¿Usted es la mujer que construye teatros?”, recuerda Verónica Carranco que una pareja le inquirió con curiosidad hace tiempo. “Si, soy yo… ¿cómo supieron?”, les respondió con una sonrisa, rememorando el largo camino que tuvo que recorrer junto a su compañía, para cimentar 17 años de experiencia en su nuevo recinto.
Luego de una mudanza monumental y seis meses de arduo trabajo, El Sótano Teatro reabrió sus puertas hace unos días sobre avenida Universidad 103, con la puesta en escena "Monjas en apuros": “una de las obras más entrañables y queridas por nuestro público”, asegura Carranco, adelantando que para consentir a los espectadores, y dar continuidad a su misión como compañía teatral, pronto anunciarán en cartelera “Fuente Ovejuna”, “Clotilde en su casa”, “Don Juan Tenorio” y “Casa llena”.
Además retomarán el plan del “Año Molière” y un Festival de Teatro Clásico para la constante difusión de diversas obras universales.
El teatro clásico “me fascina, me mueve, me genera una especie de hilaridad por su lenguaje, sus formas y sus vestuarios. Quiero llevar mucho teatro clásico a escena, pero contextualizado en el tiempo moderno para que el chavo diga sorprendido: ‘¿esto es?’, ‘¿neta?’. Claro que la idea también es presentar las obras a la usanza de sus épocas respectivas, porque su riqueza nos la merecemos todos”, apunta la también actriz y docente, subrayando que desde su trabajo en Corral de Comedias, siempre se ha dedicado al estudio del fenómeno del público.
“Cuando no estaba en escena, me gustaba mucho observar al público, me iba hasta atrás y los miraba por una rendijita, y veía lo que pasaba en escena y cómo reaccionaban los espectadores. Me apasionaba el fenómeno, así como tratar de descubrir por qué le gustaba tanto tal o cual escena, y aún sigo en eso, porque el público es una parte fundamental del teatro, y si no llega, no sucedería el ritual de la representación teatral… no habría teatro”, puntualiza.
Escuela de la escena
De entre las 47 compañías teatrales que el Consejo Consultivo Estatal de Teatro contabilizó al cierre de 2018, se encuentra El Sótano Teatro; una agrupación queretana fundada por la guanajuatense Verónica Carranco, que desde hace 17 años se dedica a reinterpretar y difundir en Querétaro el teatro clásico mexicano y universal.
Mientras recorre las nuevas instalaciones de su compañía, la directora relata con orgullo los orígenes de este proyecto teatral, que con pocos elementos, fue creado para satisfacer las necesidades educativas y de entrenamiento de los estudiantes de la Escuela Multidisciplinaria Profesional de Actuación (EMPA).
“No se trataba simplemente de darles un escenario de prácticas a los estudiantes, sino de generar una compañía sólida de actores como último filtro de conocimiento antes de que trascendieran a otro nivel profesional o educativo.
Los alumnos que veíamos que ya podían enfrentarse a un público, sin fracturar el sentido de la verdad, teniendo una secuencia y consecuencia lógica en su proceso actoral, los terminábamos de cocer con los actores de esta compañía profesional, y así fue que decidimos aprovechar el foro por las noches, para hacerlo trabajar y darnos trabajo”.
Aunque las funciones tuvieron que cesar durante seis meses, en lo que la compañía levantaba su nuevo recinto, las clases continuaron y los “empas”– como la directora dice de cariño a sus alumnos– fueron quienes estrenaron el escenario principal, con la presentación de sus exámenes finales.
Durante el proceso de edificación, los aprendices fueron testigos del papel del actor contemporáneo como gestor cultural y arquitecto de grandes ideas. El proceso sirvió de ejemplo a los jóvenes “quienes tienen que aprender a labrar la tierra, a abrirse su propio camino (…) a ser útiles a nuestra sociedad, generando nuevos mecanismos que nos permitan transmitir el conocimiento y generar otras formas de intervención”, por lo que además fueron partícipes en el proceso de edificación.
Tercer recinto
“Me hubiera encantado ser arquitecta o ingeniera, pues amo la construcción y ver cómo poco a poco se va transformando un espacio”, dice Carranco. Mientras camina por el teatro, va intercambiando ideas y bromas con los trabajadores, quienes sobre la estructura la consultan siempre, empleando un lenguaje técnico que Vero conoce a la perfección.
“Fíjate que mi abuelito hizo la casa allá en Cortázar. Yo vi cómo la levantó desde sus cimientos, para mí era un como un castillo. Cada que la veía se me salía un: '¡wow!', porque vi todo el proceso", dice abriendo los ojos y la boca en una mueca graciosa e infantil. “Para mí fue impresionante porque antes de construirse la casa solo tenía un cuartito de adobe en la entrada, con una puertota que ¡madre de Dios!, daría todo por volverla a ver…”.
Aunque la edificación del nuevo recinto se había estimado en dos meses, Carranco explica que los recursos se acabaron antes de lo previsto, motivo por el cual se tuvo que extender el tiempo de las faenas.
La inversión fue de 450 mil pesos en total, un monto que lograron reunir gracias al apoyo de la compañía y la recepción del Premio Estatal de Cultura, con el que la directora fue reconocida en 2018, y que le aportó 100 mil pesos.
“Yo les decía gordos, me voy a demorar otros tres meses o dos, o uno, no lo sé… váyanse a trabajar a otros lugares, vayan a hacer casting a otros sitios, pidan trabajo en otros teatros… ‘No Vero, aquí nos quedamos’, me decían. Y de repente los oía en su desesperanza decir: ‘¿cómo generamos dinero para aguantar este estirón? Vamos a dar funciones fuera de casa para acercarnos baro’, y así fue como aguantamos”, dice Carranco y recuerda que además los chicos participaron en labores como acarrear material.
Un teatro, un hogar
“En el EMPA decimos que no podemos solos, que todo ciudadano pertenece o debe pertenecer a un colectivo, colectivizarse. Lamentablemente hoy en día la tendencia es caminar hacia la segregación; nos salimos de todo grupo, pues el ser humano está desencantado de su propia humanidad. Por eso creo que el teatro nos tiene que invitar a regresar a casa… y eso me hace querer y cuidar más a mi compañía", dice de manera nostálgica.
Esta no fue la primera vez que Carranco, junto con Mauricio Aldana, Rodrigo Elías, Heriberto Ortega, Silvia Alcántara, Fátima Saavedra, Grace Carranco, Citali Muñoz y demás integrantes de la compañía, levantaron los cimientos de su Casa Teatral, “esta nueva sede es el resultado de 17 años de errores y aprendizajes”, afirma la también actriz.
Las antiguas instalaciones se ubicaban en Ejército Republicano y Pasteur Norte 31, donde radicaron durante más de cinco años. “Cuando construimos nuestro primer teatro, con Mau nos pusimos a levantar todo el piso. Le dije, ¿sabes qué, gordo?, vamos a comprarnos un pico y una pinche pala, y ahorita en chinga nos ponemos a desbalagarlo, y vamos a medirlo como los albañiles, así, con un hilito… Fue difícil con pocos recursos, pero lo logramos. Por eso cuando escucho a algunos de mi comunidad quejarse y decir ‘es que no nos dan’, no lo entiendo… Yo más bien me voy por la libre, pues si mi hacer dependiera de la alineación del universo, no haríamos nada de esto. Y está bien que se destinen recursos, pero no debemos depender exclusivamente de ello; yo abogo por la autosustentabilidad, aunque es difícil, pero al final es satisfactorio ver cómo los sueños colectivos toman forma y se expanden”, puntualiza.
Esparciendo semillas
- Don Paco Rabell fue quien formó a Verónica como actriz en el Corral de Comedias, contando con experiencia Carranco se convirtió –de manera natural– en forjadora de talentos, por lo que surgió “El taller”, que con el tiempo se llamó EMPA.
- “El Sótano teatro” surgió con el foro de experimentación que retoma su nombre precisamente de su ubicación, ya que se encontraba en el patio bajo del recinto que lo albergaba.
- Para formar jóvenes a la altura de las necesidades histriónicas actuales, además de actuación, aprenden canto, barra al piso, danza aérea y corporalidad escénica, entre otras disciplinas.
- Uno de los lemas de los Empas es “Un cuerpo débil y una mente débil, mandan. Un cuerpo fuerte y una mente fuerte, obedecen al propio actor”.