Un aspecto fundamental para la vida de todos es la educación, y así era también para los antiguos aztecas quienes dividían su educación en dos escuelas de formación que dependían de la clase social, el Calmécac y el Telpochcalli.
Para los hijos nobles aztecas estaba el Calmécac en donde se encargaban de preparar a los jóvenes para ser sacerdotes, guerreros de élite, jueces, senadores, maestros o gobernantes, recibían educación en historia, astronomía, la medición del tiempo, música, filosofía, religión, gobierno, economía, hábitos de limpieza, todo basado en disciplina y valores morales.
Algo muy importante para los aztecas era que sus gobernantes realmente se ganaran ese puesto y que estuvieran aptos para ese cargo.
Con el propósito de formar un carácter fuerte, la educación era demasiado estricta; por las mañanas los jóvenes recibían baños de agua fría, hacían penitencia y autosacrificio, trabajaban duro, hacían rituales de purificación, se castigaba de forma dura si cometían alguna falta, entre otras cosas.
También se les instruía en los quehaceres cotidianos del campo, en la construcción de obras públicas, el cultivo de las bellas artes era obligatoria.
Por otro lado, la institución educativa el Telpochcalli, era para todo el pueblo y había una escuela en cada barrio. La obediencia y el respeto a los mayores eran de los aspectos más importantes y cuando esto se desobedecía, los niños y adolescentes rebeldes eran castigados.
Las mujeres educaban a las hijas, mientras los varones instruían a los hijos, era así como niños y niñas aprendían las conductas adecuadas y diferentes para cada sexo.
Quienes tenían habilidad paga la pintura, eran los encargados de registrar la historia en códices, los alumnos del Calmécac debían dominar los giros literarios del náhuatl y conocer las creaciones poéticas de los antiguos.
Fuente: institutohistorico. org