En el Querétaro novohispano

Cartografía del tiempo y la memoria

Edgardo Moreno Pérez / Colaborador Diario de Querétaro

  · viernes 3 de mayo de 2024

Alegoría de festejos en Querétaro, 1680. Grabado a. 1845. Foto: Cortesía / Edgardo Moreno

“El hombre es una criatura que no solo trabaja y piensa, sino que canta, baila y reza, cuenta historias y festeja.” Harvey Cox., La fiesta de los locos.


En la ciudad de Querétaro, el primer corregidor de letras José Ignacio Ruiz Calado trató de cambiar el estado de cosas en su demarcación. Para tal efecto emitió las Ordenanzas en 1796. En la Ordenanza para la división de la ciudad de Santiago de Querétaro en Quarteles, [sic]. atendidos por alcaldes de barrio cuyo objetivo era el de mantener el "pueblo en paz, tranquilidad y subordinación, que se eviten y castiguen los delitos públicos". Se establecía que los alcaldes de barrio deberían de formar rondas nocturnas en sus cuarteles, “esmerándose con exactitud y vigilancia”, para evitar delitos y lo que pudiera dar motivos para ellos. Deberían pues, vigilar esta ronda la “música en las calles, accesorias a puerta abierta, las que se forman con título de velorios, la embriaguez y los juegos, que se formaban en las vinaterías, pulquerías. Mesones, trucos y otros parages [sic] públicos.” tendidos por alcaldes de barrio cuyo objetivo era el de mantener el "pueblo en paz, tranquilidad y subordinación, que se eviten y castiguen los delitos públicos" [...] Así como: "Formar rondas de noche en sus cuarteles, esmerándose con exactitud y vigilancia". [...]

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Podían proceder en "riñas entre marido y muger [sic]..." no siendo graves, ni habiendo sangre o golpes peligrosos [...] Deberían tener un padrón de familias que vivan en cada casa, así como de las mudanzas. Contar con una lista de "médicos y parteras", [...] "Procurar igualmente haya escuelas y amiga para la enseñanza de niños y niñas". [...] En caso de faltar la cabeza de familia: debían "recoger" [sic] y acomodar a hijos tiernos y mugeres". [Sic]. Que los dueños de los obrajes, haciendas, maestros, oficinas de artesanos y padres de familia cuidase de que los niños de ambos sexos, no se eduquen en desnudez, cuyo abuso es origen de que se pierda la vergüenza para siempre". Así mismo el alcalde de barrio vigilaba que en los cuarteles a su cargo no hubiese "holgazanes", que el empedrado de las calles estuviera en buen estado, que los vecinos no arrojaran basura "ni otras inmundicias" al medio de las calles; manteniendo informado al corregidor y autoridades de todos los pormenores. Sin duda una forma de control social eficiente. Estaba latente las posibles intervenciones por parte de los ingleses y franceses en las colonias sujetas a la corona española; con ellos el ingreso de agentes extranjeros que inducían a ideas de la Ilustración, contrarias a los dogmas y al buen gobierno de la monarquía y la ortodoxia católica. Mismas que ponían en riesgo la paz, prosperidad y las creencias religiosas.

Algarabía y jolgorio. Por otra parte, el espacio que rompía la vida cotidiana y se apropiaba de los espacios públicos; escaparate para la elite, fuga para que la masa productiva aligerara las tensiones. La fiesta barroca dio paso a nuevas manifestaciones de una sociedad compleja, nativa, mestiza y criolla, compuesta de diversas etnias al cual paulatinamente, fue tomando espacios alternos para recrear sus días libres de la jornada rural, fabril, obrajera, de pastoreo o de la burocracia virreinal. Si atendemos al autor de Acuerdos Curiosos resulta un puente para ubicarnos en la temporalidad que se comenta: [...] “1790. En el 12 de enero de este año fue la jura y proclamación de esta ciudad al señor don Carlos IV. [...] Se erigió una bellísima columna en la Plaza Mayor [hoy la conocemos como Plaza de Armas, Plaza de la Independencia] con la estatua del nuevo rey y varios arcos triunfales por distintas calles [...] en el día del paseo salieron muchísimos caballeros compitiendo en la bondad de los caballos, lucimiento de los jaeces y riqueza [...] en la iluminación, que se distinguió en la variedad, generalidad y novedad de grecas, letreros y demás invenciones, [...] Hubo igualmente comedias, maromas y muy buenos fuegos artificiales, con todos los sainetes y regocijos anexos a estas diversiones.

Festejo taurino. Trascribo la crónica del autor anónimo de Acuerdos Curiosos. [...] 1797. “En este mes y el siguiente [enero], por espacio de cuatro semanas hubo en esta ciudad fiestas reales de toros [para comenzar el paseo de la Alameda] dispúsose la plaza o circo en la plazuela de San Francisco [hoy jardín B. Zenea, que después de la valla y contravalla continuaba en cinco gradas y seguía en cuatro lumbreras, que coronaba y seguía en cuatro lumbreras, que coronaba un balaustrado en lo que el vulgo llama gloria, adornado con jarras y gallardetes en ellas; las lumbreras, que tendrían de alto cuatro varas cada una, estaban divididas en palcos de otro tanto de ancho, y todo pintado a lo moderno, figurando columnas, frisos y cornisas. [...] el tablado real estaba hacia el occidente [...] todo entapizado de damascos carmesíes con galones de oro. [...] La azotea de la capilla de san Benito; se dispuso otro grande palco todo cubierto con celosías donde gustaban los religiosos que querían concurrir.”

A las diez del día era la entrada del ganado, - nos dice el fraile anónimo que fue testigo de los fastos-. …”que formaba un verdadero paseo, pues concurrían a ella mucha gente decente a caballo, como también la música y algunas cantadoras. [...] A las cuatro y media de la tarde, estando ya la plaza henchida de gente, entraba la tropa que sería de ochenta a cien hombres del regimiento de caballería de esta ciudad, marchando a pie con su música. [Después de la lidia] Todos los días se presentaba con variación algún juguete, como palo ensebado, Don Pero de Palo, galgos y liebres, ciegos a lazar puercos, unos cajones con figuritas de muñecos encima, a quien arremetía el toro y volcándolas, salían debajo del cajón, gatos que espantados subían por los palcos huyendo.” [...] A esas manifestaciones que fueron reguladas por las disposiciones borbónicas, tuvieron respuesta en una subcultura, donde la aportación negra, oriental, europea y nativa creó nuevas formas de expresión y de diversión.

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Regularmente las diversiones tenían más que ver con sangre y embriaguez. El encuentro, la cohesión, la oportunidad de descanso y holgazanería, de alguna forma la vía alterna de escape colectivo a la aparente vida morigerada y "santa". Todo es un oleaje de brocados, gorgones, sombreros emplumados, capas al viento, sedas, encajes. En muchas ocasiones la gente del pueblo no bien entiende de qué se trata, pero igual vitorea y se agrega al festejo. En el entorno hay vendedores de pastelillos, alfarería, aguas frescas, frutas abalorios, devocionarios, oraciones, novenas, velas de cebo, medallas, escapularios, imágenes religiosas impresas y de bulto. Se les agregan vendedoras de comida y hasta de bebidas.

Reflexión: La fórmula de “pan y circo”, sigue siendo un paliativo y un recurso manipulador para para el control de una sociedad desigual con grupos subordinados y marginales. Agregado el mensaje subliminal para infundir el miedo a crisis de diversa índole.


Desde Anbanica - Teocalhueyacan. marzo de MMXXIV.