Pese a que la fe católica llegó a la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Santiago de Querétaro en 1531, no fue hasta el 26 de enero de 1863 que el papa Pío IX emitió la Bula Pontificia Deo Optimo Máximo en la cual quedaba proclamada la erección del obispado de Querétaro, misma que entró en vigor hasta el 7 de febrero de 1864.
Esta última fecha marcaría el comienzo –oficial– de la historia de esta institución en nuestro estado y sería recordada por los fieles como el aniversario de la Diócesis de Querétaro, la cual este 2024 conmemora 160 años de su edificación.
Con ese pretexto, BARROCO se puso en contacto con la Diócesis de Querétaro para conocer un poco más sobre el contexto en el que se dio el nacimiento de esta institución, los retos que ha enfrentado y las metas que tienen por cumplir.
Contexto histórico del nacimiento de la Diócesis de Querétaro
“La historia de la fe en Querétaro comienza con la llegada de las órdenes religiosas al estado, que se dió 300 años antes de que el Papa Pío IX decretara la erección de la Diócesis”, explicó Martín Lara Becerril, uno de los vicarios generales y vocero de la Diócesis de Querétaro.
“Uno de los factores para que la Iglesia viera necesario decretar la Diócesis de Querétaro fue el crecimiento poblacional que se estaba experimentando. Originalmente, nosotros pertenecíamos a la Diócesis de México –la cual fue erigida canónicamente por la bula Sacri Apostolatus por el papa Clemente VII el 2 de septiembre de 1530 y elevada a Arquidiócesis el 12 de febrero de 1546–, pero al observar el crecimiento de fieles en la zona de Querétaro, se vio necesario desmembrar la Diócesis de México para dar lugar a una nueva diócesis, la que ahora sería conocida como la Diócesis de Querétaro”, explicó el vicario.
Bernardo Gárate López Arizmendi, fue el primer obispo de la Diócesis de Querétaro. López Arizmendi llegó a nuestra ciudad hasta el 29 de enero de 1865 debido a los vaivenes políticos entre liberales y conservadores –es importante mencionar que dos años después se llevaría a cabo el conflicto armado entre los ejércitos Imperiales Franco-Mexicano y el Republicano que pasaría a la historia como El Sitio de Querétaro. A dicho obispo se le atribuye el establecimiento del Cabildo Catedralicio y del Seminario Conciliar Diocesano en el mismo año de su llegada a la ciudad; no obstante, falleció el 31 de julio de 1866, tras haber contraído una enfermedad en Tolimán durante su primera visita pastoral por la región.
“Es importante recordar que el nacimiento de la diócesis se dio en pleno apogeo de las Leyes de Reforma –promulgadas en México entre 1855 y 1863 durante los gobiernos de Juan Álvarez, Ignacio Comonfort y Benito Juárez–. Para la historia eclesiástica fue un momento muy crítico, por lo que nuestra diócesis nació de una forma muy pobre. Muchos de los edificios que forman parte de la diócesis fueron adaptados para sus funciones eclesiásticas. Básicamente la historia de la diócesis va a estar caracterizada por la llegada y pastoreo de cada uno de los obispos”, añadió.
Cambios de obispos y persecuciones religiosas
Hasta el momento, la Diócesis de Querétaro ha tenido 10 obispos. No obstante, la permanencia en el puesto se vio influenciada por la situación política del país. Un segundo acontecimiento que impactaría a la diócesis sería el período de la Revolución Mexicana, específicamente el momento en el que el Ejército del Noroeste, comandado por Pablo González y Venustiano Carranza, tomó Querétaro en 1914.
En ese entonces, la diócesis enfrentaba su propio proceso interno para encontrar quien ocupara el puesto de obispo, tras el fallecimiento de Manuel Rivera Muñoz –cuarto obispo de la Diócesis de Querétaro, ocupó el cargo del 11 de mayo de 1908 hasta el 2 de mayo de 1914–. El Cabildo Catedralicio había constituido a Cango. D. Manuel Reynoso Olmedo como vicario capitular de la sede vacante; sin embargo, huyó del país a cuatro meses de haber sido seleccionado por los trastornos políticos de la revolución carrancista.
A este período, Francisco Fernando Gavidia, historiador de la Diócesis de Querétaro, lo nombraría como La larga Sede Vacante, ya que de 1914 hasta 1915 la Diócesis de Querétaro no contaría con un obispo permanente.
El 15 de agosto de 1919, Francisco Banegas Galván asumiría el puesto de obispo de la diócesis, convirtiéndolo en el quinto en ocupar dicho puesto. No obstante, el período de su labor se vio caracterizado por un tercer momento significativo para la Iglesia Católica, ya que en 1926 se vivió el levantamiento armado de los mexicanos católicos y conservadores que se resistieron a la ley impulsada por el presidente Plutarco Elías Calles. Aunado a la situación nacional, el gobierno de Saturnino Osornio (1931 a 1935) secundó la persecución en contra de la Iglesia Católica –ahora en el estado de Querétaro– en 1933. En ese período el Seminario tuvo que cambiar de sede en 10 ocasiones, se promulgó la Ley Local de Cultos, que entre sus disposiciones más importantes, se preveía un solo sacerdote facultado para ejercer en todo el estado, y existieron tensiones entre las relaciones de la Iglesia-Estado.
La situación en Querétaro cambió en 1935 con la llegada al poder de Ramón Rodríguez Familiar, quien permitió la reapertura de los templos, y a nivel nacional las relaciones entre Iglesia-Estado cambiaron a partir de 1936.
Actualmente, la Diócesis de Querétaro se encuentra dirigida por el Monseñor Fidencio López Plaza, originario del clero de la Diócesis de Querétaro. Previo a dirigir la fe en nuestra entidad, fue obispo de la Diócesis de San Andrés Tuxtla, Veracruz en 2015.
La Diócesis y el mundo moderno
Al momento de su establecimiento, 17 parroquias conformaban la Diócesis de Querétaro, al día de hoy son 129 las que conforman la institución y abarcan todo el estado de Querétaro y siete municipios de Guanajuato.
En la historia moderna de la diócesis uno de los cambios más significativos y favorables, aconteció después del Concilio Vaticano II –vigésimo primer concilio eciménico de la Iglesia Católica, que tenía por objetivo principal revisar la relación entre la Iglesia y el mundo moderno.
Entre los documentos resultantes de este concilio, se establecería una reforma a la liturgia y daría pie a que las misas fueran celebradas en el idioma español. “Fue un momento bastante significativo, digamos que lo último que ha tocado a la Iglesia Católica. Estamos hablando de un parteaguas en la Iglesia Universal, ya que esto impactó en la forma en la que se impartía la liturgia, ahora los fieles podían entender la Palabra de Dios, al igual que la forma en la que se daban clases de catequesis”, explicó Martín Lara Becerril.
Actualmente, desde la Diócesis de Querétaro se encuentra en un proceso de evaluación de su Plan Diocesano Pastoral –instrumento al servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia utilizado para orientar la dirección de la acción pastoral de la comunidad diocesana–, ejercicio que les permitirá construir el nuevo plan que regirá la iglesia por los próximos años.
Buscan preservar su historia
En el marco del 160 aniversario de la Diócesis de Querétaro, el párroco Francisco Fernando Gavidia publicará un primer tomo de un proyecto de recopilación e investigación histórica que busca reconstruir la historia de Querétaro desde la visión de la diócesis.
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El libro será titulado Historia de la Diócesis de Querétaro y será presentado el 27 de febrero en el Seminario Conciliar de Hércules –horario por confirmar–. “Se conforma de 470 páginas, aproximadamente, pero es una parte del resumen de 20 años de estar trabajando e investigando para armar la historia de Querétaro. Este proyecto nace porque hay ciertos períodos de la historia de la diócesis que habían quedado ‘sueltas’; quiero decir, todo lo que tenemos de registro de historia era hasta 1966, cuando la diócesis cumplió 100 años en 1964. Así que digamos que desde entonces hasta el 89 o los noventas, no se había escrito nada, no había registro de lo que había acontecido en la Iglesia de Querétaro”, explicó Francisco Fernando Gavidia, historiador de la Diócesis de Querétaro.
Para estas publicaciones, el párroco acudió al Archivo Histórico para consultar medios locales como el Diario de Querétaro y boletines eclesiásticos de la época. El libro se encontrará a la venta principalmente en librerías eclesiásticas de la localidad.