/ jueves 14 de diciembre de 2023

Diciembre en la ciudad de Querétaro al iniciar el siglo XX

Cartografía del tiempo y la memoria


“Sin la actitud festiva y la fantasía, el hombre no sería realmente un ser histórico Las fiestas de locos.” Cox, Harvey.

El tiempo de esparcimiento, asueto y recreación en el Querétaro de inicio del siglo XX nos da la posibilidad de concebir el tiempo y el espacio; la memoria con el devenir histórico. Elementos que encontramos en el Programa de la Junta de Navidad de 1901.

En el documento, podemos percibir los procesos de tradición-modernidad cuando contrastamos nuestra manera contemporánea de vivir los festejos decembrinos con los que conocieron los queretanos de ayer. Con sus inercias del siglo XIX e imbricados los rasgos de la modernidad que ofrecía el horizonte positivista de inicio del siglo XX.

Entre el ocio y la diversión. En los espectáculos públicos compartían el espacio diferentes segmentos de la sociedad. Ya fuera en las corridas de toros especiales, las carreras de caballos, las charreadas, las competencias de bicicletas, entre otras. Los festejos navideños eran un escaparate privilegiado de la burguesía queretana. Las fiestas privadas y públicas, los bailes y funciones en el teatro donde se lucían vestidos, peinados, joyas y otros artificios, entre banquetes y comidas.

Contextos. La fiesta, en su valor central en la vida de los pueblos rurales y urbanos, es un mecanismo fundamental de reproducción de mentalidades, de las relaciones sociales y los estilos de vida. Las fiestas tienen elementos rituales y lúdicos donde están proyectadas las mentalidades del grupo social que las genera. La identidad social de los individuos se construye por medio de su participación en los festejos públicos, mediante los cuales las personas afirman su pertenencia a la colectividad y logran ocupar un lugar en ella.

Si bien la realización de las fiestas sigue pautas preestablecidas y bien definidas, no se trata de una repetición mecánica, sino de una constante actividad colectiva de interpretación y recreación del pasado, que da orden y sentido al presente vivo.

Programa de la Junta de Navidad de 1901. El Programa General comprendía del sábado 21 al domingo 29 de diciembre de 1901, estaba compuesto por diversas actividades: audiciones musicales y serenatas en el Jardín Zenea; coleadero en la Calzada norte de la Alameda (Hoy Av. Constituyentes); “presidido por estimables señoritas de la buena sociedad queretana”; corridas de toros en la Plaza de Toros Colón., que se encontraba ubicada en las actuales calles de Tolsá y Colon. A cargo del Reverte Mexicano (Arcadio Ramírez); participaron también jóvenes aficionados queretanos. En el festejo navideño del 25 de diciembre alternaron El Reverte Mexicano y el Primer Espada español Luis Mazzantini. Por las noches además de la música en el Jardín Zenea se presentaron funciones en el teatro Iturbide, actual Teatro de la República.

La noche del 25 de diciembre se realizó la “elegante y lucida” Kermesse, donde las elegantes “distinguidas señoritas” lucieron sus atuendos y disfraces. Por la tarde del 27 desfilaron por las calles principales de la ciudad los Carros Alegóricos en la “Gran Cabalgata Histórica Queretana”. Los personajes fueron representados por niños de “estimables familias”. La Estudiantina “formada por entusiasta e inteligentes jóvenes” formó parte del recorrido. Por la noche, y para el regocijo popular, los fuegos artificiales frente al Mercado Pedro Escobedo, situado antiguamente en donde ahora se encuentra Plaza Constitución.

El sábado 28, “Día de los Santos Inocentes” en la Alameda Hidalgo se desarrolló el Paseo de Bicicletas y Carruajes Enflorados. Por la noche en el Teatro de Iturbide (hoy Teatro de la República) se dieron cita los poetas queretanos y de otras latitudes en la Velada Lírico-literaria con el fin de participar en lo que serían los Primero Juegos Florales de Querétaro. Los festejos navideños concluyeron el domingo 29 de diciembre con una “selecta audición musical en la Alameda Hidalgo”. Por la mañana matiné y por la noche serenata en el Jardín Zenea. Las actividades realizadas en los albores del siglo XX nos remiten a la reapropiación y resigniicación tanto física como simbólica del espacio público.

Arraigo e identidades. Los festejos en Querétaro tienen sus códigos, sus mitos y sus símbolos. Si convenimos toda la fiesta, tiene una fuerte carga de imaginarios sociales y un sistema de símbolos, podemos visualizarla como un universo recreado con nuevas reglas, nuevas distancias y, por supuesto, nuevas realidades. Representa un hecho artístico, estético y alegórico de la cultura de la región. La fiesta ya sea de carácter civil o religioso, es una moratoria a la vida cotidiana. Conmemora y celebra, abre un paréntesis en las actividades diarias y otorga la oportunidad de reunirse en lo familiar y en lo colectivo.

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La fiesta como tradición, fundamenta la cotidianidad cultural y denota la constante interacción de elementos culturales de diverso origen incorporados en menor o mayor grado; es una construcción híbrida. Arraigo, identidad, son los anclajes que mantienen viva a una sociedad. Aporta además del sentido de pertenencia una forma particular de habitar el espacio público y privado. Los encuentros en los espacios públicos fortalecen el tejido social y el arraigo entre los vecinos. La convivencia finca el sentido de pertenencia, los vecinos se expresan, se aligeran tensiones, se refuerzan las redes sociales, hay intercambio de vivencias, de sensaciones estéticas; de prácticas sociales y creencias.

Reflexión final. En el cambio continuo, los individuos buscan recrear una cultura que les ofrezca certidumbre, permanencia y continuidad; de tal manera que generan sus propios códigos y símbolos para trasmitir sus valores, costumbres, tradiciones, su patrimonio intangible para que otras generaciones las conozcan, usen, disfruten y difundan en retroalimentación cíclica y evolutiva. A través de la fiesta se recrean las aspiraciones, perviven las tradiciones y se da significado al presente. La fiesta es un cohesionador social que fortalece la identidad, da sentido a la apropiación de su hábitat. En ese contexto se inscriben las fiestas decembrinas en la ciudad de Querétaro.

“Somos un pueblo ritual […] las fiestas son nuestro único lujo”. (Paz, 42).


Desde Anbanica - Teocalhueyacan. Diciembre de MMXXIII.



“Sin la actitud festiva y la fantasía, el hombre no sería realmente un ser histórico Las fiestas de locos.” Cox, Harvey.

El tiempo de esparcimiento, asueto y recreación en el Querétaro de inicio del siglo XX nos da la posibilidad de concebir el tiempo y el espacio; la memoria con el devenir histórico. Elementos que encontramos en el Programa de la Junta de Navidad de 1901.

En el documento, podemos percibir los procesos de tradición-modernidad cuando contrastamos nuestra manera contemporánea de vivir los festejos decembrinos con los que conocieron los queretanos de ayer. Con sus inercias del siglo XIX e imbricados los rasgos de la modernidad que ofrecía el horizonte positivista de inicio del siglo XX.

Entre el ocio y la diversión. En los espectáculos públicos compartían el espacio diferentes segmentos de la sociedad. Ya fuera en las corridas de toros especiales, las carreras de caballos, las charreadas, las competencias de bicicletas, entre otras. Los festejos navideños eran un escaparate privilegiado de la burguesía queretana. Las fiestas privadas y públicas, los bailes y funciones en el teatro donde se lucían vestidos, peinados, joyas y otros artificios, entre banquetes y comidas.

Contextos. La fiesta, en su valor central en la vida de los pueblos rurales y urbanos, es un mecanismo fundamental de reproducción de mentalidades, de las relaciones sociales y los estilos de vida. Las fiestas tienen elementos rituales y lúdicos donde están proyectadas las mentalidades del grupo social que las genera. La identidad social de los individuos se construye por medio de su participación en los festejos públicos, mediante los cuales las personas afirman su pertenencia a la colectividad y logran ocupar un lugar en ella.

Si bien la realización de las fiestas sigue pautas preestablecidas y bien definidas, no se trata de una repetición mecánica, sino de una constante actividad colectiva de interpretación y recreación del pasado, que da orden y sentido al presente vivo.

Programa de la Junta de Navidad de 1901. El Programa General comprendía del sábado 21 al domingo 29 de diciembre de 1901, estaba compuesto por diversas actividades: audiciones musicales y serenatas en el Jardín Zenea; coleadero en la Calzada norte de la Alameda (Hoy Av. Constituyentes); “presidido por estimables señoritas de la buena sociedad queretana”; corridas de toros en la Plaza de Toros Colón., que se encontraba ubicada en las actuales calles de Tolsá y Colon. A cargo del Reverte Mexicano (Arcadio Ramírez); participaron también jóvenes aficionados queretanos. En el festejo navideño del 25 de diciembre alternaron El Reverte Mexicano y el Primer Espada español Luis Mazzantini. Por las noches además de la música en el Jardín Zenea se presentaron funciones en el teatro Iturbide, actual Teatro de la República.

La noche del 25 de diciembre se realizó la “elegante y lucida” Kermesse, donde las elegantes “distinguidas señoritas” lucieron sus atuendos y disfraces. Por la tarde del 27 desfilaron por las calles principales de la ciudad los Carros Alegóricos en la “Gran Cabalgata Histórica Queretana”. Los personajes fueron representados por niños de “estimables familias”. La Estudiantina “formada por entusiasta e inteligentes jóvenes” formó parte del recorrido. Por la noche, y para el regocijo popular, los fuegos artificiales frente al Mercado Pedro Escobedo, situado antiguamente en donde ahora se encuentra Plaza Constitución.

El sábado 28, “Día de los Santos Inocentes” en la Alameda Hidalgo se desarrolló el Paseo de Bicicletas y Carruajes Enflorados. Por la noche en el Teatro de Iturbide (hoy Teatro de la República) se dieron cita los poetas queretanos y de otras latitudes en la Velada Lírico-literaria con el fin de participar en lo que serían los Primero Juegos Florales de Querétaro. Los festejos navideños concluyeron el domingo 29 de diciembre con una “selecta audición musical en la Alameda Hidalgo”. Por la mañana matiné y por la noche serenata en el Jardín Zenea. Las actividades realizadas en los albores del siglo XX nos remiten a la reapropiación y resigniicación tanto física como simbólica del espacio público.

Arraigo e identidades. Los festejos en Querétaro tienen sus códigos, sus mitos y sus símbolos. Si convenimos toda la fiesta, tiene una fuerte carga de imaginarios sociales y un sistema de símbolos, podemos visualizarla como un universo recreado con nuevas reglas, nuevas distancias y, por supuesto, nuevas realidades. Representa un hecho artístico, estético y alegórico de la cultura de la región. La fiesta ya sea de carácter civil o religioso, es una moratoria a la vida cotidiana. Conmemora y celebra, abre un paréntesis en las actividades diarias y otorga la oportunidad de reunirse en lo familiar y en lo colectivo.

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La fiesta como tradición, fundamenta la cotidianidad cultural y denota la constante interacción de elementos culturales de diverso origen incorporados en menor o mayor grado; es una construcción híbrida. Arraigo, identidad, son los anclajes que mantienen viva a una sociedad. Aporta además del sentido de pertenencia una forma particular de habitar el espacio público y privado. Los encuentros en los espacios públicos fortalecen el tejido social y el arraigo entre los vecinos. La convivencia finca el sentido de pertenencia, los vecinos se expresan, se aligeran tensiones, se refuerzan las redes sociales, hay intercambio de vivencias, de sensaciones estéticas; de prácticas sociales y creencias.

Reflexión final. En el cambio continuo, los individuos buscan recrear una cultura que les ofrezca certidumbre, permanencia y continuidad; de tal manera que generan sus propios códigos y símbolos para trasmitir sus valores, costumbres, tradiciones, su patrimonio intangible para que otras generaciones las conozcan, usen, disfruten y difundan en retroalimentación cíclica y evolutiva. A través de la fiesta se recrean las aspiraciones, perviven las tradiciones y se da significado al presente. La fiesta es un cohesionador social que fortalece la identidad, da sentido a la apropiación de su hábitat. En ese contexto se inscriben las fiestas decembrinas en la ciudad de Querétaro.

“Somos un pueblo ritual […] las fiestas son nuestro único lujo”. (Paz, 42).


Desde Anbanica - Teocalhueyacan. Diciembre de MMXXIII.


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