“No, yo no escogí el tema, el tema me escogió a mí”, explica Raúl Sangrador, artista visual y actual director del Museo de Arte Contemporáneo de Querétaro (MACQ). El autor queretano ha dedicado gran parte de su obra a montar los cimientos para entablar un diálogo y reflexión sobre la pandemia del Sida desde la plástica.
Raúl era un joven con muchas ambiciones haciendo su paso por la Ciudad de México cuando tuvo su primer encuentro con la enfermedad fantasma, se encontraba estudiando en la universidad.
“Me fui de aquí de Querétaro para estudiar allá y con quién haces, pues, tu grupo de amigos es con la gente que es afín a ti, con la que compartes sintonías, gustos y demás”, recordó Sangrador. “Entonces me empecé a juntar con la comunidad homosexual del Área de Diseño de la Comunicación Gráfica. Todo iba muy bien al principio, como en las películas, yo siempre lo he pensado así, todo era fiesta, estábamos bien, estábamos jóvenes, estábamos llenos de planes, iniciando la universidad. Empezamos a ser una familia”, sonríe.
“Empezamos a formar una especie de familia alternativa, nos cuidábamos, nos protegíamos, repartíamos gastos y convivíamos en un departamento”, agrega.
“De pronto el mayor de todos se transformó, siempre lo pienso así porque yo soy visual. Empecé a notar que ya no era la misma persona, yo no sabía por qué, algo le ocurría a su cuerpo, su tono de piel, su cabello, se estaba transformando.
“Mucho tiempo después… muchos años después supe que el problema era que no sólo vivía con VIH; sino que se encontraba en fase terminal. Ver a alguien así, en ese momento, era algo completamente distinto a lo que es ahora, sin antirretrovirales, ¡imagínate!.
“Me acuerdo de la última vez que lo vi. No lo soporté.
“Yo a esa edad no sabía cómo manejar todo esto, así que me escondí para no despedirme de él cuando se lo llevaron. Se lo llevaron cargando porque pesaba como 50 kilos, y yo no podía con eso, me daba mucho miedo”, recuerda el artista.
“Imagínate, [¿cómo podías] vivir, crecer, desarrollarte, iniciar tu vida sexual, tu vida erótica, tus planes, en medio de este desconcierto, de esta desolación, de ese holocausto?”, cuestiona.
Para Raúl, los momentos difíciles son los que hacen a uno ser más fuerte y eso mismo, y el tiempo, lo hizo entender que tenía que poner manos a la obra. “Estas historias, ese momento, ese fenómeno social, esas muertes, las ausencias, el dolor, el duelo y sus repercusiones que no necesariamente, y lo digo de manera positiva, no todo tiene que ser negativo. A partir de un libro de Susan Sontag, La enfermedad y sus metáforas, me enseñó que la mejor manera de acercarte a un cuadro patológico es así, con una manera científica abierta, entendiendo que las cosas habría que observarlas, desde sus orígenes y cómo desarrollarlas, cómo abordarlas, desestigmatizándolas, desmetaforizándolas”.
El sida no sólo apareció en su vida en ese momento. Lamentablemente, Alfonso, su amigo, sólo fue el primero de una “larga, larga, larga, larga lista”. Poco a poco le tocó ver a su familia adoptiva autodestruirse, ver cómo sus cuerpos se deterioraban y dejaban ir todo rastro de lo que solían ser.
“Entonces cuando llegan los antirretrovirales en 1996, pues todo cambió, pero tampoco de un día para otro. Aquí en México se tardaron muchísimos años en que esos medicamentos tuvieran el acceso universal, que fueran parte de los medicamentos que manejaba la Secretaría de Salud, el IMSS, etc.
“Debió de ser por el 2010 o 2011 que otra vez muere otro amigo, alguien a quien yo quería mucho. Fue cuando dije: `no puedo más´. Porque había de dos, o volverme loco o empezar a buscar respuestas. En ese entonces yo ya estaba en la Facultad de Artes– en la Universidad Autónoma de Querétaro–, comenzaba mi carrera como investigador. En ese momento decidí que mi tema de investigación iba a ser las relaciones entre VIH-SIDA y Arte”.
Para Raúl, el arte siempre fue un fiel compañero. En sus recuerdos más preciados de su niñez se encuentra involucrado este aspecto en su día a día. “El arte me acompañó siempre, pero ahora me acompañaba el VIH y la muerte, y la enfermedad estaban junto de mí siempre”.
De ahí empezó a inscribirse en congresos, plantear las ideas de muerte, SIDA, VIH y el arte. En su búsqueda encontró que otras personas ya se habían hecho las mismas preguntas, ya tenían un “trabajo andado”.
Desde su postura como artista plástico, el arte podía dar registro de cómo afectaba la enfermedad a las personas, de cómo los “transformaba”. Parte de su trabajo lo desarrolló fuera de Querétaro, en la frontera de México con Estados Unidos, en Tijuana en el albergue Las Memorias.
“Ahí [en Las Memorias] se juntaron un grupo de moribundos, gente muy enferma, gente que quería salir adelante de sus adicciones. Ellos se juntaron y empezaron a hacerse fuertes los unos con los otros, tienen varios años bajo la dirección del señor Granillo.
“El VIH lo primero que hace es invocar a la tuberculosis, porque el cuerpo no se puede defender, de ahí el área que tienen para ellos. Es algo muy interesante, porque viven bien, en el sentido de que tienen techo, tienen comida, son atendidos, medicados, ya no se mueren en la calle, aunque suene horrible pero eso pasaba antes. Y algunos no lo logran, entonces se les da un buen entierro. Y a quienes lo logran, se enderezan y salen, continúan con su vida”.
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Además realizó trabajos para representar las nuevas corporalidades relacionadas con el VIH. “Los primeros antirretrovirales generaban lipodistrofia, lo que hacía que las personas tuvieran toda la grasa facial consumida, esa una reacción inmediata de estar bajo antirretrovirales. La pintura no ha reaccionado, no hay retratos de esas personas, de esas mejillas.
“Al final, aunque podemos hablar de un montón de autores y obras, no son ni la milésima parte de lo que habría si no existiera un estigma en relación con el VIH”, puntualiza.
Si bien, Raúl Sangrador tiene un extenso trabajo artístico dedicado al VIH, asevera que éste no es suficiente. La realidad es que, a la fecha, el estigma y los prejuicios en torno al VIH y el Sida siguen presentes dentro de la sociedad mexicana, sin olvidar a la queretana, lamenta.
Desinformación, un arma silenciosa
Alejandra Martínez Galán, coordinadora general de la Asociación Queretana de Educación para las Sexualidades Humanas, Aquesex A.C., comenta que a pesar de tener presencia en el estado desde hace 30 años, la serofobia–miedo irracional que tiene una persona a convivir con otra persona que vive con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH)–, sigue siendo un problema actual.
“Me parece que lo que pasó con Valerio Gámez– artista local y a quien se le negó el acceso a una cirugía en el Hospital General de Querétaro por ser VIH+–hace algunos meses es la evidencia palpable de la ignorancia que existe todavía, y que no debería existir en el sector salud. Es absurdo que hubiese ese nivel de ignorancia en un sector que debería saber cómo se transmite el VIH o las declaraciones que realizó el Secretario de Salud hace algunos años entorno a que había mayor posibilidad de infección de VIH en personas homosexuales, o que hace algunos años un chico fuera asesinado en Mérida por un tema de serofobia”, expresa.
“Eso es lo que nos hace seguir pensando que todavía hay un largo camino por recorrer y que pese a los esfuerzos y el trabajo que se ha hecho para que haya información, para que la gente sepa cómo cuidarse, cómo protegerse, que todavía estamos como hace algunos años, que todavía quedan retos por resolver”, puntualiza.
La activista comenta que cuando se presentó la enfermedad en Querétaro fue difícil tanto para quien portaba el VIH como para quienes lo acompañaban. “Desde negar servicios funerarios, negar misas a pesar de que fueran importantes para las personas, desde la vulneración de los datos personales en el sector salud. No sólo fue en Querétaro, desafortunadamente ha sido en la población mexicana en general.
“Siempre se nos ha preguntado, ¿cómo fue transitar en una población tan conservadora?, la realidad es que siempre ha habido personas, instituciones que han estado abiertas a educarse, a abrir la posibilidad. De pronto la parte más conservadora es la que ha estado del lado de quien nos gobierna, más que de la población. Eso siempre ha posibilitado que desde la comunidad podamos generar espacios para poder realizar acciones de prevención y poder fortalecer estrategias en torno a la educación integral en sexualidad”.
Desde Aquesex han revisado qué estrategias han funcionado en otros países para la prevención de las enfermedades de transmisión sexual. Colaboraron para poder generar la declaración ministerial en la que se tenían dos estrategias: trabajar el tema de educación integral en sexualidad para prevenir el VIH a través del sector salud y educativo, al dar a conocer las estrategias que se han implementado.
“[La educación sexual es importante] porque hablamos de que no nada más es quitar la ignorancia en torno al VIH, sino que en todos los sentidos se puede prevenir muchas cosas. El tema de comunicación es fundamental, la comunicación familiar, la comunicación dentro de las escuelas. El que haya programas específicos escolares a nivel curricular en donde se puedan abordar temas de VIH, prevención de la violencia de género, etcétera”, explica.
“Los beneficios que tiene la educación integral en sexualidad en comparación de otro tipo de programas relativos a hablar de cuestiones de sexualidad, son muchos. Habla de la posibilidad de la asertividad a la hora de la toma de decisiones”, agrega.
En la actualidad, de acuerdo con la activista, el trabajo de las Organizaciones No Gubernamentales ha sido mucho más complicado desde que el gobierno federal ha promovido el desmantelamiento de las organizaciones de la sociedad civil que han dado seguimiento a temas de VIH o trabajado la educación integral en sexualidad, “se quedaron sin financiamiento y sin insumos para poder atender a la población”, señala.
“Esto ha tenido como consecuencia que no haya un seguimiento actual porque el sector salud no está capacitado ni tiene la infraestructura para dar respuesta a las poblaciones clave. El sector salud no se va a meter a los picaderos, el sector salud no hace trabajo de noche como para trabajar en lugares de encuentro sexual o en lugares de trabajo sexual”, complementa.
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Aquesex desde hace más de treinta años ha brindado acompañamiento a personas seropositivas y a sus familias. Desde entonces han pensado en estrategias para responder a las necesidades, impartir educación sexual integral e informar para combatir la serofobia.
Si requieres más información, orientación o atención sobre el tema, puedes contactar a la asociación o al Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH y el sida (https://yvasa.com.mx/capasits-coesida-1065935502272241947)
Cifras del 2021 en México
- 4 mil 662 decesos relacionados con el VIH Durante 2021
- 3 mil 896 (83.6 %) correspondieron a hombres y 766 (16.4 %), a mujeres
- 70 personas fallecieron por enfermedades relacionadas con el VIH en Querétaro
No es lo mismo VIH que SIDA
El VIH (virus de la inmunodeficiencia humana) es un virus que ataca el sistema inmunitario del cuerpo. Si el VIH no se trata puede causar SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida). La enfermedad no tiene cura, pero gracias al acceso creciente a la prevención, diagnóstico, tratamiento y atención eficaces del VIH y de las infecciones oportunistas, se ha convertido en una enfermedad crónica, y los pacientes pueden tener una vida larga y saludable.