Yo era un monstruo pentápodo, pero te quería
Vladimir Nabokov, Lolita
Acabo de leer un libro que me hizo experimentar muchísimo a nivel anímico, sentí compasión, furia, tristeza, coraje, frustración, horror…sobre todo porque se sabe que la realidad siempre supera la ficción y entonces lees esta novela y piensas … “¿Cuántas cosas como estas o peores no pasan allá afuera? ¡Con quien menos lo pensamos! con el vecino, con el amigo, con la hermana, etc”. La verdad, lo sigo procesando, leerlo es una experiencia fuertísima, hay una dualidad porque por un lado lees cosas aterradoras y sientes como te invaden las náuseas, pero por otro, simplemente no puedes soltarlo ¿morbo? No lo sé, tal vez esperanza que en algún momento esos sucesos horribles den un giro, de esos que estamos acostumbrados, y nos den un final diferente al que ya suponemos.
Había una introducción que decía que la mayoría de los abusos sexuales ocurrían en casa, perpetuados por gente cercana a la víctima …
En fin, imposible leerlo y no acordarme de mi sobrina, y de las infancias en general, tan vulnerables, tan llenas de ganas de conocer el mundo, tan inocentes, si nos ponemos a pensar, podemos hacer lo que sea de y con ellas, es nuestra labor asegurarnos que sean lo más felices que se pueda.
¡En fin! Pienso que fui directo a la reflexión sin decirles el libro que leí, pero pues es que así me dejó, en un shock tremendo. El libro que les traigo hoy es “El monstruo pentápodo” de la tampiqueña Liliana Blum, este libro nos narra la vida de Raymundo, un hombre promedio, que por un lado es casi un ejemplo que seguir, es trabajador, amable, responsable, pero por el otro, él tiene el deseo de poseer niñas, y lo peor aún, es que se siente en derecho de ejercer ese deseo ¡Sí! Este libro trata de un pedófilo y como un día cualquiera decide secuestrar a una niñita de seis años a quien, con ayuda de su esposa, mantiene en el sótano de su casa.
No me digan que el solo planteamiento no hizo que se les revolviera el estómago o les explotará la cabeza, pues … nada más esperen a leerlo. Esta claro que Liliana es una observadora nata de la realidad y que seguramente la mueve la curiosidad del comportamiento humano ¿por qué las personas hacemos lo que hacemos? ¿qué los o nos mueve (o no) a hacer ciertas cosas? Personalmente pienso que no importa cuanta tecnología nos invada o que tan “evolucionados” seamos, lo que nos moverá será siempre esas cosas que tenemos muy internamente y que no cambian.
...Raymundo tocó la pared y la recorrió con las yemas de los dedos. Recuerda que había manchas de sangre por todo el cuarto ¿Permanecerían las moléculas de la niña en este lugar?
Por otro lado, otro de los personajes predominantes en la historia es la esposa, uno se pregunta ¿Por qué carajos no hace algo? ¿Por qué no la ayuda? ¿Por qué permite que esto en su relación? Y lo que pasa es que debemos tener presente el mandato que muchas mujeres cargan, la validación que te da un hombre es lo importante, si te trata mal, no importa, si te hace hacer cosas que no quieres, tampoco importa, lo que importa es que puedas ir con él a las reuniones familiares, a las bodas, etc. … porque en muchas relaciones, el deseo masculino es el que interesa y las mujeres siempre quieren o deben complacer.
Yo nunca voy a olvidarlo. Aunque haya tenido este final, eso que tuve con él será parte de las cosas que recordaré en mis últimos años.
¡No sé! con “El monstruo pentápodo” nos acordamos que los monstruos no lucen como nos han enseñado, no son horribles, no son gente loca, no son gente enferma, es gente normal que está más cerca de lo que pensamos, es gente con quien convivimos y que hasta amamos o al menos estimamos. Les recomiendo que lo lean, se les va a apretujar el corazón, las entrañas, van a vivir con nauseas, más si son madres y/o padres, pero creo que son cosas de las que nadie quiere hablar y que ya deberían estar en la mesa.
Agradecemos a Liliana por no haber abandonado la escritura, aun cuando ese escritor famoso le dijo que mejor se fuera a lavar los trastes, porque nos hubiéramos perdido de estas maravillas de obras. A Liliana la pueden seguir en Instagram como @lilianablum1974 y yo, desde acá los abrazo y me despido con una frase de Stephen King, referente de Liliana, que dice: “Los monstruos terminan siendo aquellos que deben cuidarnos de los monstruos”.