Creo que mi madre me habló alguna vez de esta película, sí… Cumbres borrascosas, a ella le gustaba mucho, yo apenas le puse atención, en primera por ser un chamaco de entre 11 ó 12 años aproximadamente, y en segunda, porque en aquellos tiempos la distancia entre generaciones y gustos era muy grande, no como ahora, donde, por ejemplo, el rock es claramente intergeneracional. En cambio antes, Los Panchos, por citar alguno, estaban muy lejos de nosotros aunque convivíamos con todo ello.
La generación de mamá, como ahora, estaba fuertemente marcada por el cine estadounidense, era su mundo. A mí me daba mucha flojera, no me atraía, lo mío era el cine a colores y las nuevas historias. Con el paso del tiempo, las vueltas del mundo y lo que esto conlleva, ahora, 40 años después, me ha llamado la atención esa historia. También tenía un prejuicio respecto a las hermanas Brontë, las escritoras, las suponía enormemente aburridas. Fue Georges Bataille con su libro La literatura y el mal, quien me condujo hacia ellas rompiendo mis prejuicios. Emily Brontë es la primera de una serie de autores analizados por Bataille en su libro. Hace poco compré este texto, lo hice con dinero que habíamos guardado celosamente de mi hijo Kaixi, fue su última quincena, quise que simbólicamente él me regalara ese libro al que le traía tantas ganas. Y como un poco antes mi hijo había ido a Francia a tocar son jarocho, he tratado de leer este libro en francés.
En este mismo momento, me encuentro viendo en Youtube la película Cumbresborrascosas, (1939), dirigida por William Wyler, con Merle Oberon, Laurence Olivier y David Niven.
Gracias, mamá, de otras formas, pero siguen presentes tú y mi hijito.
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Maestra, Madre Naturaleza, tú eres sabia, estás viva, sabes qué es lo bueno, cuándo y en qué momento. Por eso amo y respeto cada instante que nos das, confío en ti, tu sapiencia es muy antigua. Dame lo que tenga que ser, porque sé que lo que me des formará parte de un todo que se maneja más allá de mi conciencia. Y antes que levantar la voz contra de ti, al contrario, te agradezco porque sé que con tu infinita sabiduría nos darás los mejor de cada tiempo a nosotros, tus hijas e hijos. Danos calor, danos frío, danos lluvia, danos viento, porque en esa Sinfonía Celestial Atmosférica seremos arrullados para vivir mejor, plácidamente, bien alimentados. Gracias Madre Tierra, gracias Madre Naturaleza, Gracias Madre Cósmica.
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El terreno de lo normal es mi forma de entrar en lo extraordinario.
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Tiene razón Günter Grass, que en su libro Pelando la cebollaplantea que escribir es como pelar una cebolla hasta que se llega al alma, a nuestro verdadero ser, a ese que ya está muy tapado por muchas veladuras, enmascarado a tal grado que ya no se sabe bien a bien quién es uno, acaso sólo un atisbo asome por ahí. Escribir, o cualquier otro arte que ayude a la humanización de la persona, ayuda a pelar la cebolla, a ir quitando las capas hasta llegar a la esencia, a que florezca el botón, hasta llegar al perfume básico, a las notas más claras. Es por eso que escribir es una pasión tan maravillosa, porque en medio de tanta farsa, la escritura busca lo fundamental, el núcleo del ser.
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Decían que en el 2012 se iba a acabar el mundo. Sí, que se acabe el mundo de la ignorancia, de la apatía, del valemadrismo, de los chistes babosos. Sí, que se acabe el mundo del egoísmo, del robo, de las adicciones, del agandalle, de la explotación. Sí, que se acabe el mundo del odio, del engaño, de la frialdad, de la mediocridad, de la incultura. Sí, que se acabe el mundo de políticos corruptos, de medios de "comunicación" vendidos, de padres que abandonan a sus hijos. Sí, que se acabe la falta de amor, de solidaridad, de compasión. Sí, que se acabe ese mundo.
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¡Qué chido! mi tío, a su nivel y su circunstancia, trabajó de extra en una película que estuvo nominada para el Oscar a la mejor película extranjera. Se trata de ÁnimasTrujano, de Ismael Rodríguez, 1962. Tengo una foto, que atesoro, en donde está mi tío retratado con Toshiro Mifune, el actor principal de esta cinta. Me ha impresionado mucho la dedicatoria que escribió el Sr. Mifune en la parte trasera de la foto, quién sabe qué dirá, sólo veo los signos en japonés, pero yo digo, Dios te bendiga, tío, por tu trabajo, por tu inspiración.
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Por cierto, en Ánimas Trujano trabajóconla célebre actriz mexicana Columba Domínguez, que al recibir el Ariel de oro, por trayectoria en el año 2013, declaró: “Siempre seré pueblerina y me siento orgullosa de lo que soy como persona”. También dijo respecto a Toshiro Mifune: “Actué con él en la cinta Ánimas Trujano. Él se aprendió los diálogos en español por pura fonética. Esta película fue primero muy criticada porque no se podía creer que Ismael Rodríguez trajera a un japonés, pero quién diría que sería la segunda cinta mexicana postulada al Oscar. Así es el cine, como la vida, un territorio colmado de sorpresas... Toshiro Mifune fue uno de mis maestros, él venía de la escuela del teatro kabuki, que desarrollaba diversas técnicas de expresión corporal para la escena. Con él aprendí a mover desde el dedo gordo del pie hasta cada una de las partes del cuerpo”.
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La canción norteña titulada Cielo azul, cielo nublado, es una poesía que sólo podía inspirar una mujer con la cual quieres compartir la vida, la alegría, la dicha, la realización, la iluminación. Aparte, el grupo Pesado hace una buena interpretación de esta canción tan vieja, pero que no pierde frescura. He presenciado esos cielos que están mitad azules y mitad nublados y son verdaderamente impresionantes, meditativos, fantásticos. Cómo olvidar en la película Pueblerina, de Emilio “Indio” Fernández, ese cielo partido en dos mitades, una presagiando una gran tormenta, y la otra límpida como la conciencia en plena meditación.
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En cada cosa que escribo estoy dejando algo fuera, por exclusión, por censura, por olvido, por falta de asociación. Estos son los terrenos de Jacques Derrida. Aunque siempre esté buscando más, investigando para completar y redondear un texto, de cualquier forma esto es recortar, elegir, editar, excluir.
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A propósito de una conversación feisbuquera en el muro del periodista Braulio Peralta, se me ocurrió, me vino a la imaginación, la imagen/historia de un artista que decide luchar a su manera contra la situación que padece México, y convierte muchas estatuas y construcciones, de todo el país, en monumentos memoriales efímeros contra el crimen y la impunidad, contra la delincuencia y los gobernantes corruptos, y cubre edificios y figuras con trapos negros, monta guardias y realiza ceremonias -religiosas o laicas-, para conmemorar, nunca olvidar y para pedir justicia para todos…
