De la raíz latina “soror”, que en español quiere decir “hermana”, la sororidad es una palabra que ha sido utilizada por los movimientos feministas para hablar sobre la solidaridad y la complicidad que existe entre las mujeres en las sociedades patriarcales. Estas muestras desinteresadas de apoyo pueden observarse tanto en espacios enfocados al cambio social y la creación de contextos más libres e igualitarios, como en reuniones informales para ventas piramidales, baby showers y clubes de Tupperware.
En alusión a estos espacios de ayuda mutua, un grupo de artistas y gestoras culturales de Querétaro convocaron a todas las mujeres que se mueven dentro del ámbito cultural y artístico local para participar en la primera edición del Club de Tupperware en la entidad.
“La intención es que entre todas las creadoras –no importa la disciplina, el ámbito o la experiencia– dejemos nuestra firma en la sala AGUAS del Museo de la Ciudad para componer un gran mural colectivo en donde la presencia de las mujeres que conformamos la comunidad artística local se deje ver de manera más clara y contundente”, dice el comunicado lanzado a través de redes, por la restauradora y coordinadora del Centro Queretano de la Imagen, Analí Núñez, en conjunto con la directora de Galería Libertad, Paulina Macías, y Blanmi Núñez, coordinadora del Departamento de Difusión del Museo de la Ciudad.
Y es que para las gestoras, es necesario generar más espacios de encuentro en la ciudad, en donde las mujeres puedan visibilizar su trabajo y entretejer lazos de colaboración. De ahí el nombre de esta iniciativa, que alude a los “puntos de reunión iniciales creados por las amas de casa por la necesidad de generar un ingreso extra y de reunirse en un espacio seguro para hablar”, detalla Analí.
Mayor exigencia a “las artistas”
En torno a este tema, en 2018 la artista plástica Susano del Rosario, realizó una investigación titulada “Girl Power: análisis y propuestas sobre la participación de las artistas en Querétaro”, donde comprueba un menor acceso de las creadoras queretanas a galerías y museos en la ciudad para la visibilización, difusión y comercialización de su trabajo.
A través de tres recintos especializados en arte contemporáneo de Querétaro, del Rosario llevó a cabo este monitoreo, enfocando su estudio en el Museo de la Ciudad, donde en el periodo de 2013 -2017 encontró que sólo 19.7% de lo expuesto correspondía a las artistas; Galería Libertad, con sólo un 7.4% de autoras en el mismo periodo, y el Museo de Arte de Querétaro, donde sólo se registró un 1.1% de obra hecha por mujeres en el lapso de 2015 a 2017.
Sobre esta situación, la ganadora del Premio Adquisición Rosario Sánchez Lozada 2017, Tania Quezada, aseveró en una entrevista con BARROCO que las galerías utilizan criterios diferenciados para evaluar el trabajo artístico hecho por hombres y mujeres, por lo que son menos las artistas quienes exponen y venden su trabajo a través de estos espacios.
“He dado seguimiento a varias galerías grandes y de años, y observo que además de que promueven más obra hecha por hombres, las chicas que figuran en estos espacios mantienen estándares muy altos, siempre están en el tope. Parece ser que una mujer, para poder entrar al medio y que los galeristas la tomen enserio, tiene que ser muy buena, cuando entre los mismos artistas varones hay de todo; tanto muy buenos como muy malos”, aseveró.
Además señaló la división sexual del trabajo, la menor inversión de tiempo en los procesos creativos, y el mayor cuestionamiento sobre la originalidad, pertinencia y valor de su trabajo como otras de las causas que han imposibilitado que las mujeres den el paso siguiente en su carrera.
“Algo que he cuestionado mucho como docente, es que generalmente entran y egresan muchas más mujeres de las carreras de arte, pero así como salen, desaparecen, y creo que se debe a que se vuelven madres o esposas, y acaban apoyando más de lo que son apoyadas (...) También pienso que muchas chicas se dan por vencidas muy rápido en su carrera, ya sea porque no ven claro su camino o no encuentran cómo meterse al medio, pues no hay plataformas que las apoyen (...) Así como están las cosas, creo que es un buen momento para empezar a impulsar artistas y no sólo jóvenes, sino incluso a creadoras ya de carreras largas que no han recibido el apoyo suficiente para despuntar; es un buen momento de emprender el vuelo con este tipo de iniciativas”, manifestó.
Espacios como oasis reivindicativos
Como respuesta a esta problemática, han surgido en la ciudad diferentes proyectos encabezados por pintoras, escritoras, restauradoras, curadoras, galeristas y fotógrafas, enfocados en reivindicar, promover y difundir en Querétaro el arte hecho por mujeres.
Entre las iniciativas aparece Girl Power, una plataforma impulsada en 2014 por la artista y gestora cultural, Fresvinda Villa, quien luego de percatarse de la poca presencia de las artistas plásticas locales en las galerías y museos del estado, decidió reunir el trabajo de las creadoras en una primera muestra.
“A mi me costó entrar al círculo [artístico], hasta que un día, después de tocar muchas puertas, me dije: Si toco más puertas y no me abren, pues me construyo una yo misma, y como me percaté de que lo mismo sucedía con otras artistas, decidí organizar la primera exposición de Girl Power en una galería privada llamada Ático, e invitarlas a mostrar su trabajo”, relató Villa sobre este proyecto.
A partir Girl Power se han generado cuatro exhibiciones artísticas que han difundido la obra de artistas locales, nacionales y de otros países como Carmen Ávila, Isabel Vera, Nonatzi, Florence Leyret, Laura Sánchez, Fres Sltmnts, Mónica Garrido, VISA mexicana, Renata Fonseca, Teff Naranjo, Alegría del Prado, Angélica Iracheta, Azucena Germán, Carmen Ávila, Marygard, Tania Quezada, Nancy Meh, Lorena Teruel, Paulette Jo, Roxanne Najar y Vicky Valkoks.
En el campo de la literatura aparece “Lumbre entre las hojas”; un proyecto creado en 2013 por la poeta y coordinadora estatal de Bibliotecas Públicas de Querétaro, Marta Favila, con el objetivo de fomentar la lectura y escritura entre la población, y difundir la obra de escritoras queretanas y de otros estados.
“En La arboleda de Octavio Paz se habla de un fuego que no se ve, que está oculto; de una lumbre pequeña entre las hojas. Mas o menos así era la literatura queretana, la escrita por mujeres (...)”, refirió en 2019 Favila sobre esta cruzada, cuya octava edición se llevará a cabo del 22 al 28 de marzo, en más de 20 sedes del estado.
Como plataforma de visibilización de la obra literaria de las autoras, también figura “El periódico de las señoras”; el primer proyecto editorial con perspectiva de género en la entidad, encabezado por las escritoras Montserrat Acuña, Ana Clara Muro y Ariana Ibáñez.
“Todo comenzó como una necesidad de tener espacios en los que pudiéramos publicar textos que –sentíamos– no tenían cabida en las publicaciones convencionales, o aquí, en el estado de Querétaro. Además, éramos conscientes de la brecha de publicaciones en el mundo editorial, pues es muy evidente el contraste entre hombres que están publicados y la cantidad de mujeres que lo están haciendo, incluso aquí”, compartió Acuña.
Además de promover el trabajo de escritoras contemporáneas locales, de México y otros países, desde 2017 las gestoras han enfocado su labor en la difusión de la obra de autoras del siglo XIX y XX, que han sido olvidadas por la historia por no pertenecer al canon hombre- blanco- heterosexual.
Actualmente el proyecto cuenta con una página web, en donde se publican artículos, testimonios, traducciones, reseñas, recomendaciones, correspondencias y columnas de opinión, y a partir del año pasado se consolidó como editorial feminista, a través de la publicación del ensayo “Su cuerpo dejarán”, de Alejandra Eme Vázquez, ganadora del Premio Dolores Castro 2018.
¿Dónde están las artistas queretanas?
Pese a las diferentes iniciativas que han surgido en Querétaro, y que las Secretarías de Cultura estatal y municipal son gestionadas por mujeres, las organizadoras del Club de Tupperware aseguran que aún queda mucho por hacer.
Entre las acciones señalan la transversalización del género en los diferentes programas institucionales, incluyendo los enfocados a impulsar la labor creativa en el estado y el país.
De acuerdo con #RopaSucia, una iniciativa en redes sociales impulsado por las poetas Maricela Guerrero, Paula Abramo y Xitlálitl Rodríguez –que denuncia el sexismo y la misoginia en el medio cultural de México–, son las artistas las que obtienen menos premios, publicaciones y becas, que sus homólogos a nivel nacional.
Tan sólo en 2016, informaron, el Sistema Nacional de Creadores de Arte otorgó 30% de los apoyos, en rubros como literatura, arquitectura, artes visuales, composición musical, dramaturgia, coreografía, entre otros, a creadoras mexicanas.
En galardones, como el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes, de 1968 al 2015 únicamente 8 de los 83 de los premiados, fueron mujeres.
Además, y de acuerdo con lo vertido en #RopaSucia, muchas de las artistas se enfrentan a condiciones desiguales de producción, pues siguen dividiendo su tiempo entre su labor artística, trabajos extras y el cuidado de los hijos, de los padres o enfermos del hogar, por ejemplo; situación no considerada en la evaluación de sus méritos o desempeño artístico.