Andaba yo buscando el amor por todos lados viendo quién me hacía ojitos, quién me daba una señal, quién se me insinuaba. En fin, andaba buscando, buscando y buscando, porque nadie me enseñó o no me lo enseñaron con el énfasis suficiente, que primero me debía amar profundamente a mí mismo. No recuerdo que nadie me haya hablado de ese tema. O quizá lo hicieron en forma implícita, en algún comentario, pero nadie lo hizo explícitamente: “A ver chamaco, siéntate ahí. Mira, es importante amarse a sí mismo, la autoestima es esto, y el manejo de las emociones es también fundamental”. Pero, como ya lo señaló hace siglos el político e historiador romano Tácito: “No hay que predicar a los demás lo que somos incapaces de hacer”, y, en aparente contradicción, continúa: “Hay que predicar a los demás todo lo que es bueno y loable, seamos o no capaces de hacerlo”. (Ver Martín Sánchez, F.: El ideal del sabio en Séneca, Córdoba, Pub. del M.P y Caja de Ahorros, 1984). Es decir, ni a nuestros padres ni abuelos nadie les enseñó qué era el amor, y la gran mayoría no tuvieron buenos ejemplos. Aún así hay que predicar lo bueno, hay que considerar que si sólo existiera la gente perfecta no habría nadie en el mundo.
Y no sólo a mí me pasaba esto, estoy seguro que a centenas de miles les ha sucedía lo mismo. Esa ausencia de definiciones y buenos ejemplos nos marca fuego, y peor si lo que nos rodea es un ambiente familiar destrozado, un entorno social brutal, pandilleril, de violencia, de machismo, y aún peor si el nivel de violencia del país en que se vive es enorme, y la violencia criminal queda impune en un alto porcentaje. Por si fuera poco, en el aspecto cultural, a pocos les interesa cultivarse, al contrario, por ejemplo, muchos cantan canciones a la violencia y al revanchismo en el amor. Al fin que la vida no vale nada. Entonces, las chamacas y chamacos crecen en el vacío conceptual, en la nada, pero como el amor es inherente al ser humano lo andan buscando fuera de sí mismos desde siempre. Además, proceden apoyados en un concepto muy equivocado del amor como codependencia, sufrimiento, amargura, celos y venganzas. Nadie les ha dicho que el primer amor es hacia uno mismo. Que hay que quererse, cuidarse, protegerse, amarse intensamente, y que de esa manera, el amor externo, el anhelado, llegará.
Para una persona novata, sin experiencia en la vida y carente del buen consejo, el objeto del amor está afuera, es el que te va a ser feliz, por el que tienes que luchar contra otros, el que hay que defender y proteger. Ese es el tipo de amor que se enseña implícitamente, y el que ves en tu casa explícitamente. Quizá no en todas las casas, pero si en muchas lo que ves es la inquina, el resentimiento, el engaño, la mentira, la infidelidad, el ataque, las habladas, agresiones. Y es en ese caldo de cultivo en donde creces pensando que cuando encuentres el amor ideal podrías llegar al fin del mundo para disfrutar del amor que has encontrado. Pero cómo puede ser esto si tú mismo llevas en la sangre el veneno emocional que te impedirá ser feliz con tu supuesto amor. No importa que un día hayas criticado a otros y hasta te juraste superar todo eso para no ser igual que tu mamá o que tu papá, y ahora, estás repitiendo todo en una compleja constelación igual o peor que la que anhelabas dejar atrás.
Albert Einstein comprendió tarde todo esto, pero lo bueno es que lo entendió. Más vale tarde que nunca, y en una célebre carta a su hija titulada El amor le escribió:
“Hay una fuerza extremadamente poderosa para la que hasta ahora la ciencia no ha encontrado una explicación formal. Es una fuerza que incluye y gobierna a todas las otras, y que incluso está detrás de cualquier fenómeno que opera en el universo y aún no haya sido identificado por nosotros. Esta fuerza universal es el AMOR… El Amor es Luz, dado que ilumina a quien lo da y lo recibe. El Amor es gravedad, porque hace que unas personas se sientan atraídas por otras. El Amor es potencia, porque multiplica lo mejor que tenemos, y permite que la humanidad no se extinga en su ciego egoísmo. El amor revela y desvela. Por amor se vive y se muere. El Amor es Dios, y Dios es Amor. Esta fuerza lo explica todo y da sentido en mayúsculas a la vida. Ésta es la variable que hemos obviado durante demasiado tiempo, tal vez porque el amor nos da miedo, ya que es la única energía del universo que el ser humano no ha aprendido a manejar a su antojo… el amor es la fuerza más poderosa que existe, porque no tiene límites… el amor es la única y la última respuesta… Quizás aún no estemos preparados para fabricar una bomba de amor, un artefacto lo bastante potente para destruir todo el odio, el egoísmo y la avaricia que asolan el planeta. Sin embargo, cada individuo lleva en su interior un pequeño pero poderoso generador de amor cuya energía espera ser liberada… el amor todo lo vence, todo lo trasciende y todo lo puede, porque el amor es la quinta esencia de la vida.
Lamento profundamente no haberte sabido expresar lo que alberga mi corazón, que ha latido silenciosamente por ti toda mi vida. Tal vez sea demasiado tarde para pedir perdón, pero como el tiempo es relativo, necesito decirte que te quiero y que gracias a ti he llegado a la última respuesta!.
Tu padre: Albert Einstein”.
Hay quienes creen que es fresita y aburrido hablar y escribir acerca del amor. A mí me parece un tema urgente y vital. ¿Dónde están las familias, las iglesias, el Estado, las escuelas, preparadas para enfrentar esta problemática? En lo que se refiere a las escuelas primarias y secundarias estas están prácticamente abandonadas a su suerte igual que los jóvenes respecto a estos temas del amor, la autoestima y la inteligencia emocional. Algunos docentes tienen que hacerle como pueden y tratan de hacer lo que está a su alcance con las limitaciones económicas existentes.
¿Por qué se ha descuidado tanto esta tan urgente tarea? ¿a quién le corresponde? ¿qué pasos habría que dar para que se instrumente de inmediato esta temática en todos los niveles? La sociedad entera sería muy diferente si se incluyeran estos temas en las currículas para niños, niñas, adolescentes y jóvenes. La compasión, la empatía, y por supuesto el amor son temas fundamentales a nivel de teoría y práctica para todos.
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