/ viernes 16 de septiembre de 2022

Entre el discurso de la memoria y la historia. Beata otomí

Cartografía del tiempo y la memoria

Es imposible encontrar una memoria, una visión y una interpretación únicas del pasado, compartidas por toda una sociedad. Puede encontrarse momentos o períodos históricos en los que el consenso es mayor, en los que un libreto único del pasado es más aceptado o aun hegemónico. [Sin embargo] siempre habrá otras historias, otras memorias e interpretaciones alternativas, en la resistencia, en el mundo privado, en las ‘catacumbas.

Paul Ricoeur, La lectura del tiempo pasado.2003.

Negación y Omisión

Entre las actuales calles de M. Ocampo y L. Balvanera (antiguas calles de la Enseñanza y Santa Teresa o de la Portería de Carmelitas), se encuentra lo que fue El Real Colegio de Señor San Joseph de Hermanas Terceras Carmelitas Descalzas. Actualmente es un espacio que ocupa el Templo Expiatorio de la Adoración Perpetua y comparte con casas particulares y un hotel. En ese espacio habitó la beata otomí, también ahí quedaron sus restos.

Salvadora de Los Santos murió alcanzada por una epidemia el 25 de agosto de 1762. Después de haber servido 26 años a las beatas del Colegio de Educandas de Santa Teresa.

Fue muy sentida en la ciudad su muerte, especialmente de los devotos del Beaterio. […] quedó depositada en el Coro, al rumbo de la rexa. (Paredes de. 1791. pp. 108-110).

Salvadora de los Santos con su labor atrajo simpatías para las carmelitas y con ello a donantes y mecenas. La explotación en calidad de esclava-donada de la India Otomí, fue vista con naturalidad hace doscientos cincuenta años. La marginalidad, la exclusión por cuestiones del color de la piel o la etnia, son vigentes en nuestra sociedad. El México que negamos y omitimos en el proyecto de Nación.

Reconstrucción de la memoria histórica

El relato se encuentra entre la memoria legalizada por ser escrita por un miembro del grupo dominante formado, además en la extinta Compañía de Jesús –en el momento que se publica el libro -. Por otra parte, en el discurso subyace el pueblo invisible, pero perceptible. Con su rebeldía y resistencia secular. Actualizar y reconstruir esta memoria histórica nos da la posibilidad de visualizar un proyecto alternativo al impuesto. Conocer el pasado para resignificar el presente.

En las décadas recientes se ha vuelto la mirada a la reconstrucción de la memoria histórica, donde se insertan a los grupos sociales invisiblilizados como los afroamericanos, los pueblos originarios, las mujeres, los perseguidos por sus ideas, entre otros. Para reconstruir la memoria es necesario desmitificar la narrativa de la cultura dominante. Quitar los estereotipos con los que hemos creado una idea de patria, nación héroe y demás; con la intención de glorificar y exaltar la supuesta “identidad nacional”.

A manera de reflexión

La historia y la historiografía instaurada por los Estados Nacionales alentaron la construcción de un relato mítico de los orígenes, las gestas gloriosas de los héroes de la patria. En el contexto que se conforman estos relatos nacionales, tenían la intención de reforzar la cohesión social a través de un sentimiento de pertenencia. Por supuesto que se excluyó lo que no concordara con esta visión. Se apeló a la exaltación del pasado, que ahora poco o nada nos dice.

Las nuevas corrientes incluyen las historias cotidianas, los relatos orales, las historias mínimas de etnias y grupos urbanos marginales. La voz de los protagonistas que de muchas maneras han incidido en los cambios sociales, económicos y culturales. Hay que orientar la discusión en una narrativa que incluya la pluralidad. De tal manera que tenga entre sus ejes la diversidad étnica social y cultural propia de las sociedades contemporáneas.

Finalmente, la historia y memoria tienen sus propios métodos para comparar y trabajar sus lógicas y finalidades en relación con el pasado y el presente. Es necesario señalar que con la perspectiva de la historia no se puede juzgar la memoria, sino en un contexto de comprensión de su existencia, integrarla a un relato plural. Por denso que resulte. La memoria colectiva no se puede excluir y mucho menos negar. Las ciencias sociales y la memoria contribuyen a potenciar el conocimiento histórico. Sin dejar de lado su carácter controversial, por el contrario, problematizar sobre cada una de las propuestas.


Desde Anbanica - Teocalhueyacan.

Septiembre de MMXXII.

Es imposible encontrar una memoria, una visión y una interpretación únicas del pasado, compartidas por toda una sociedad. Puede encontrarse momentos o períodos históricos en los que el consenso es mayor, en los que un libreto único del pasado es más aceptado o aun hegemónico. [Sin embargo] siempre habrá otras historias, otras memorias e interpretaciones alternativas, en la resistencia, en el mundo privado, en las ‘catacumbas.

Paul Ricoeur, La lectura del tiempo pasado.2003.

Negación y Omisión

Entre las actuales calles de M. Ocampo y L. Balvanera (antiguas calles de la Enseñanza y Santa Teresa o de la Portería de Carmelitas), se encuentra lo que fue El Real Colegio de Señor San Joseph de Hermanas Terceras Carmelitas Descalzas. Actualmente es un espacio que ocupa el Templo Expiatorio de la Adoración Perpetua y comparte con casas particulares y un hotel. En ese espacio habitó la beata otomí, también ahí quedaron sus restos.

Salvadora de Los Santos murió alcanzada por una epidemia el 25 de agosto de 1762. Después de haber servido 26 años a las beatas del Colegio de Educandas de Santa Teresa.

Fue muy sentida en la ciudad su muerte, especialmente de los devotos del Beaterio. […] quedó depositada en el Coro, al rumbo de la rexa. (Paredes de. 1791. pp. 108-110).

Salvadora de los Santos con su labor atrajo simpatías para las carmelitas y con ello a donantes y mecenas. La explotación en calidad de esclava-donada de la India Otomí, fue vista con naturalidad hace doscientos cincuenta años. La marginalidad, la exclusión por cuestiones del color de la piel o la etnia, son vigentes en nuestra sociedad. El México que negamos y omitimos en el proyecto de Nación.

Reconstrucción de la memoria histórica

El relato se encuentra entre la memoria legalizada por ser escrita por un miembro del grupo dominante formado, además en la extinta Compañía de Jesús –en el momento que se publica el libro -. Por otra parte, en el discurso subyace el pueblo invisible, pero perceptible. Con su rebeldía y resistencia secular. Actualizar y reconstruir esta memoria histórica nos da la posibilidad de visualizar un proyecto alternativo al impuesto. Conocer el pasado para resignificar el presente.

En las décadas recientes se ha vuelto la mirada a la reconstrucción de la memoria histórica, donde se insertan a los grupos sociales invisiblilizados como los afroamericanos, los pueblos originarios, las mujeres, los perseguidos por sus ideas, entre otros. Para reconstruir la memoria es necesario desmitificar la narrativa de la cultura dominante. Quitar los estereotipos con los que hemos creado una idea de patria, nación héroe y demás; con la intención de glorificar y exaltar la supuesta “identidad nacional”.

A manera de reflexión

La historia y la historiografía instaurada por los Estados Nacionales alentaron la construcción de un relato mítico de los orígenes, las gestas gloriosas de los héroes de la patria. En el contexto que se conforman estos relatos nacionales, tenían la intención de reforzar la cohesión social a través de un sentimiento de pertenencia. Por supuesto que se excluyó lo que no concordara con esta visión. Se apeló a la exaltación del pasado, que ahora poco o nada nos dice.

Las nuevas corrientes incluyen las historias cotidianas, los relatos orales, las historias mínimas de etnias y grupos urbanos marginales. La voz de los protagonistas que de muchas maneras han incidido en los cambios sociales, económicos y culturales. Hay que orientar la discusión en una narrativa que incluya la pluralidad. De tal manera que tenga entre sus ejes la diversidad étnica social y cultural propia de las sociedades contemporáneas.

Finalmente, la historia y memoria tienen sus propios métodos para comparar y trabajar sus lógicas y finalidades en relación con el pasado y el presente. Es necesario señalar que con la perspectiva de la historia no se puede juzgar la memoria, sino en un contexto de comprensión de su existencia, integrarla a un relato plural. Por denso que resulte. La memoria colectiva no se puede excluir y mucho menos negar. Las ciencias sociales y la memoria contribuyen a potenciar el conocimiento histórico. Sin dejar de lado su carácter controversial, por el contrario, problematizar sobre cada una de las propuestas.


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