien fue y su importancia.
Existe dureza en momentos, también delicadeza, elegancia y aparte de ser provocador, no es inaccesible, se puede escuchar sin ninguna dificultad. “Todo fluye” diría el poeta griego Heráclito.
“The Piano & Drums Projectes dúo hecho en México, conformado por Javier Reséndiz al piano y Jorge Fernández en la batería, que ha roto los esquemas tradicionales del jazz en categorías como improvisación, composición, arreglo y ejecución, ganándose la reputación como uno de los ensambles más innovadores de la escena.
Pero su música no puede ser limitada a la palabra “jazz”, ya que sus composiciones exploran un rompimiento de las fronteras y el establecimiento de nuevas relaciones entre este género, el rock y la música clásica. Estos talentosos músicos recurren al maridaje de una dotación instrumental poco común para darle una nueva lectura al jazz contemporáneo, apropiándose de sus códigos y abordándolos desde la profundidad del particular lenguaje que han creado.
El proyecto surgió hace más de 5 años y el primer producto de su esfuerzo es Paths (2010), un disco de 10 tracks en el que dialogan con soltura, destacando el análisis de las posibilidades melódicas de la batería, un instrumento limitado en cuanto al rango de notas que puede entregar.
En algunas ocasiones The Piano & Drums Proyect suena semejante a Brad Mehldau -prodigioso pianista de jazz estadounidense, que a veces es comparado con Bill Evans y que tiene un gusto particular por la música de Radiohead y The Beatles-; en algunas otras su sonido recuerda al de The Bad Plus, un trío de jazz contemporáneo que combina elementos de jazz tradicional con free y algunos componentes de rock y pop, y que ha grabado versiones de canciones de Nirvana, Pixies, David Bowie, Radiohead, entre otros. Sin embargo, las influencias y la búsqueda de The Piano & Drums Poyect son el amplio bagaje musical de sus integrantes, toda esa música que han tocado a los largo de sus vidas, desde jazz tradicional, hasta improvisación libre”.*
Aparece el fenómeno del swing, no como influencia estética, sino como tensión rítmica.
Se tienen conocimiento el haber cocinado otra grabación más reciente se esperará el momento para acceder a la escucha de la obra en turno.
En 2014 aparece otra original obra, ahora bajo el liderazgo del baterista, con el título Jorge Fernández Quartet - Fragments of México (Intolerancia, 2014), disco que sorprende por su dinámica, colocándolo en un contexto globalizante, de las piezas donde cada una de los temas incluidos son un viaje a explorar, a ser diseccionados, degustados y entender si es que se vale el término, a entender el contexto de la música vertida, el del pensamiento de Jorge y sus cómplices musicales.
Un cuarteto de formato tradicional, pero con vuelos en el campo de la improvisación colectiva y del free jazz, lo que lo hace recaer en una estética propia y original. Atisbos de Eric Dolphy, gracias a la inclusión del clarinete bajo en manos del saxofonista Blair Latham. También se puede escuchar la influencia de Steve Lacy, Ornette Coleman, Steve Coleman, del movimiento M-Base, Andrew Hill, existen sugerencias al blues, al funk, no acabaría, es un trabajo universalizante, un concepto idiomático, eso es lo que requiere nuestro país, atrevimiento y conceptualización.
Arturo Báez realiza un soporte espléndido y sus solos son una muestra de madurez musical. Daniel Hidalgo Wong realiza un bellísimo aporte en lo melódico y armónico. Qué decir de Jorge, consumado compositor, líder e improvisador. He aquí, una expresión de su pensar:
“La improvisación es un lenguaje adquirido que se adapta a situaciones diversas. Pero no creo que sea espontáneo. Es algo premeditado. Cuando en ejercicios de improvisación te dicen que pienses en el color azul y que lo expreses con tu instrumento, vas a tocar el azul a través de tus experiencias con ese color. No es espontaneidad, viene a través de una habilidad. Es un proceso de interiorización de recursos que hace que tu improvisación funcione… Suena completamente distinto ahora que cuando empezamos en el 2007. Teníamos que platicar mucho para ver qué es lo que queríamos, qué estábamos diciendo con el instrumento, qué queríamos expresar. Eran 40 minutos de plática y una hora de desarrollo musical. Entonces creas ese lenguaje de improvisación que te permite expresarte con otras dos personas. Veo a los chavos que hacen improvisación ahorita y falta un poco de autoanálisis como banda y tallerear sobre eso. Por lo menos en mi caso yo sí tengo que practicar lo que quiero decir. Es como cuando hablas, si no tienes ningún tipo de educación hacia la expresión no dices nada. La música es un lenguaje igual, pero puesto con notas o ruidos o lo que quieras y desarrollas ese lenguaje.”**
La historia continuará…
*Extracto del artículo -Un inusual dúo que te sorprenderá: The Piano & Drums Project en @zincojazzclub-, 7 de julio de 2015.
**Extracto de entrevista a Jorge Fernández de la revista Music Life – Plan de Vuelo-https://www.pressreader.com/mexico/musiclife-magazine-mexico/20171201/281651075427554
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