/ jueves 11 de julio de 2019

Escritura mesoamericana resurgió tras la Conquista de Tenochtitlán

México, (Notimex).- Al menos medio millar de códices que se encuentran dispersos en repositorios de México y del extranjero revelan que la escritura mesoamericana, lejos de sucumbir tras el periodo de la Conquista, resurgió gracias a la comunicación que mantuvieron los grupos indígenas y los españoles.

La etnohistoriadora Ana Rita Valero de García Lascuráin, integrante de la Real Academia Hispano Americana de Ciencias, Artes y Letras, detalló que los documentos son “plenamente biculturales y reconfirman las habilidades de un pueblo capaz de desarrollar un arte comunicativo enteramente propio e inédito”.

Durante el ciclo de conferencias para conmemorar los 500 años de la llegada de Hernán Cortés a tierra mexicana, que se celebra en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH), detalló que tanto en ese último recinto como en el Archivo General de la Nación existen invaluables pictografías.

En ellas que se aprecia la tradición pictórica y glosas en castellano, lo que también se pueden identificar en documentos que se encuentran aún en custodia de las propias comunidades indígenas, así como en repositorios en Francia, Inglaterra, España, Alemania y Estados Unidos, como

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) dio cuenta, por medio de un comunicado, de la conferencia de Valero de García Lascuráin, quien destacó algunos de los “códices del encuentro”, a los que se refirió como "una revolución en términos de comunicación".

Son reveladores porque los tlacuilos incorporaron técnicas como el sombreado o el uso de la proporción, con diseños anatómicos que mostraban movimiento y expresividad, además de que se extendió el uso del papel europeo y se combinó con viejos soportes como el papel amate.

Antes de la Conquista se habían elaborado códices adivinatorios, rituales y calendáricos, y ctras la llegada de los españoles se escribieron doctrinas, catecismos y textos, como el Azcatitlan, que dejaban constancia de la historia del encuentro y la lucha contra los recién llegados.

La especialista explicó que Cortés, por ejemplo, utilizó cartas geográficas de Moctezuma para trazar sus nuevas expediciones y utilizó documentos referentes a los tributos del mismo tlatoani para delinear los planes económicos, fundamentalmente para saber cuáles regiones convenía atacar porque eran altamente productivas.

Otros códices del encuentro son juicios promovidos por indígenas en defensa de su patrimonio y de su integridad fiscal, detalló la también historiadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social.

De hecho, agregó, algunas comunidades acuden al Archivo General de la Nación en busca de sus antiguos códices, para presentarlos como pruebas de desahogo en juicios o demandas actuales.

Hay además obras maestras de botánica, como el De la Cruz-Badiano, el Florentino o el Códice Azcatitlan, un documento del centro de México elaborado en el segundo tercio del siglo XVII, encuadernado a la manera europea con tres secciones.

El primero se refiere a la salida de Aztlán y el peregrinaje de las familias que después fundarían Tenochtitlan en el centro de México; el siguiente trata sobre la capital tenochca en toda su dimensión y, finalmente, relata la entrada de las tropas españolas.

Ana Rita Valero de García destacó que la destrucción de códices la llevaron a cabo, en su mayoría, los mismos gobernantes mexicas antes de la llegada de los invasores españoles, mientras que otros fueron destruidos como producto del vandalismo.

México, (Notimex).- Al menos medio millar de códices que se encuentran dispersos en repositorios de México y del extranjero revelan que la escritura mesoamericana, lejos de sucumbir tras el periodo de la Conquista, resurgió gracias a la comunicación que mantuvieron los grupos indígenas y los españoles.

La etnohistoriadora Ana Rita Valero de García Lascuráin, integrante de la Real Academia Hispano Americana de Ciencias, Artes y Letras, detalló que los documentos son “plenamente biculturales y reconfirman las habilidades de un pueblo capaz de desarrollar un arte comunicativo enteramente propio e inédito”.

Durante el ciclo de conferencias para conmemorar los 500 años de la llegada de Hernán Cortés a tierra mexicana, que se celebra en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH), detalló que tanto en ese último recinto como en el Archivo General de la Nación existen invaluables pictografías.

En ellas que se aprecia la tradición pictórica y glosas en castellano, lo que también se pueden identificar en documentos que se encuentran aún en custodia de las propias comunidades indígenas, así como en repositorios en Francia, Inglaterra, España, Alemania y Estados Unidos, como

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) dio cuenta, por medio de un comunicado, de la conferencia de Valero de García Lascuráin, quien destacó algunos de los “códices del encuentro”, a los que se refirió como "una revolución en términos de comunicación".

Son reveladores porque los tlacuilos incorporaron técnicas como el sombreado o el uso de la proporción, con diseños anatómicos que mostraban movimiento y expresividad, además de que se extendió el uso del papel europeo y se combinó con viejos soportes como el papel amate.

Antes de la Conquista se habían elaborado códices adivinatorios, rituales y calendáricos, y ctras la llegada de los españoles se escribieron doctrinas, catecismos y textos, como el Azcatitlan, que dejaban constancia de la historia del encuentro y la lucha contra los recién llegados.

La especialista explicó que Cortés, por ejemplo, utilizó cartas geográficas de Moctezuma para trazar sus nuevas expediciones y utilizó documentos referentes a los tributos del mismo tlatoani para delinear los planes económicos, fundamentalmente para saber cuáles regiones convenía atacar porque eran altamente productivas.

Otros códices del encuentro son juicios promovidos por indígenas en defensa de su patrimonio y de su integridad fiscal, detalló la también historiadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social.

De hecho, agregó, algunas comunidades acuden al Archivo General de la Nación en busca de sus antiguos códices, para presentarlos como pruebas de desahogo en juicios o demandas actuales.

Hay además obras maestras de botánica, como el De la Cruz-Badiano, el Florentino o el Códice Azcatitlan, un documento del centro de México elaborado en el segundo tercio del siglo XVII, encuadernado a la manera europea con tres secciones.

El primero se refiere a la salida de Aztlán y el peregrinaje de las familias que después fundarían Tenochtitlan en el centro de México; el siguiente trata sobre la capital tenochca en toda su dimensión y, finalmente, relata la entrada de las tropas españolas.

Ana Rita Valero de García destacó que la destrucción de códices la llevaron a cabo, en su mayoría, los mismos gobernantes mexicas antes de la llegada de los invasores españoles, mientras que otros fueron destruidos como producto del vandalismo.

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