Con cantos, música y ofrendas los concheros queretanos llaman a sus antepasados durante la velada del 12 de septiembre, para arrancar con el acontecimiento más importante para su tradición: la fiesta de la Santa Cruz de los Milagros.
Esa noche los miembros se reúnen en sus oratorios para entonar alabanzas y tocar sus conchas frente a los altares, y así recibir la guía de los que ya se han ido de este plano existencial.
“Cuando se hacen presentes te hablan al oído, te tocan el hombro, te besan la majilla y te acarician la cabeza”, dice el heredero general de Unión de Danza Azteca de Querétaro, Omar Ugalde Rodríguez, quien asegura que, aunque la danza es la parte más vistosa de su celebración, la Velación de las ánimas – como llaman a este ritual– es lo más importante para ellos.
Y es que en la velación, Omar explica que hacen presentes a sus antepasados para pedirles consejos sobre los rituales y danzas de los siguientes días, y hay quienes incluso aprovechan el momento para desahogarse y recibir un norte sobre sus propias vidas.
La agrupación decidió dedicar el ritual y las danzas de este año al General Rosendo Plascencia, conchero de Guadalajara que falleciera el 14 de septiembre del año pasado, y a Dolores Colchado, quien luego de estar a cargo de esta agrupación por más de tres décadas, murió el pasado junio a los 96 años.
“Llamamos a los grandes jefes que forjaron esta gran tradición, que nos hicieron el camino y lo pavimentaron para que nosotros pudiéramos pasar tranquilamente (…)como Natividad Reyna de Guanajuato; Manuel Pineda y Felipe Aranda de Ciudad de México; Don Margarito Aguilar de la Mesa Central Chichimecas– otra de las agrupaciones más antiguas y con mayor tradición en Querétaro; Manuel Rodríguez Campos, y ahora especialmente, a Rosendo Plasencia y Dolores Colchado, mi abuela”, detalla el heredero general.
Aunque las restricciones por la pandemia de Covid-19 se han suavizado, Omar asevera que durante esta nueva celebración no bajarán la guardia y mantendrán todos los protocolos sanitarios requeridos para salvaguardar la integridad de los participantes.
“Sigue la incertidumbre de qué va a pasar, de si siguen los contagios o no siguen… lo que es una realidad es que afortunadamente muchos de los compañeros ya cuentan con las dos dosis de la vacuna, eso ya es ganancia y nos da tranquilidad”, asevera.
A diferencia del 2020, año en el que tuvieron que celebrar a puerta cerrada, Omar informa que este 2021 recibieron la visita de concheros de otros estados como San Luis Potosí, Ciudad de México, Jalisco, Nuevo León, e incluso, Estados Unidos.
Además, hoy podrán danzar en Plaza Fundadores y en el atrio del Templo de la Cruz, aunque en pequeños grupos y en horarios espaciados respecto a las otras mesas de concheros.
“Se nos asignó un horario a los 20 grupos que vamos a participar (…) A nosotros nos toca de 8:00 a 10:00 horas”, detalla y añade que las danzas arrancarán hoy a partir de las 7:00 horas.
Por disposición oficial, mañana no habrá penitencias de rodillas hasta el Altar Mayor del Templo de la Cruz, en su lugar – precisa Omar– algunos concheros han optado por expiar sus pecados restaurando las capillas o ayudando en los menesteres de las agrupaciones.
La Fiesta de la Santa Cruz de los Milagros se celebra cada año en los barrios de La Cruz y San Francisquito, del 12 al 15 de septiembre.
Agrupados en diferentes mesas de concheros, los danzantes dan continuidad a una tradición que data de 1531, y que tiene como sustento histórico un mito antiguo sobre la fundación de Querétaro.
De acuerdo con el relato, a mitad de un enfrentamiento entre españoles y chichimecas en el cerro de Sangremal – donde actualmente se ubica el Templo de la Cruz–, apareció en el cielo la imagen de Santiago Apóstol junto a una cruz resplandeciente. Ante el extraño suceso, los indígenas exclamaron: “Él es Dios” en señal de reconocimiento de la cruz, que daría por terminada la sangrienta batalla y el comienzo de la conquista política y espiritual de los españoles.
De acuerdo con los concheros, la mesa Unión de Danza Azteca de Querétaro fue fundada el 17 de agosto de 1558 por Julián Campos, sobrino nieto de Conín. Su capitanía u oratorio se encuentra ubicado en Fernando Díaz Ramírez número 12, en el barrio de la Cruz.