A don Ramiro Pot
Qué alegría me da cuando llegas de recorrer el mundo por sus cuatro costados. Navegante que pisa la tierra besándola, las plantas de tus pies son un tapete mágico. Escucho tus pasos y sé que son exactamente los tuyos, conozco su cadencia, su ritmo, su tumbao. De tu boca fresca, en un día gris, recibo un beso dulce que sabe a manzana. Me invade una alegría que sacude mi cuerpo, las savia más sustanciosa nutre mis entrañas, campanas suenan en mi corazón y aletean sin cesar verdes mariposas. Ya estás aquí, el velo denso de la noche cae contigo, en minutos todo estará tremendamente oscuro, pero tu calor inflamará la cama, y tus piernas y las mías sopearán la oscuridad.
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Comer es uno de los más grandes placeres que la vida puede otorgar, quien no puede degustar los diversos e infinitos manjares existentes en la comida dentro de las diferentes culturas está privado de algo fundamental, y algo grave debe haber hecho para que la vida ahora le impida disfrutar. Y por grave quiero decir desde cosas verdaderamente equivocadas hasta lo aparentemente menos preocupante, pero no menos importante, por ejemplo, haber llevado una vida de excesos, vicios, emociones descontroladas, que ahora le impiden comer un montón de delicias.
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Escribir es como soñar, nunca sabes qué asociaciones vendrán, qué de lo que has vivido, leído o visto, y en qué forma. Y así como son fascinantes los sueños, así de fascinante es la creación. Atestiguas qué quedó sembrado en todos los niveles de tu psique, qué formó el sedimento del cual brotará una flor de loto. Al escribir dejas las huellas, las puertas abiertas, los vasos comunicantes, los senderos que se bifurcan, el Aleph, el holograma, el interser, la talidad.
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… los buenos jardineros… saben cómo transformar la basura en flores.
Thich Nhat Hanh. El corazón de las enseñanzas de Buda. Ed. Oniro, p. 67.
Exacto, vuelvo a recibir el mismo mensaje, eso que llaman coincidencias (o sincronicidad). El loto es una flor que puede crecer y exponer su enorme belleza en medio del fango. Y asimismo, en medio de nuestros defectos y carencias, puede florecer lo mejor de nosotros, algunas de nuestras cualidades. Regar las mejores semillas es la clave. Nunca nada se va a dar en un terreno ideal, así que bajo las condiciones que se presenten debemos ofrecer nuestras mejores flores. Monet pintó nenúfares hermosos en sus cuadros, nosotros podemos pintar nuestros translúcidos lotos desplazándose en el mundo concreto. Creo que ese es el mensaje de estas coincidencias. Y claro, si además podemos pintar unas buenas flores, y explorar las diferentes técnicas y medios de expresión, estará más que redondeado el punto.
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Yogui Ramacharaka (William Walker Atkinson) habla en su libro Serie de lecciones sobre raja yoga, (p. 131) de una hambre del alma, la cual padezco. Devoro un libro tras otro con estos temas, me interesan mucho. Decía Cristo que es el enfermo el que necesita al doctor, y creo que todos necesitamos estarnos corrigiendo, perfeccionando, de manera permanente, ya que muchas veces ni siquiera estamos conscientes de la bola de defectos que tenemos ni de la cantidad de errores que cometemos. Por eso, siempre será necesaria la crítica y la autocrítica, sin ellas no es posible avanzar decorosamente en la vida. Esa hambre del alma hace que uno adquiera cada vez mayor conocimiento para así tener las herramientas para intentar una transformación de nuestro ser a todos los niveles. Esa hambre del alma no puede quedarse sólo en lo teórico, tiene que convertirse en una práctica concreta. En principio, por amor a uno mismo, y enseguida, por amor a los demás, pero quizá, sobre todo, por amor a la vida, al creador, al espíritu o como le quiera llamar cada quien. Ese amor hace que uno se encamine por una ruta de autoconocimiento permanente. Esa hambre del alma se va a satisfaciendo poco a poco, por medio del conocimiento profundo, de la meditación, de la sabiduría, de la voz de los humanos que han existido desde tiempos remotos hasta ahora, y que han pensado y reflexionado sobre el acontecer humano.
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Para considerar un texto como buena literatura, los críticos acostumbran fijarse antes que otra cosa en el lenguaje. Margo Glantz dice: “Cuando no hay ninguna experimentación, eso convierte (a las obras) en casi mediocres”.
El fundamento de esta idea, es que la escritura no es solamente medio de representación ni instrumento para decir algo, sino que es la representación misma y el sentido mismo del texto que de ella resulta. El lenguaje y la forma narrativa son herramienta y producto terminado, camino y fin, porque la escritura no está allí para decir algo sino para ser ella misma ese algo que se dice. Así lo expresa la escritora argentina Tununa Mercado: “Hay que hacer un correlato entre lo que pasa en el mundo y las formas de expresión artística, pues los cambios y los traumas se deben reflejar en el lenguaje y en la estructura de la obra. Dejar la casa en orden es evadir la necesidad de hacer esto evidente, y por eso la urgencia por desestabilizar las estructuras discursivas”.
Cacho y cacho, porque luego se escribe con tanto afán de experimentación que aburre.
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Un hombre que siempre me abrió las puertas de su casa, donde fui recibido con amistad y afecto. Un hombre que sabía escuchar, de plática amena llena de anécdotas y sabiduría. Un hombre que me brindó su espacio para loquear, cantar, filosofar, recitar, reír, amar, videograbar, escribir, leer, tocar y componer el mundo. Bendiciones por siempre, hasta el infinito, al ser que supo ser un anfitrión maestro, un hijo del Gran Arquitecto Universal. Dios guíe sus pasos por la eternidad, don Ramiro Pot.