/ miércoles 30 de noviembre de 2022

Cuando apareces tras la puerta

Vitral

… el amor no reconoce ningún poder, nada que separe, que distinga, que establezca superioridad e inferioridad de rango.

Federico Nietzsche, Humano, demasiado humano


Y en medio de tanta ira, tanto crimen e infamia, el amor es una flor brotando en el desierto, semilla que prende entre las grietas del cemento, esperanza que brinda el tiempo. En medio del desgarramiento social, de la ambición desaforada, del lucro amenazante, de las ansias de poder omnímodo, del poder encima de lo que sea, entre toda esa podredumbre el amor siempre estará vigente. A veces, escondido por los rincones, otras, dando la cara al sol. El amor como posibilidad real, concreta. El amor como camino para moverse por el mundo en medio de las asechanzas permanentes. El amor como faro de luz aunque piensen que ya estás loquito, que eres un fresita, que ya te hicieron efecto tus libros de autoayuda, o que te tomaste muy en serio las palabras de tu coaching. El amor del que se burló tu comadre, del que se rieron tus amigos y a veces hasta la gente más cercana en tu familia. Pero ustedes dos vislumbran el amor porque lo han vivido en carne propia, porque saben que es posible y viable, lumbrera en la noche, estrella colgada en el cielo infinito. Amor para tomarse de la mano y para ofrecerlo a los demás, al que quiera, al que crea, al que posea la fe aunque sea del tamaño de un grano de mostaza. El amor como vivencia y búsqueda, como remedio y medicina, como alimento y ayuno, como encuentro con lo divino, una prueba palpable de que Dios debe ser algo así como el amor entre ustedes.

Que no te importe que se burlen o se rían, que no te importe si comprenden. Tú sabes que el amor existe, ahí está, en medio de las armas, de la violencia criminal, del despojo, en medio de las burlas, en la mitad del “no te creo”, del “te sientes muy bueno”, del “te crees perfecto”. Exacto, ahí está en el resquicio de una raya en el suelo, justo ahí florece la semilla. Se burle quien se burle, pase la bota que pase pisando la flor. El amor de ustedes es real porque ya está probado en la vida misma, porque ya vivieron, ya sonrieron, sufrieron, estuvieron alegres y lloraron, tuvieron bienes, los perdieron y los volvieron a adquirir, tuvieron hijos, perdieron algunos, pero intentaron rescatar la nave y siguen brotando de sus bocas palabras amorosas, consejos sabios cada vez más maduros, más honestos, que no vienen sólo de haber leído, sino de la experiencia misma. El amor como la rosa de los vientos, como los cuatro rumbos. El amor invitando a los que apenas están creciendo y aprendiendo, para que lo busquen como el mejor camino, es el que les abrirá todas las puertas de la inteligencia, de la sabiduría, el que abrirá sus ojos y destapará sus orejas, y mirarán más lejos que un gigante al horizonte, y escucharán mejor que Ganesha. Siéntense a escuchar, no desprecien los consejos de los que ya han vivido, de los que saben que el único tesoro valioso en el mundo es el amor.

A muchos puede sonarles a rollo, a choro, pero sucede que cada quien tiene su circunstancia, su propio desarrollo y experiencias. Si les suena a pura palabrería está bien, si les sirve de algo, también. Todo es bueno, de cualquier manera hay que hablar del amor y practicarlo. ¿Por qué sólo se les hace normal hablar de desgracias, pleitos, odio, transas, envidia, tristezas? Hagamos también normal hablar de amor, de empatía, de solidaridad. Hablar de esto con la familia, los amigos, o qué ¿acaso me he hecho viejo en vano? ¿Te da pena o te sientes incómodo al hablar del amor? Conviértelo en actos. En los tiempos de furia que corren actualmente, siempre será relevante, importante, luminoso, hablar de amor y de amistad. Aplicar la regla básica: haz a otros lo que quieras para ti, no hagas a otros lo que no quieras para ti. Esta regla tan simple parece una difícil utopía. Entonces, serás como la voz que grita en el desierto para no convertirte en una estatua de piedra. Sólo el amor puede lograr el milagro de transformar la vida de los seres, es cuestión de vivirlo y comprobarlo. Suena a panfleto, pero si logras llevarte aunque sea un verbo, un sustantivo o un adjetivo del amor, y logras integrarlo a tu vida, sabrás que este par de amantes no está mintiendo.

Por eso, en medio de la runfla de bribones, te celebro, amada mía. Eres como la santa mañana, dulce despertar. Te celebro cuando apareces tras la puerta como si fueras el sol, despeinada y risueña. Y escucho muy temprano tus palabras sencillas, llenas de sabiduría, siempre pensado en cómo están los otros. Celebro tus pasos y los reconozco aunque los escuchara venir desde la frontera más lejana. Oigo tu suave voz como un arrullo, dispuesta al amor personal, social y cósmico. Eres como un canario matutino.

Y amo tu voz cuando respondes: “sembradora de flores soy, y quién no, todos podríamos serlo. Se me dio la semilla para que creciera una planta, ahora quiero ser flor y dedicar mi perfume a la existencia. Sembradora de flores soy y he andado por caminos sinuosos, tortuosos, ¿quién no? Pero he decidido, por convicción propia, convertirme en flor y posarme en el desfiladero, en el camino solitario, en la calle desierta, en el balcón florido, junto a las macetas de la abuela y en el ramo para un enamorado, en las flores que celebran la vida y en las que honran la muerte.

“He decidido ser una flor de exquisito perfume no sólo para mí, sino para embellecer a todo lo que me rodea. Sembradora de flores soy, sé de tormentas, de granizo, de lluvias, de tierras diferentes, de sol ardiente y de luna llena, de fuerzas magnéticas y eléctricas, de la noche infinita sobre mi cabeza.”

“Sembradora de flores soy, y cada día aprendo más de otros perfumes. Sé que la mano del creador me acompaña y que por ella existo. Soy una más, pero a la vez soy única. Sé que en el jardín de Dios valgo mucho, lo aprecio y me entrego al campo florido de la existencia, a la guerra florida de cada día, aceptando mis propias espinas.”

“Sembradora de flores soy, bendigo el cosmos y canto con Rumi y con Kabir. Me poso en la mano de Jesús y el Buda, beso las mejillas de los niños, hago brillar la luz de mis colores en todo el horizonte.”

“Sembradora de flores soy, y mi aroma es la amistad, el amor y la benevolencia. Soy una buscadora y practicante del amor infinito. Soy sembradora de flores y soy flor.”

https://escritosdealfonsofrancotiscareno.blogspot.com


… el amor no reconoce ningún poder, nada que separe, que distinga, que establezca superioridad e inferioridad de rango.

Federico Nietzsche, Humano, demasiado humano


Y en medio de tanta ira, tanto crimen e infamia, el amor es una flor brotando en el desierto, semilla que prende entre las grietas del cemento, esperanza que brinda el tiempo. En medio del desgarramiento social, de la ambición desaforada, del lucro amenazante, de las ansias de poder omnímodo, del poder encima de lo que sea, entre toda esa podredumbre el amor siempre estará vigente. A veces, escondido por los rincones, otras, dando la cara al sol. El amor como posibilidad real, concreta. El amor como camino para moverse por el mundo en medio de las asechanzas permanentes. El amor como faro de luz aunque piensen que ya estás loquito, que eres un fresita, que ya te hicieron efecto tus libros de autoayuda, o que te tomaste muy en serio las palabras de tu coaching. El amor del que se burló tu comadre, del que se rieron tus amigos y a veces hasta la gente más cercana en tu familia. Pero ustedes dos vislumbran el amor porque lo han vivido en carne propia, porque saben que es posible y viable, lumbrera en la noche, estrella colgada en el cielo infinito. Amor para tomarse de la mano y para ofrecerlo a los demás, al que quiera, al que crea, al que posea la fe aunque sea del tamaño de un grano de mostaza. El amor como vivencia y búsqueda, como remedio y medicina, como alimento y ayuno, como encuentro con lo divino, una prueba palpable de que Dios debe ser algo así como el amor entre ustedes.

Que no te importe que se burlen o se rían, que no te importe si comprenden. Tú sabes que el amor existe, ahí está, en medio de las armas, de la violencia criminal, del despojo, en medio de las burlas, en la mitad del “no te creo”, del “te sientes muy bueno”, del “te crees perfecto”. Exacto, ahí está en el resquicio de una raya en el suelo, justo ahí florece la semilla. Se burle quien se burle, pase la bota que pase pisando la flor. El amor de ustedes es real porque ya está probado en la vida misma, porque ya vivieron, ya sonrieron, sufrieron, estuvieron alegres y lloraron, tuvieron bienes, los perdieron y los volvieron a adquirir, tuvieron hijos, perdieron algunos, pero intentaron rescatar la nave y siguen brotando de sus bocas palabras amorosas, consejos sabios cada vez más maduros, más honestos, que no vienen sólo de haber leído, sino de la experiencia misma. El amor como la rosa de los vientos, como los cuatro rumbos. El amor invitando a los que apenas están creciendo y aprendiendo, para que lo busquen como el mejor camino, es el que les abrirá todas las puertas de la inteligencia, de la sabiduría, el que abrirá sus ojos y destapará sus orejas, y mirarán más lejos que un gigante al horizonte, y escucharán mejor que Ganesha. Siéntense a escuchar, no desprecien los consejos de los que ya han vivido, de los que saben que el único tesoro valioso en el mundo es el amor.

A muchos puede sonarles a rollo, a choro, pero sucede que cada quien tiene su circunstancia, su propio desarrollo y experiencias. Si les suena a pura palabrería está bien, si les sirve de algo, también. Todo es bueno, de cualquier manera hay que hablar del amor y practicarlo. ¿Por qué sólo se les hace normal hablar de desgracias, pleitos, odio, transas, envidia, tristezas? Hagamos también normal hablar de amor, de empatía, de solidaridad. Hablar de esto con la familia, los amigos, o qué ¿acaso me he hecho viejo en vano? ¿Te da pena o te sientes incómodo al hablar del amor? Conviértelo en actos. En los tiempos de furia que corren actualmente, siempre será relevante, importante, luminoso, hablar de amor y de amistad. Aplicar la regla básica: haz a otros lo que quieras para ti, no hagas a otros lo que no quieras para ti. Esta regla tan simple parece una difícil utopía. Entonces, serás como la voz que grita en el desierto para no convertirte en una estatua de piedra. Sólo el amor puede lograr el milagro de transformar la vida de los seres, es cuestión de vivirlo y comprobarlo. Suena a panfleto, pero si logras llevarte aunque sea un verbo, un sustantivo o un adjetivo del amor, y logras integrarlo a tu vida, sabrás que este par de amantes no está mintiendo.

Por eso, en medio de la runfla de bribones, te celebro, amada mía. Eres como la santa mañana, dulce despertar. Te celebro cuando apareces tras la puerta como si fueras el sol, despeinada y risueña. Y escucho muy temprano tus palabras sencillas, llenas de sabiduría, siempre pensado en cómo están los otros. Celebro tus pasos y los reconozco aunque los escuchara venir desde la frontera más lejana. Oigo tu suave voz como un arrullo, dispuesta al amor personal, social y cósmico. Eres como un canario matutino.

Y amo tu voz cuando respondes: “sembradora de flores soy, y quién no, todos podríamos serlo. Se me dio la semilla para que creciera una planta, ahora quiero ser flor y dedicar mi perfume a la existencia. Sembradora de flores soy y he andado por caminos sinuosos, tortuosos, ¿quién no? Pero he decidido, por convicción propia, convertirme en flor y posarme en el desfiladero, en el camino solitario, en la calle desierta, en el balcón florido, junto a las macetas de la abuela y en el ramo para un enamorado, en las flores que celebran la vida y en las que honran la muerte.

“He decidido ser una flor de exquisito perfume no sólo para mí, sino para embellecer a todo lo que me rodea. Sembradora de flores soy, sé de tormentas, de granizo, de lluvias, de tierras diferentes, de sol ardiente y de luna llena, de fuerzas magnéticas y eléctricas, de la noche infinita sobre mi cabeza.”

“Sembradora de flores soy, y cada día aprendo más de otros perfumes. Sé que la mano del creador me acompaña y que por ella existo. Soy una más, pero a la vez soy única. Sé que en el jardín de Dios valgo mucho, lo aprecio y me entrego al campo florido de la existencia, a la guerra florida de cada día, aceptando mis propias espinas.”

“Sembradora de flores soy, bendigo el cosmos y canto con Rumi y con Kabir. Me poso en la mano de Jesús y el Buda, beso las mejillas de los niños, hago brillar la luz de mis colores en todo el horizonte.”

“Sembradora de flores soy, y mi aroma es la amistad, el amor y la benevolencia. Soy una buscadora y practicante del amor infinito. Soy sembradora de flores y soy flor.”

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