Cada 2 de febrero celebramos esta festividad que representa la purificación de la Virgen y la presentación del niño Dios en Jerusalén, se dice que quien tiene la fortuna de encontrarlo en la rosca de reyes se convierte en su padrino y compadre de los dueños de la casa donde se hizo la celebración. En épocas pasadas y hoy en día en algunas casas es un compromiso serio, pues el hallazgo representa una serie de bendiciones para el dueño de la casa como para quien fue el afortunado en encontrarlo.
La Fiesta de la luz, Fiesta de las Candelas o mejor conocida como Día de la Candelaria, tiene su origen en los pasajes de la Biblia: la purificación de María 40 días después de navidad, es decir el 2 de febrero, y la presentación del niño Jesús en el templo.
De acuerdo a lo publicado en el evangelio de San Lucas (Lc. 2,22-40), un hombre llamado Simeón, conducido por el Espíritu Santo fue al templo al mismo tiempo que María y José, tomó al niño y exclamó:
“Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto a tu salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos; luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel”
Hay una cantidad de trajes para presentarlo en el templo, los hay desde los más clásicos que son una especie de ropón en blanco, vestidos con alguna túnica de algún santo a quien se le tiene gran fervor como por ejemplo; San Judas Tadeo, San Antonio, San Francisco, entre otros, también los hay a la usanza del Niño de las Maravillas, Niño Doctor, Niño de las Palomitas y los más atrevidos con uniformes de equipos de futbol; en realidad para el mexicano no hay límites cuando de imaginación se trata.
Para la iglesia católica no es bien visto que la imagen del niño Jesús sea vestida con atuendos no propios, incluso con los de los santos, pues a decir del sacerdote José Luis Arellano, Cristo es el modelo de vida para los santos, son los santos quienes se quieren parecer a Cristo por eso no vistamos al niño Dios de “santos”.
En el portal Desde la Fe, se advierte que las imágenes de Cristo no pueden recibir el trato de muñecos o juguetes. Por eso reciben una bendición única y se les coloca dentro de un lugar especial. Cuando se juega con una imagen religiosa o se le falta al respeto, la imagen puede perder la bendición y se puede cometer un sacrilegio.
Por ello es tan importante conocer lo que significa llevar al niño a recibir la bendición, se dice en la fe católica que la familia que lo tiene recibe grandes indulgencias plenarias y su casa estará protegida de cualquier mal.
Lorena Parra González junto con su mamá la señora Carmen González llevan la tradición de confeccionar los ropones y vestimentas del niño en el mercado de La Cruz desde 1979, siendo ellas pioneras de esta tradición de la que Lorena dice sentirse muy orgullosa y agradecida con Dios pues en todo este tiempo ningún año han dejado de vender incluso cuando el Covid-19 los fieles no pasaron la oportunidad de vestir a sus niños.
Al preguntarle cuál es el “traje de moda” se dice que hay el “Niño Covid” que trae cubrebocas y careta pero para la creativa esto es una burla y tanto ella como su familia prefieren apegarse a la elaboración tradicional con respeto y cariño.