Cuando en los primeros años o días de nacido los niños morían, las madres tenían prohibido llorar, porque se creía que si lo hacían, no permitirían que el “angelito” alcanzara el cielo, ya que se estarían aferrando a no cumplir la voluntad divina. Por eso en las fotografías post mortem de principios de 1900, se ve a hombres y mujeres junto al cadáver del bebé o niño, con una expresión pétrea, apretando los labios como en un intento desesperado por contener la tristeza. Incluso hay imágenes donde parece que los familiares sonríen.
Estos retratos formaban parte del ritual fúnebre Velorio de Angelitos, que daba consuelo a las familias al hacer eterna la memoria de un hijo que no se pudo ver crecer. El nombre parte de la idea de que los niños difuntos “están libres de pecado”, y por eso su fallecimiento solo es un paso inmediato al paraíso.
De acuerdo con Arnulfo Salazar, investigador y autor del libro Dichoso de ti angelito, el retrato de “angelitos” tiene hondas raíces en México, sobre todo en la zona del Bajío, en los estados de Querétaro, Guanajuato, Aguascalientes y Jalisco, con profundas costumbres católicas.
El investigador hizo una exploración profunda sobre esta práctica a través del archivo de Pablo Ibarra (1901-1973), del que seleccionó un centenar de fotografías post mortem de niños fallecidos en la región Altos Sur de Jalisco, entre 1920 y 1939. En ese periodo su práctica tuvo un especial auge sobre todo porque la tasa de mortalidad infantil alcanzó una cifra impactante del 163 por ciento en el país, según una publicación de la revista Estudios Demográficos y Urbanos del Colegio de México (Colmex).
Además, otro factor que contribuyó a su popularización fue la democratización de la fotografía, que permitió que familias de todos los estratos sociales pudieran acceder a esta forma de retrato.
Una tradición desde antes de la Colonia
Arnulfo Salazar asevera que el origen de esta práctica podría encontrase en una tradición árabe que se popularizó en España durante la conquista mulsumana, y que luego se expandió por el territorio americano durante la Colonia Española.
Antes de la llegada de la fotografía al país, el autor asegura que los retatos póstumos se hacían a través de exvotos y pintura virreinal donde se pueden encontrar a “ los angelitos”, sobre todo de gente que tenía la posibilidad económica para pagar una pintura.
“La fotografía vino a democratizar las representaciones sociales de prácticamente todos los estratos sociales, también permitió la representación de la muerte”, asintió.
Una bendición
Cuando un niño moría en Los Altos de Jalisco, las familias realizaban una fiesta para celebrar que el pequeño se convertiría en “un angelito” que serviría de interlocutor entre ellos y dios.
De acuerdo con el investigador, los padrinos, tíos o cuñados eran los encargados de vestir y coronar al “angelito” con flores, como símbolo de alcanzar la gracia por haber muerto sin pecado.
"Esas fotografías son documentos emocionales, la gente los conserva, los tienen en la sala. En algunos lugares que yo llegué a visitar me decían: mira, aquí tenemos a nuestro angelito y cada que algo se nos atora le pedimos que nos eche la manita, y no que interceda como santo, sino como une espíritu, un alma que está con dios", dijo el investigador.
En muchas de las imágenes los niños aparecen con su ropón de bautizo, con las manos amarradas en señal de plegaria, y sobre un tendido de flores. También hay fotografías que dejan entrever las condiciones económicas de las familias, en las que las más pobres improvisaban las cajas con guacales de madera para fruta, o simplemente tendían el cuerpo del niño sobre el piso de tierra.
Sobre el descenso de la práctica de este ritual fúnebre a partir de los años 90, Salazar asevera que se debió a la reducción del índice de la mortalidad infantil tras el acceso a las vacunas y mejores sistemas de salud.
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DICHOSO DE TI ANGELITO
Con su libro y la exposición Dichoso de ti Angelito, en el que recopiló el archivo de Pablo Ibarra, el investigador Arnulfo Salazar visitará nuestra ciudad este 31 de octubre. Los interesados en conocer más sobre la fotografía de "angelitos" y apreciar estas imágenes de cerca, podrán hacerlo en el Centro Queretano de la Imagen (CQI), la cita es ese día a las 18:00 horas. El acceso es libre.
Como parte de la especial por Día de Muertos, CQI también será sede del curso La concepción de la muerte desde la imagen fotográfica, que es impartida por el docente e investigador César Holm. Tendrá una duración de tres sesiones (28 de octubre, 1 y 2 de noviembre) de dos horas cada una. El costo es de mil 600 pesos. Para mayor información, escribir al correo: talleres.cqi@gmail.com
–Con información de la Universidad de Guadalajara–