NECESITAMOS EL CONTACTO HUMANO
Alejandro Chávez, coreógrafo
Antes que la celebración del encuentro, la alegría y la sorpresa con un dejo de incredulidad está siendo en algunos casos la sensación y el ambiente en el regreso a la platea, al patio de butacas. La extrañeza de ver personas, espectadores, y ser visto, pasar lista de presentes como espectador continúa siendo el apunte preliminar sobre el acontecimiento artístico.
Alejandro Chávez Zavala, coreógrafo fundador y director de Ciudad Interior, compañía de danza contemporánea, subraya la primacía del desempeño presencial acusando las limitaciones de las ‘actuaciones’ virtuales en pantalla. Para el estreno del programa con Articulación lumínica y Escaparate virtual ha optado por prescindir del conocido programa de mano y en cambio plantarse como presentador frente a los espectadores asistentes al Foro Escénico del Museo de la Ciudad, y de viva voz aproximárseles reconociéndose poco dado a la palabra ante el público. Comparte la sorpresa personal al haber sido abrazado recientemente de manera espontánea por unos niños con síndrome de Down al término de una sesión de un taller de danza. Experiencias como la aludida, y otras transcurridas durante el confinamiento pandémico, considera Chávez han redundado en la producción artística estrenada los días 27 y 28 de abril, con la participación escenográfica de Fernando Flores e Isaac Pájaro, respectivamente.
Caben tres grandes contrastes coreográficos entre las dos obras firmadas por Alejandro Chávez. Escaparate virtual es interpretada al centro del escenario y abajo, o sea en la mayor proximidad posible de los espectadores; en un cuadrado medio metro —tarima— sobre el ras del piso. El vestuario diseñado para el sexteto mixto es el mismo uniforme, un tanto marcial, color magenta oscuro o rojo-negro sin reparar en diferencias de género. Los cabellos recogidos sin uniformidad colectiva. La visualidad escenográfica de abajo hacia arriba o viceversa, del piso a las varas. Articulación lumínica transcurre de extremo a extremo, mucho en la parte media y arriba del foro, o sea, al fondo o cerca de él; con abundante ambientación oscura, con autoiluminación móvil muy focalizada personalmente por cada intérprete. Al contrario en “Escaparate…” abundan los instantes de brillantez lumínica. La principal uniformidad del vestuario casual es el tono cromático neutro hacia el ocre pálido. Salvo las muy recogidas cabelleras de Regina Perea Kuri y Hanna Berrones Mejía, las de los cinco bailarines restantes verdaderamente se disparan y desatan, poco en el caso de Daniela Garza. En esta danza se destacan momentos solistas, pero en ambas prevalece el cuerpo de baile como protagonista, siendo el tema el personaje de manera un tanto contradictoria, metafórica y a la libre imaginación y traducción del espectador.
Escaparate virtual ¿cuánto puede leerse un salir hacia donde no hay afuera?; una ilusión de salida por la similaridad o remisión fonética con escapar; un escapar imposible o que no sucede por el trazo de los brazos lanzados, extendidos ansiosamente hacia arriba, sin que el encierro personificado, representado por las líneas de luz, cedan en su aprisionamiento o en la incapacidad, inutilidad, de aquellos para la fuga. También podríamos preguntarnos ¿cuánto la realidad expuesta o presentada por la virtualidad no lo es? ¿cuánta virtualidad es realidad real?
Por advertencia o anticipación de Chávez sabemos que Articulación lumínica es una búsqueda y exploración hacia adentro de uno mismo. Me molesta que la propuesta sea por interior un tanto caótico y desarreglado, no necesariamente descompuesto, más o menos tristón y poco jubiloso; una indagación cuya realización no es feliz, de remaravillamiento dichoso. En tal caso, viene bien que no aparezca propuesta una conclusión, menos consecuente con esta articulación lumínica.
La mayor agradabilidad de este programa por parte de Ciudad Interior está en la presentación de ambas danzas. En caso excluyente, me quedo con la primera. Aunque el logro, uno tras otro, de que el protagonismo sea colectivo de un cuerpo de baile, resulta particularmente atractivo, a no dudar por sus cualidades y calidades individuales.
Tan solo para la constatación histórica, no está de más aquel documento llamado programa de mano.