A lo largo de 30 días, la fotógrafa Sandra Hernández se adentró en la comunidad francesa de Saint Quentin, para captar la cotidianidad de sus calles, mercados, paradas de tren, así como los gestos más genuinos de sus habitantes; de la misma forma en que Cartier Bresson y Robert Doisneau lo hicieran en otra época.
Como muestra, hace un par de días inauguró en el centro cultural La Commanderie des Templiers –una antigua comandancia templaria ubicada al oeste de París–, la colección “Flaneuse”; proyecto con el cual la Secretaria de Cultura de Querétaro, el Centro Queretano de la Imagen y la Alianza Francesa la hicieran acreedora a la primera edición del Premio Estatal para Realizar en Francia Residencia Fotográfica de investigación Artística 2019.
Inspirada en el concepto ‘flâneur’, que los intelectuales y escritores franceses acostumbraban a utilizar para referirse a aquél paseante sin rumbo fijo, abierto a la vicisitudes e impresiones que salgan a su encuentro, la fotógrafa recorrió cada arteria de esta demarcación, descubriendo a su paso el ethos (costumbres) de los lugareños, así como sus hábitos y formas de relacionarse con el otro, además de sus espacios.
“Ha sido un gran reto. Un proyecto más difícil de lo que pensaba, porque cuando uno llega y se adentra en lo que sucede en la ciudad, descubre cosas que no imaginaba. Ya sabía que se trataba de una ciudad dormitorio, y que está dividida en 12 comunidades; digamos que se encuentra un poco dispersa aunque existen ciertos puntos en donde la vida se lleva con más intensidad por las características del lugar, como una estación de autobús, de tren o las escuelas. Hay partes en donde prácticamente está muerto todo el día, entonces el reto fue realmente encontrar el hilo y poder adaptar el proyecto a la dinámica de la ciudad”, detalla Hernández, quien con cámara al hombro ha recorrido grandes ciudades en el mundo como Tokio, São Paulo, Móntreal, Québec, Ciudad de México, San Francisco y Lima.
Acostumbra a la ebullición de las urbes, confiesa que fue un gran reto materializar su proyecto en un espacio tan tranquilo como lo es Saint Quentin, y esperar el instante decisivo para sus tomas.
El Street photography, “el tipo de foto que hago, siempre exige mucha paciencia, pero aquí me encontré con situaciones en las que podían pasar horas y no pasaba nada o no encontraba nada y aprendí a lidiar con eso, con más sabiduría y más calma. También a buscar con más atención y también a abrirme a nuevas formas de mirar, y de encontrar otras cosas; eso me permitió experimentar más y tomar más riesgos”, dice la también arquitecta, quien en sus diferentes aproximaciones estéticas, procuró documentar la geometría de los espacios y su lenguaje arquitectónico.
Feliz y satisfecha por esta experiencia y los futuro proyectos, Sandra adelanta que a finales de este año, junto al fotógrafo francés Dan Ramaën –quien en enero realizará un recorrido visual por Querétaro–, montará una exposición fotográfica en los autobuses queretanos, “se llamará ‘Miradas cruzadas’ y paseará por toda la ciudad”.