Dejen que los niños se acerquen al huapango

Por Fernando Trejo

  · martes 24 de abril de 2018

Este año se registró la llegada de 496 parejas al concurso de San Joaquín. Fotos Fernando Trejo

El huapango es pasión, así lo definen bailarines de la música huasteca que se dieron cita en el XLIX Concurso Nacional de Baile Huapango en San Joaquín, lugar donde se vive y respira este baile que fusiona y hermana a seis estados de la república.

El huapango en San Joaquín, así como en toda la huasteca, es una forma de vida, ya que desde pequeños, a los ejecutantes se les inculca la disciplina por la música y el baile, lo que ha llevado a concursantes a iniciar su práctica desde los tres años. Al crecer, muchos de ellos continúan experimentando los pasos en el tablado, lo que genera un particular apego por la música y la tradición huasteca.

Melisa López Medina, originaria de Tamaulipas, comenzó como pequeña huapanguera a los cuatro años de edad y han transcurrido 16 desde que su familia le mostró los primeros atisbos del huapango, en particular los del estilo tamaulipeco, con el que representa a su región en todos los concursos a los que acude.

“Mi familia viene de Huapango y crecí con él, y con el paso de los años se ha convertido en mi vida, siempre representando a mi huasteca. Al escuchar el violín, antes de subir al templete, se sienten nervios y te vas relajando y te dejas llevar por la música; para mí el huapango es amor”, dijo.

“Esta disciplina se tiene que vivir con pasión y dejar todo al escuchar el primer violinazo, el huapango se tiene que sentir con el corazón y para desarrollar este amor se tiene que hacer desde niños, para poder entregar lo mejor de cada región en cada baile”, afirmó Irvin Jesús Quintero, originario de Tamazunchale, San Luis Potosí.

Señaló que lo más difícil de iniciar como pequeño huapanguero es el hecho de dejar el baile por otras actividades cuando se crece, como le ocurrió a él hace seis años, y que ha retomado sus actividades, pero ahora como maestro huapanguero.

“Yo comencé a bailar gracias a mis papás que también son huapangueros, y de ahí surge mi amor por el huapango. El huapango es pasión, para nosotros los bailarines es una droga que sana, sientes nervios, emoción euforia, estando arriba te transformas totalmente”, dijo.

José de Jesús Álvarez, proveniente de Ciudad Sahagún, Hidalgo, comenzó a bailar cuando tenía 13 años, pero para él, la práctica se ha convertido en todo un estilo de vida, ya que a pesar de que en su familia no se tiene una tradición huapanguera, ha adoptado este arte como suyo y ha logrado conseguir dos campeonatos nacionales en la categoría juvenil.

“Una vez que me pongo a bailar sobre el tablado, se me olvida todo, se van mis miedos, mis problemas, mis malestares, sólo soy yo y mi pareja, pero en mí la música y el baile causa un efecto que no sé cómo describirlo, sólo sé que me olvido de todo”, dijo el joven huapanguero.

Los ejecutantes de esta tradición que comenzaron a muy corta edad, piden a los padres de las nuevas generaciones que no dejen morir el amor y tradición huapanguera.

Tradición

El huapango es la música originaria y tradicional de la región huasteca que comprende a los estados de Querétaro, San Luis Potosí, Hidalgo, Puebla, Veracruz y Tamaulipas, y en cada región en donde se baila se mantienen estilos y vestuarios únicos que distinguen a esta tradicion dancística.

La música huasteca obedece a una mezcla de culturas que ha generado que el huapango sea reconocido, no solo en la huasteca, sino a nivel nacional y mundial. Es su melodía barroca y sus versos variantes entre las regiones, lo que la caracterizan, dando a los amantes del huapango noches y días de alegría y zapateado sobre el tablón.

El violín, la jarana y la huapanguera son los instrumentos que se utilizan para el huapango que viene de la voz náhuatl, que quiere decir, sobre el tablado. Por lo que las regiones huastecas comenzaron a realizar concursos, dando vida a certámenes, siendo el de San Joaquín uno de los más importantes, con 49 años de música y baile, donde participan desde niños, los pequeños huapangueros, que mantienen con vida esta tradición.

Turismo y comercio

Según la Dirección de Turismo del Municipio de San Joaquín, este año se registró la llegada de 496 parejas, y un aproximado de 10 mil visitantes, durante el fin de semana en que se celebró el festival (6-8 de abril).

Sebastián Zúñiga Sánchez, propietario de varios comercios en San Joaquín, señaló que el fluyo de turistas durante Semana Santa y el Concurso Nacional de Baile Huapango es una de las fechas más importantes para la región, ya que en todos los comercios se refleja un aumento de ventas en bienes y servicios considerable.

Añadió que la venta de alimentos y bebidas es uno de las que más incrementa, así como el alquiler de habitaciones. A pesar que año con año la llegada de visitantes se incrementa por el Concurso Nacional, no hay suficientes hoteles, por lo que los habitantes rentan sus habitaciones y muchos otros prestan un lugar para los visitantes y participantes.