El acoso de viejitos entrañables

Juan Pablo Arredondo

  · jueves 13 de septiembre de 2018

Ilustración Cortesía Raquel Riba

La cara redondita, arrugas onduladas y manos hogareñas del caballero a su izquierda extinguen todo mal augurio en la cabecita de Raquel y su sonrisa minifaldera, exhausta de soportar los tacones por más de ocho horas mientras una limonada le despierta las piernas.

El viejito le dibuja una sonrisa, ella se la colorea de vuelta y entonces él añade un manchón negro al lienzo de las cortesías.

“Yo trabajaba como azafata de eventos y me ponía a pensar qué función teníamos verdaderamente, qué función estábamos desarrollando como personas y, cuando pasas 20 días observando esto, te das cuenta que la única función que se tiene es la de trofeo. Es decir: ‘yo puedo permitirme pagar a 15 mujeres más y tenerlas de pie, sin hacer nada, saludándote’.

“Entonces me encuentro con un abuelito así, como medio pervertido, por la calle. Llego a casa, cojo mis papeles, comienzo a dibujarlo y ahí nació Lola Vendetta, y lo que hizo Lola Vendetta fue terminar la situación muy distinto”.

A filo de katana… pero también como un “ejercicio de persona”.

“Yo comencé dibujando las cosas que me molestan a mi alrededor y, en un momento, me di cuenta que las cosas que me molestan a mi alrededor las trata el feminismo: las denuncia y las visibiliza.

“Si algo veo positivo en lo que sucede últimamente con las plataformas digitales es que la información nos está llegando porque la gente está hablando, porque estamos utilizando los medios que tenemos para denunciar y estos personajes ya no solo están amenazados por una ley (que puede o no funcionar), sino por un poder social que se genera a través de las redes.

“En otro momento, las historias de abuso se hubieran quedado en el terreno privado: entre las amigas o las personas de confianza y, como el sistema no estaba montado para que la persona afectada pudiera seguir hablando, se le cortaría la voz muy rápido, jamás recibiría ayuda externa y jamás podría ‘hacer tribu’ con esas personas que sí quieren apoyarla”.

¡Olé, macho!

La filosofía de Lola Vendetta

*Jamás diré cosas denigrantes de mí misma.

*Me amo, me mimo y me respeto por encima de todas las cosas.

*No tolero ni un solo abuso (verbal o físico) por parte de nadie. Yo escojo la gente de la que me rodeo, por eso escojo gente que me valora, por eso soy consciente del valor que tenemos.

*Trabajo día a día para ser una mejor persona, ya que soy consciente de que, tanto yo como el mundo, disfruta de lo mejor de mí.

*Aprendo sobre los temas que ayudarán a ser una mejor versión de mi misma, estoy en constante expansión ¡Y me encanta!

*Yo debo buscar la solución a mis conflictos, trabajando en equipo con los demás sin depender de ellos, y me comprometo a tomar responsabilidad sobre mi bienestar.