/ miércoles 15 de enero de 2020

Contraluz: Violencia y comunidad

Honda consternación social causó el tiroteo protagonizado por un menor en el Colegio Cervantes de Torreón

Mucho se ha escrito y hablado sobre el inconcebible ataque de un menor de 11 años en el Colegio Cervantes de Torreón, Coahuila el pasado día 10, en el que fallecieron dos personas y seis más resultaron y heridas.

Informes iniciales hablaron del agresor, como un menor que cursaba con brillantez el sexto grado de primaria y quien vivía con sus abuelos, que era fan de videojuegos, que admiraba al protagonista de la matanza de Columbine, Estados Unidos, Eric Harris, ocurrida en 1999, y quien arribó con dos armas a la escuela, fue al baño donde se cambió de ropa vistiendo un atuendo similar al usado por Harris en Columbine y salió disparando luego de gritar “¡Hoy es el día!”.

Tras el tiroteo falleció la profesora María Assaff Medina quien recibió dos tiros, y el menor agresor quien se suicidó luego de realizar ocho disparos.

En su funeral, Assaff Medina fue homenajeada como heroína por haber evitado que el tiroteo escalara dentro del plantel.

Mucho se criticó al gobernador por su alusión inicial al videojuego “Natural Selección” como posible elemento detonador del ataque.

Pero quedó en claro que el problema principal fue la facilidad de acceso a las armas que tuvo el menor, mismas que se aclaró, pertenecían a su abuelo con quien vivía.

En el inter, se supo que los padres de familia del plantel habían rechazado recientemente la “Operación Mochila” aduciendo que ellos la realizaban desde sus casas por lo que rechazaban que agentes externos esculcaran las mochilas de sus vástagos.

El gobierno del estado anunció entonces la imposición general de dicho operativo tal como estaba planteado, como medida de prevención.

La violencia en escuelas de Estados Unidos ha dejado cientos de víctimas. Foto: Cortesía | Carlos Jiménez E.

Pero, como se ha dicho, el asunto da para mucho más. Quizá habría qué cuestionarnos sobre la inclemente soledad y desaliento que muchos menores y adolescentes padecen, en sus ámbitos en los que frecuentemente no parece haber adultos, ni padres, ni maestros, ni consejeros, ni guías.

En un mundo globalizado y cada vez más cercenado por diversos tipos de individualismo consciente o inconsciente, muchos jóvenes son presa del abandono, del desaliento, la desconfianza, la frustración permanente, la ansiedad y el estrés.

Los lamentables hechos ocurridos en Torreón que hicieron recordar el ataque en el Colegio Americano de Monterrey en enero de 2017, han provocado la revisión de normas y reglamentos en materia preventiva, lo cual está bien y es lógico.

Sin embargo, habría que ir más al fondo en la reflexión social y comunitaria sobre qué más hay qué hacer o corregir para que los adolescentes y los jóvenes tengan verdaderas posibilidades de un desarrollo integral, que vaya mucho más allá de los conocimientos y las tecnologías, y aborde sin rubor temas esenciales como el afectivo, el de la formación en valores y virtudes, el de la convivencia comunitaria, y todos los que inciden en la salud de la sociedad y en especial de los jóvenes.

La violencia en escuelas de Estados Unidos ha dejado cientos de víctimas. Foto: Cortesía | Carlos Jiménez E.

A nivel de gobierno se han realizado esquemas importantes de prevención como las campañas de desarme, los programas de “escuela segura”, las inspecciones en lugares de reunión, el respaldo a cultura y deporte.

Pero indudablemente falta más, tanto en el terreno normativo como en el comunitario. En lo primero es vital mayor vigilancia y atingencia para frenar el nefasto tráfico de armas; en lo segundo, es importante reinsistir en la urgencia de una auténtica reforma educativa que más allá de ideologías y radical partidización política, vea por la mejor formación y desarrollo, tanto en las escuelas normales como en los programas de estudio, y la importancia de las normas de civilidad en los diversos planteles.

Ciertamente toca al gobierno garantizar seguridad, pero también la comunidad tiene gran responsabilidad en lograr el mejor desempeño social, en el día a día.

Tener capacidad y sensatez para aprender de las experiencias de otros es también importante.

En Estados Unidos pese a la renuencia de Donald Trump hay gran coincidencia en que es necesario regular la producción y el acceso a todo tipo de armas.

También allá se ha cuestionado la falta de centros de atención psiquiátrica que en afanes de “ahorro” se han trasladado principalmente a las cárceles.

Se reconoce además que cientos de miles de personas sufren trastornos mentales sin la necesaria atención especializada que no es cubierta en la mayoría de los casos por la seguridad social.

Hay otros indicios que oportunamente detectados pueden evitar situaciones de violencia grave en adolescentes y jóvenes, como cuando el tema de pláticas se centra frecuentemente en las armas, ya sean blancas o de fuego.

La observación aguda de mensajes en redes sociales es también posible vehículo para detectar y frenar con oportunidad situaciones de riesgo grave.

Durante los últimos años y tras la seguidilla de tiroteos masivos, como el ocurrido en el concierto de las Vegas y que dejó un saldo de 58 víctimas, cada vez son más las voces que se alzan para exigir un mayor control en las ventas de armamentos.

Lamentablemente poco se ha hecho pese a que se calcula que en Estados Unidos cerca de ocho millones de rifles de asalto están en poder de ciudadanos.

Mucho se ha escrito y hablado sobre el inconcebible ataque de un menor de 11 años en el Colegio Cervantes de Torreón, Coahuila el pasado día 10, en el que fallecieron dos personas y seis más resultaron y heridas.

Informes iniciales hablaron del agresor, como un menor que cursaba con brillantez el sexto grado de primaria y quien vivía con sus abuelos, que era fan de videojuegos, que admiraba al protagonista de la matanza de Columbine, Estados Unidos, Eric Harris, ocurrida en 1999, y quien arribó con dos armas a la escuela, fue al baño donde se cambió de ropa vistiendo un atuendo similar al usado por Harris en Columbine y salió disparando luego de gritar “¡Hoy es el día!”.

Tras el tiroteo falleció la profesora María Assaff Medina quien recibió dos tiros, y el menor agresor quien se suicidó luego de realizar ocho disparos.

En su funeral, Assaff Medina fue homenajeada como heroína por haber evitado que el tiroteo escalara dentro del plantel.

Mucho se criticó al gobernador por su alusión inicial al videojuego “Natural Selección” como posible elemento detonador del ataque.

Pero quedó en claro que el problema principal fue la facilidad de acceso a las armas que tuvo el menor, mismas que se aclaró, pertenecían a su abuelo con quien vivía.

En el inter, se supo que los padres de familia del plantel habían rechazado recientemente la “Operación Mochila” aduciendo que ellos la realizaban desde sus casas por lo que rechazaban que agentes externos esculcaran las mochilas de sus vástagos.

El gobierno del estado anunció entonces la imposición general de dicho operativo tal como estaba planteado, como medida de prevención.

La violencia en escuelas de Estados Unidos ha dejado cientos de víctimas. Foto: Cortesía | Carlos Jiménez E.

Pero, como se ha dicho, el asunto da para mucho más. Quizá habría qué cuestionarnos sobre la inclemente soledad y desaliento que muchos menores y adolescentes padecen, en sus ámbitos en los que frecuentemente no parece haber adultos, ni padres, ni maestros, ni consejeros, ni guías.

En un mundo globalizado y cada vez más cercenado por diversos tipos de individualismo consciente o inconsciente, muchos jóvenes son presa del abandono, del desaliento, la desconfianza, la frustración permanente, la ansiedad y el estrés.

Los lamentables hechos ocurridos en Torreón que hicieron recordar el ataque en el Colegio Americano de Monterrey en enero de 2017, han provocado la revisión de normas y reglamentos en materia preventiva, lo cual está bien y es lógico.

Sin embargo, habría que ir más al fondo en la reflexión social y comunitaria sobre qué más hay qué hacer o corregir para que los adolescentes y los jóvenes tengan verdaderas posibilidades de un desarrollo integral, que vaya mucho más allá de los conocimientos y las tecnologías, y aborde sin rubor temas esenciales como el afectivo, el de la formación en valores y virtudes, el de la convivencia comunitaria, y todos los que inciden en la salud de la sociedad y en especial de los jóvenes.

La violencia en escuelas de Estados Unidos ha dejado cientos de víctimas. Foto: Cortesía | Carlos Jiménez E.

A nivel de gobierno se han realizado esquemas importantes de prevención como las campañas de desarme, los programas de “escuela segura”, las inspecciones en lugares de reunión, el respaldo a cultura y deporte.

Pero indudablemente falta más, tanto en el terreno normativo como en el comunitario. En lo primero es vital mayor vigilancia y atingencia para frenar el nefasto tráfico de armas; en lo segundo, es importante reinsistir en la urgencia de una auténtica reforma educativa que más allá de ideologías y radical partidización política, vea por la mejor formación y desarrollo, tanto en las escuelas normales como en los programas de estudio, y la importancia de las normas de civilidad en los diversos planteles.

Ciertamente toca al gobierno garantizar seguridad, pero también la comunidad tiene gran responsabilidad en lograr el mejor desempeño social, en el día a día.

Tener capacidad y sensatez para aprender de las experiencias de otros es también importante.

En Estados Unidos pese a la renuencia de Donald Trump hay gran coincidencia en que es necesario regular la producción y el acceso a todo tipo de armas.

También allá se ha cuestionado la falta de centros de atención psiquiátrica que en afanes de “ahorro” se han trasladado principalmente a las cárceles.

Se reconoce además que cientos de miles de personas sufren trastornos mentales sin la necesaria atención especializada que no es cubierta en la mayoría de los casos por la seguridad social.

Hay otros indicios que oportunamente detectados pueden evitar situaciones de violencia grave en adolescentes y jóvenes, como cuando el tema de pláticas se centra frecuentemente en las armas, ya sean blancas o de fuego.

La observación aguda de mensajes en redes sociales es también posible vehículo para detectar y frenar con oportunidad situaciones de riesgo grave.

Durante los últimos años y tras la seguidilla de tiroteos masivos, como el ocurrido en el concierto de las Vegas y que dejó un saldo de 58 víctimas, cada vez son más las voces que se alzan para exigir un mayor control en las ventas de armamentos.

Lamentablemente poco se ha hecho pese a que se calcula que en Estados Unidos cerca de ocho millones de rifles de asalto están en poder de ciudadanos.

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