A mi papá
Puesto como pulsera brilla cual oro blanco,
marca el tiempo sin fin donde nos comprendimos,
donde no hay odio o rencilla ni pasado o presente.
Tic tac del infinito volando al viento,
camino viejo o nuevo, ocaso de invierno,
sol de la tarde, luz oblicua, ¿te cuento un cuento?
Lo admiro, lo miro, sin decir nada,
mago del pensamiento en un abracadabra
sabes que pienso: “si lo tuviera…”
De tu palabra vibrante y tosca
emanan sueños, vuelan tranquilos,
de tu muñeca es desprendido cual caracol desvanecido.
Guarda los años por ti vividos, tus aventuras en otros nidos,
huele a playa y montaña, a café y madrugadas,
patinado en litigios, coloreado en campañas.
Ahora lo luzco, nada en mis huesos,
pero no importa, con gran donaire luce en mi pulso,
es de mi padre, me lo ha heredado.
Dulce regalo que come tiempo,
y lo contemplo, vuelo en el aire
vuelto recuerdo, miro a mi madre.