Crónicas del Teatro Iturbide. Siglo XIX

Cartografía del tiempo

Edgardo Moreno Pérez | Colaborador Diario de Querétaro

  · jueves 27 de agosto de 2020

Foto: Cortesía | Colección particular Carmelita Romero Ca. 1903

La realidad teatral está entreverada con ilusiones, convenciones, ritos

H. Lefebvre, 1995


El espacio que venimos reseñando se convirtió en el lugar de encuentro de un segmento de la ciudad de Querétaro en la segunda mitad del siglo XIX. En la época virreinal existieron varios sitios donde hubo representaciones teatrales; el llamado "paraje de las comedias, los efímeros teatros en la Plaza Mayor, en templo y atrio de la Congregación y otros donde se representaron autos sacramentales. Al finalizar el siglo XVIII existió una placita que era adecuada para corridas de toros, peleas de gallos, presentación de circo y maroma, elevación de globos aerostáticos, además de acoger a comediantes itinerantes. Más tarde fue conocida como Teatro del Coligallo o de la Media Luna. También como Plaza Libertad, ubicada en la calle de la Huaracha (actual tramo de Reforma entre Juárez y Vergara).

Las “Mil y una noches queretana”

Podía llamarse así a las “Kermesse y Jamaicas,” que las mujeres de la clase poderosa económicamente, organizaban en el Iturbide. En las gacetillas de la Sombra de Arteaga de finales del siglo XIX y principios del XX, encontramos la crónica social de estos eventos. Donde el teatro se adornaba con flores, palmas, espejos, moños, guirnaldas, faroles venecianos. Listones que descendían de palcos y plateas. Se distribuían las invitaciones impresas en fino papel. Las damas cambiaban sus finos vestidos franceses, por trajes de indias huríes, majas, egipcias, persas, trajes típicos. Noche de fragancias delicadas, suaves texturas, bebidas para acompañar el ambigú, nieves y repostería. Decían los abuelos “Para muestra un botón”: [...] “El interior del edificio presentaba un bellísimo efecto férico. "La luz eléctrica esparcida con verdadera abundancia derramaba sus puros destellos en unión del magnífico alumbrado del Teatro y de las centenares de bujías esteáricas.[...] Los antepechos de los departamentos del edificio estaban cubiertos con cortinas de los hermosos colores nacionales y las plateas lujosamente adornadas, servían de mostrador al mercado de flores, dulces, nieves, frutas, etc.[...] Los trajes de fantasía de las estimables señoritas que formaron esa inolvidable Kermesse, fueron no sólo ricos, sino de exquisito gusto artístico. [...] Tres sultanas esbeltas, arrogantes y bellas, vimos allí cubiertas con sus magníficos sawong [...] La noche, era una joven simpática, cuyos ojos se confundían con el brillo de las estrellas [...] La reina de las flores, preciosa jovencita, en los albores de la vida,[...] El Pierrot, jovencita, que está entrando apenas á la aurora de la juventud, [...] Gitanillas, graciosas, perfectamente adornadas, [...] Maja, viva y arrogante, una joven, muy joven aún, lució ese espléndido traje ibérico".[LSA. 1892].

Foto: Cortesía | Sombra de Arteaga, 1884

Ángela Peralta y su compañía de ópera

En el otoño de 1882 se presento la compañía de Ópera italiana de Ángela Peralta. Todavía se recordaba la función del 5 de mayo de 1860, donde la Peralta había recibido “aplausos estruendosos”. Sin embargo, la compañía no tuvo el éxito esperado pues el público queretano según el redactor de la Sombra de Arteaga, "más preferían el espectáculo taurino, dramas y funciones de acróbatas, que el Bel Canto" [...] "Durante doce días el público ha podido disfrutar de la audición de las hermosas partituras <Ruy Blas>, <Rigoleto>, hemani>, <María de Rohan>, <Lucrecia>, y <Trovador>."LSA. 1882). En la compañía de Ópera, además de la Peralta, actuaba las soprano; Zepilli de Villani, los tenores Gordano y Cabrera, el bajo Bologna. "Sublime estuvo la compañía en el desempeño de esa partitura. El famoso e inolvidable dúo, fue verdaderamente deliciosos." (ídem). La Sra. Peralta recibió de obsequio una corona y un ramo de flores; la primera de la Srita. Refugio Ruiz y el segundo de las Sritas. Rivera; varios ramilletes arrojados al escenario y algunas poesías de sus admiradores. (ídem).

Foto: Cortesía | A. L. Ruiz

Otras compañías teatrales

Roseta y Aranda, Vigil-Penotti, Vega y Compañía, Lírico-Dramática. En el mes de mayo de 1894, se presentaba en “el elegante Gran Teatro Iturbide” la compañía del Sr. Alessio. (LSA.1892). Por otra parte la compañía “Escobar” montó el drama El Crimen de la Profesa, en el Teatro de Iturbide en junio de 1892. En agosto de 1894, se presentó la Empresa Rosete Aranda y la Compañía de Ópera y Ópera de la “Ciudad de México” empresa de los Sres. Vega y Cia. Esta última escenificó El Milagro de la Virgen, y la opereta Doña Juanita, interpretado por la Diva Pina Penotti”. En febrero de 1896 se presentó la Compañía Lírico-Dramática poniendo en escena el jueves El Maestro de Fragua, “que ha hecho la reputación de Ohnet, dramaturgo francés”. (LSA. 1896). El drama; María Antonieta, el domingo. [...] "El desempeño fue notable, el Sr. Solórzano en el interesante papel del infortunado Luis XVI. Manifestó una vez más, los dotes de verdadero artista que posee, conmoviendo al público en las interesantes escenas que hay en el drama, por su naturalidad en caracterizar el histórico personaje que representaba, llegando a lo sublime". (ídem)

Virginia Fábregas en Querétaro

En la última semana de mayo de 1896, se presentó en el Teatro de Iturbide, la Sra. Virginia Fábregas, con las obras. La Dolores, A la orilla del Mar, Las travesuras de Juana, y El Sombrero de Copa, "cuyo desempeño fue brillante por parte de todos los artistas que demostraron suma corrección al interpretar sus papeles; pero lo mejor del caso fue la ovación ruidosísima de la que fue objeto la incomparable Virginia. [LSA.1896). En esa función un grupo de estudiantes del Colegio Civil del Estado dieron un regalo a la actriz Virginia, al salir para recibir el saludo del público el grupo de jóvenes lanzaba al escenario versillos impresos en papeles de colores y flores. La Fábregas “conmovida por el aplauso y la demostración de simpatía” de que era objeto, decidió improvisar un monólogo “con la inspiración que la caracteriza”. Tuvo varias salidas a escena, “con vítores, aplausos y dianas”. En cada una le recitaron versos, Palemón Elizondo, José Martínez y “el vate” Carrillo. [...] Al terminar el espectáculo la turba estudiantil la condujo a un elegante carruaje tirado por un soberbio tronco de caballos y la condujo al Hotel Jardín (ubicado en la hoy Av. Francisco I. Madero, entre las Avenidas B. Juárez e I. Allende) en medio de una muchedumbre de pueblo que invadió el alojamiento de la artista. La banda que dirige el maestro Silverio L. Martínez acompañó la marcha triunfal y estuvo ejecutando en el hotel con algunos profesores de la orquesta piezas de música que eran interrumpidas por la aclamación general [...] “Casi al amanecer se disolvió la concurrencia, y en la tarde del 25 el andén de la estación del Central [que se encontraba al final de la Av. Colón, hoy Av. Constituyentes esquina con Prol. Corregidora sur] podía apenas contener a los admiradores de la artista que se despedía para abrir sus temporadas en León (ídem). Al finalizar el siglo XIX, el teatro se presentaron funciones del Niño telepático y el Vitascopio. En octubre de 1900 la empresa Delamare realizó las primeras exhibiciones del cinematógrafo.

Foto: Cortesía | Fotógrafo Casasola. Ca. 1920

Desde Anbanica - Teocalhueyacan. Agosto de MMXX.