Hay diferentes formas de contar historias, de mirar hacia atrás y seguir el rastro de los pasos de nuestros antepasados. Un hombre encontró una manera original de hacerlo a través de los calendarios, objetos cotidianos que comenzó a guardar desde pequeño como si se trataran de tesoros, hasta conseguir una gran colección que ahora conforma parte del acervo del primer museo dedicado a este artefacto en el país.
Se trata del Museo del Calendario (Mucal), un recinto único a nivel mundial, que abrió sus puertas en Querétaro el 21 de mayo de 2015, bajo el impulso de Roberto Pérez Landín (1938-2020), también fundador de la famosa empresa mexicana de calendarios.
El acervo del museo se integra por más de mil 500 piezas–aunque solo están en exhibición alrededor de 280–, de diferentes épocas, tamaños y estilos; muchas de ellas exhibidas como obras de arte, ya que fueron ilustradas por artistas como Jesús de la Helguera, uno de los pintores de calendarios más famosos, reconocido por su singular aporte a la estética nacionalista.
Contrario a lo que se pensaría, la museografía del Mucal no solo está centrada en la historia de los calendarios, sino también en el tiempo y su medición y en la relación que guarda con la cultura; aspecto que, de acuerdo con el director del Mucal, Ángel Esteva Loyola, fue clave para el desarrollo de las civilizaciones: "El calendario, cuando se inventó, se pudo inventar también la agricultura; eso permitió al ser humano pasar de la Prehistoria a la Historia, fue uno de los pasos más importantes (...) Todas las culturas los tienen, unos más elaborados que otros, pero los calendarios más antiguos son los chinos y los egipcios, del tercer milenio antes de Cristo", asevera el director, quien es el encargado de guiar los recorridos.
Un viaje en el tiempo
El Mucal se compone por 19 salas, la primera abre paso a un pequeño planetario donde se introduce a los visitantes en los aspectos físicos del tiempo y el espacio. Las siguientes hablan sobre el origen de los calendarios, de cómo hace miles de años, “los primeros hombres que habitaron la Tierra se dieron a la tarea de observar la bóveda celeste y sus cambios, se percataron de que había eventos repetitivos y comenzaron a registrar lo que les parecía importante. Numerosas culturas plasmaron estos registros en papiros, códices, esculturas y diferentes materiales de acuerdo con los recursos de su época”, se lee en el recorrido.
Calendarios de Japón, India, Egipto y China se explican a detalle en la exhibición, además de incluirse los sistemas celta, hebreo, musulmán, inca, maya y mexica, el cual es complementado con una réplica monumental en madera de la Piedra del Sol (Calendario Azteca).
Después viene la sección de calendarios mexicanos, en el que se hace un recorrido histórico por estos objetos “que gradualmente se volvieron accesibles para las personas gracias a los adelantos en los sistemas de impresión que sucedieron después de inventarse la litografía en 1776. Desde sus inicios, además de ser un objeto útil para consultar fechas y celebraciones, tuvieron una función informativa, pues en él se divulgaban noticias y sucesos de su tiempo”, se lee en una de las salas.
También se explica la diferencia entre los calendarios y los almanaques con la exhibición de algunas piezas antiguas; en la información se revela la importancia que estos tuvieron, y la razón por la que incluso son considerados precursores del periódico: “Con el México independiente fueron los almanaques los que rigieron el orden de los días y guiaban las festividades civiles y religiosas. Eran libros con un calendario anual y contenían textos informativos de diferentes temáticas. Tal información llegaron a tener que también fueron considerados precursores del periódico. Cada año se ofrecían desde temas turísticos hasta remedios caseros y entre sus páginas fueron publicadas las primeras manifestaciones de publicidad gráfica”.
La museografía contempla un rincón dedicado a pintores como Manuel Piña Vigueras, José Bribiesca, Ángel Martín Merino y Antonio Gómez, quienes llevaron la mexicanidad, el patriotismo, la religiosidad e incluso el estilo pin-up a los calendarios.
Se exhiben pinturas y hasta los pinceles de Jesús de la Helguera, quien también llevó su arte a un cómic que forma parte de la colección del Mucal: Los grandes hechos de los grandes hombres (España, 1930).
Las demás salas hacen un breve recorrido por la historia de Calendarios Landín, y como correlato se habla de la casona que ahora resguarda a su museo. Se exhiben objetos encontrados durante el trabajo de restauración, así como fotografías antiguas que muestran cómo lucía este edificio del siglo XVII, hace 70 años.
La experiencia en el Mucal incluye el disfrute de sus jardines interiores que parecen devorar las paredes con sus enredaderas, así como la exploración de los espacios que aún lucen como hace cinco siglos: capialzados, pozos, aljibes y hallazgos que confirman la existencia de un antiguo obraje y noria en el sitio.
Como toda casona antigua, el espacio cuenta con su propia leyenda fantasmal, que el público podrá conocer en la sala de sitio.
El Museo del Calendario se ubica en Madero 91, Centro Histórico Querétaro. Abre de martes a domingo de 10:00 18:00 horas.
El costo de entrada es de 50 pesos, y niños, adultos mayores con credencial del INAPAM y estudiantes con credencial vigente solo pagan 40 pesos. Entrada libre para grupos escolares de nivel básico sólo con previa reservación. Se recomienda preguntar por la membresía anual.
Cabe mencionar que el espacio cuenta con salas temporadas, biblioteca, cafetería y eventos culturales que pueden conocerse a través de sus redes sociales o página oficial. También existe una tienda de calendarios, donde puedes comprar encontrar ediciones especiales y de colección para este 2024.
Más sobre el calendario
El calendario es un sistema utilizado para organizar el tiempo basándose en eventos astronómicos. La palabra calendario deriva del latín Kalendas, los romanos llamaban de esta manera al primer día de cada mes. Kalenda proviene de calare, que significa gritar o llamar, calar o marcar el día. En este día el sumo sacerdote convocaba al pueblo y anunciaba las fiestas que se harían durante el año y también en este día los prestamistas cobraban las cuentas de cada mes, el libro donde las registraban era llamado Kalendarium.
➡️ Suscríbete a nuestro Newsletter y recibe las notas más relevantes en tu correo
El calendario que usamos actualmente es de origen romano, fue creado bajo el reino de Rómulo, fundador de Roma. Inicialmente contaba con 10 meses lunares de marzo a diciembre y posteriormente los reyes que fueron gobernando lo modificaron para hacerlo coincidir con las estaciones.
El calendario también es un legado de tres tradiciones, una es la utilitaria, pues como seres sociales nos es imprescindible conocer el día a día y las celebraciones de nuestra cultura; la segunda es la publicitaria, pues a muy bajo costo un calendario es un vendedor silencioso que ayuda no solo a grandes empresas a publicitarse, y la tercera es la del regalo, costumbre que se origina con los romanos pues para ellos otorgar un presente en vísperas del nuevo año representaba desear buenos deseos y buenaventura para ese año venidero.